La doctora argentino-israelí Ruth Gabizón Stanley ha dedicado su carrera a estudiar las enfermedades degenerativas del cerebro, incluso trabajando con Stanley B. Prusiner, Premio Nobel de Medicina 1997. Uno de sus más grandes logros ocurrió cuando en la primera parte de esta década desarrolló un Omega 5 que tiene la capacidad de combatir los efectos de enfermedades crónico-degenerativas como Alzheimer, Parkinson, diabetes mellitus y esclerosis múltiple. Este suplemento alimenticio, comercializado en México desde 2017 bajo el nombre de GranaGard, es un derivado del aceite de la semilla de la granada, que concentrado en dimensiones nanomoleculares tiene la capacidad de atravesar la barrera hematoencefálica del cerebro en cantidades adecuadas, lo que evita la oxidación (desgaste) de las células de manera directa. Como contexto, durante su proceso de respiración las células producen radicales libres (desechos) que el organismo va limpiando con normalidad durante las primeras etapas de la vida, pero con el envejecimiento y los problemas de nutrición que conlleva, el organismo tiene menos capacidad para hacerlo y esas sustancian comienzan a cambiar las funciones de las células e incluso a matarlas. Ante este problema es necesario consumir un antioxidante. “Mediante la nanotecnología, el aceite [extraído de la granada] se puede juntar con el agua y de esa forma puede llegar con mayor facilidad a cualquier parte”, explica Samuel Serfati, CEO de Biolife, empresa que tiene los derechos y la exclusividad para vender GranaGard en México. “Acuérdate que el organismo es 60% agua, y si quieres [introducir] grasa tienes cierta limitante”, enfatiza. Por ejemplo, si se abre una cápsula y se deposita su líquido de Omega 3 en un vaso de vidrio transparente que tiene un poco de agua es posible ver cómo queda flotando el compuesto. En cambio, al hacer lo mismo con la nanoemulsión de granada, de inmediato ésta comienza a bajar hacia el fondo del recipiente y al moverla con un agitador se mezcla en su totalidad. TAMBIÉN LEE: Este dispositivo podría ayudar a contrarrestar el Parkinson De acuerdo con Serfati, el suplemento alimenticio no tiene efectos secundarios, al menos que alguien sea alérgico a la fórmula. De hecho, el producto ha sido parte de protocolos de investigación con roedores y humanos, tanto en Israel como en México.

Poder comercial

La comercialización de GranaGard comenzó en Israel, mediante la creación de una startup llamada Granalix, conformada hace tres años para impulsar el producto. Se trata de un consorcio en el que participan los investigadores como socios capitalistas, al igual que Grupo Jayor, una empresa con sede en Venezuela propiedad de Moisés y Samuel Serfati, especializada en la comercialización y distribución de insumos médicos, la cual también es el holding de BioLife. Debido a su apoyo en el proyecto, la Universidad Hebrea de Jerusalem y el Centro Médico Hadassah reciben regalías por las ventas. En primera instancia se encargaron de llevar a cabo protocolos con animales y actualmente están en desarrollo de otros con seres humanos. Hoy en día la empresa de medio oriente es autofinanciada por la venta de alrededor de 7,000 frascos del suplemento alimenticio en Israel, un país con 8.7 millones de habitantes. La compañía declinó dar a conocer sus ventas, pero aseguró que las triplicó en 2018 contra 2017, y que en 2020 las duplicará. TAMBIÉN LEE: Cirugía robótica: el futuro de la salud ya es una realidad En este país la comercialización se da en establecimientos físicos, como farmacias especializadas de productos naturales, pero sobre todo vía e-commerce, debido a que en este lugar del mundo los adultos mayores están muy familiarizados con esa manera de comprar.

