Por Arturo Dean/Animal Político  Desde que se anunció la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), en 2014, Andrés Manuel López Obrador ha mantenido su rechazo a esa obra, argumentando que es demasiado cara, con un costo total estimado de 13 mil 300 millones de dólares, y que detrás de ella puede haber corrupción. En tanto, el actual candidato a la presidencia planteó en 2015 una propuesta alternativa: complementar el actual Aeropuerto Benito Juárez con la base aérea militar de Santa Lucía, en Zumpango, construyendo ahí dos pistas adicionales a la que ya existe, para vuelos comerciales, en un periodo de tres años. Ese proyecto de Santa Lucía fue elaborado por los ingenieros Sergio Samaniego y José María Riobóo, cuya empresa tiene el antecedente de haber estado a cargo del diseño y construcción del Segundo Piso del Periférico, durante el gobierno de López Obrador en la Ciudad de México. Entonces ¿es viable? Desde que López Obrador presentó su propuesta, y hasta la fecha, el gobierno de Peña Nieto y los especialistas que han colaborado en la construcción del Nuevo Aeropuerto han señalado que es inviable solucionar el problema de saturación del aeropuerto Benito Juárez construyendo dos pistas adicionales en Santa Lucía. Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transportes, ha mencionado en entrevistas que el ingreso de los aviones al Valle de México se da por el norte, a la altura de la localidad de San Mateo, y las aeronaves que quieran aterrizar en Santa Lucía y el AICM tendrían que usar esa misma ruta o espacio. “Ocuparían un espacio aéreo muy similar”, dijo en una entrevista con Grupo Fórmula, en 2015. “Es como tener un cruce de dos carreteras en el aire sin semáforo”, dijo en tanto Federico Patiño, en una entrevista con Televisa. El capitán Miguel Ángel Valero Chávez, quien fue presidente del Colegio de Pilotos y Aviadores de México, explicó en entrevista con Animal Político que, en otras ciudades del mundo, como Nueva York, operan hasta tres aeropuertos al mismo tiempo, coordinándose de forma adecuada para compartir el espacio aéreo. Pero en el caso del Valle de México, dijo, las condiciones orográficas lo complican todo. “Tenemos al este los volcanes, al oeste la sierra de Toluca, y al sur la sierra del Ajusco, solamente nos podemos aproximar por el noroeste, y por el noreste. Si a este aeropuerto (el AICM) nada más nos podemos aproximar por el noroeste, y noreste, y Lucía también, hay un riesgo de colisión por las condiciones orográficas”, dijo el capitán. Te puede interesar Diálogo de sordos, discusión con AMLO sobre Nuevo Aeropuerto: IP Bernardo Lisker, director Internacional de Mitre, centro estadounidense especializado en navegación aeronáutica, ha coincidido