Tierra mexicana

En cierto modo, la llegada a México de GranaGard es obra de la suerte, pues la doctora Ruth Gabizón Stanley está casada con Alberto Gabizon, director del Instituto de Oncología del Centro Médico Shaare Zedek de Jerusalén, quien es primo de Serfati, director general de BioLife. “Por cuestiones familiares, como sabe que nosotros estamos en la parte de material de curación y medicamento [vía Grupo Jayor], nos hace del conocimiento de este estudio [de Omega 5 nanoemulsionado] y nosotros invertimos también”, recuerda el empresario. Por lo tanto, la llegada a México era inminente, un país en el que 50 de cada 100,000 habitantes puede padecer Parkinson (Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía) y existen 900,000 enfermos con alguna demencia, entre la que está el Alzheimer (Alzheimer México IAP). Además, hay más de 350,000 individuos con Parkinson, enfatiza Serfati. “Si lográramos nada más el 10% de estas personas ahí estamos hablando de 35,000 frascos mensuales nada más en una enfermedad. No estamos hablando de Alzheimer, que encima es más común, no estamos hablando de diabetes, de esclerosis múltiple”. Con la finalidad de hacerse de este mercado, Grupo Jayor creó BioLife, compañía que comenzó a operar en 2017. Para iniciar la comercialización fue necesario obtener la autorización (Entrada 163300CO361343) de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y de manera paralela echar a andar una serie de investigaciones para demostrar los beneficios del producto, así como introducirlo en establecimientos comerciales. El suplemento alimenticio, fabricado en Israel y envasado en un laboratorio especializado en México, tiene un precio máximo de 682 pesos en la presentación de 60 cápsulas y de 380 pesos en la de 30. Durante su primer año de operación en el país la empresa facturó 4.2 millones de pesos y vendió 20,786 frascos. En 2018 vendió más de 5.3 mdp y 23,506 frascos, y para 2019 esperan alcanzar 18 mdp en ventas. “Simplemente nuestro inicio fue de colocación. Por eso, cuando la gente lo conozca se va a disparar la venta”, asegura Serfati. Primero llegaron a la Ciudad de México, para posteriormente ir a Puebla, Chihuahua y Tijuana. Pero con la entrada en Sam’s Club el producto ya alcanzó la cobertura nacional, la cual también incluye Costco, Farmacias San Pablo, Farmacias Especializadas, Super Mayoreo naturista, entre otros. “Es bastante complicado [ingresar en este tipo de establecimientos], sin embargo, lo logramos por las características del proyecto”, describe Serfati. También hay venta en línea, sin embargo, los resultados no son tan buenos como en Israel. “En México no se ha incentivado que las personas mayores tengan fácil acceso a comprar por internet y por eso para nosotros el desarrollo es un poquito diferente, [y preferimos entrar] en farmacias importantes”, ahonda.

Ratas de laboratorio

Geriatras como Álvaro Sáenz de Miera Camino, egresado de la Universidad La Salle, son escépticos acerca de los resultados que pudiera tener el GranaGard: “Como complementos nutricionales a lo mejor pueden ayudar, pero hoy no hay un estudio que al menos a mí me satisfaga y me diga que esto va a ser un tratamiento”. Y precisamente para continuar la expansión del suplemento, Biolife se ha dado a la tarea de llevar el producto a centros de investigación para que le hagan pruebas relacionadas con su contribución a amainar problemas pancreáticos, Parkinson y deterioro cognitivo. En la lista están el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez y el Hospital Gea González.
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Cuando ya salen estos estudios a la luz pública, el crecimiento es exponencial porque ya el mismo médico, el mismo paciente ve que ya se está demostrando que tiene una función importante”, puntualiza Serfati. Hasta ahora únicamente hay investigaciones preliminares en nuestro país, las cuales, de acuerdo con Serfati, han dado “excelentes” resultados en roedores con Parkinson. En el caso de diabetes, dice que al ingerir GranaGard los animales de laboratorio tienen una mejoría en sus niveles de azúcar en sangre. Gabriel Gutiérrez Ospina, quien trabaja líneas de laboratorio relacionadas con la plasticidad cerebral en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, es uno de los especialistas que actualmente evalúa las propiedades del suplemento alimenticio. A mediados del año pasado, BioLife se acercó para mostrarle el producto y decidieron instalar una unidad experimental para evaluar los efectos neuroprotectores que tiene el Omega 5 nanoemulsionado de la granada en el caso de enfermedades neurodegenerativas. La idea es que con este tipo de estudios el producto se convierta en un medicamento, indica el científico. “Después de leer algunos artículos generados por los colegas de BioLife y ver también las características que presentaba GranaGard nos pareció importante intentar instrumentar un modelo de Parkinson en la rata para tratar de dilucidar si tiene potencial como neuroprotector y/o como terapéutico una vez adquirida la enfermedad”, cita el especialista de la UNAM. El protocolo consiste en el diseño de una toxina que daña una región del cerebro específica que se altera en el Parkinson. Para ponerla a prueba se dividió a los animales en grupos, uno de ellos tratado con el Omega5 nanoemulsionado antes de utilizar la toxina y otro después del daño. En ambos casos se observó una disminución de la sintomatología o la ausencia de ella, asegura Gutiérrez Ospina. Los resultados de los estudios piloto, aplicados en cerca de 60 ratas, animales que tienen un cerebro parecido al de los humanos, arrojaron que alrededor de 80% de los roedores tratados con GranaGard antes de la toxina no desarrollaron ningún problema neurológico evidente. Un 20% sí lo hizo, pero con un daño menor. En el caso de los animales que fueron intoxicados y el tratamiento con GranaGard inició después de la intoxicación, 75% mostró una recuperación de entre 85 y 90%, con lo que se redujo la sintomatología motora con relación a los grupos que fueron intoxicados y que no fueron tratados con el producto. “Entonces esto indicaría que el GranaGard funciona, tanto como neuroprotector, como terapéutico”, expone el investigador. TAMBIÉN LEE: Mexicanos gastan 41% de sus ingresos en salud: OCDE El paso siguiente es ampliar el tamaño de la muestra a alrededor de 100 animales, para luego empezar a utilizar el suplemento alimenticio en estudios clínicos de fase 1 con humanos, los cuales se harían en colaboración con hospitales, lo que podría ocurrir a mediados de este año. Para lograrlo será necesario invertir entre 50,000 y 70,000 pesos por parte de BioLife, lo que servirá para la compra de las ratas, algunos fármacos y el mantenimiento de los roedores en bioterio, entre otros. Gutiérrez Ospina dice que en su caso nunca cobra honorarios. Finalmente, los resultados tendrán que ser publicados para que sean sometidas a revisión por pares y quede garantizado que el trabajo se llevó a cabo correctamente. “A lo mejor, este antioxidante [GranaGard], si se demuestra que pudiera tener alguna utilidad, pudiera darse [a los pacientes] pero desde el principio, y a lo mejor pudiera ayuydarnos también a retrasar la progresión de la enfermedad. Pero así como mágico, que te lo tomas y te cura el Parkinson y el Alzheimer, de innguna manera, al menos en el momento actual”, indica Sáenz de Miera Camino.

Nuevas fronteras

Además de sus planes para México, Granalix pretende introducir el producto en Europa, principalmente en Grecia, a donde está previsto iniciar la comercialización en el primer trimestre de 2019. Mientras esto ocurre, BioLife ya ve como una posibilidad el salto a Argentina y Perú, lo que tendrá lugar una vez que terminen los protocolos que pretenden demostrar la eficiencia del producto. La idea es que en 2020 haya presencia en buena parte de los países de Latinoamérica. Aunque el sueño es ingresar en el mercado de Estados Unidos en algunos años. “Eso es ya es algo mucho más complicado y son más años”, reconoce Serfati. Por lo pronto, la expansión en México dará mucho con qué entretenerse a la empresa.

 

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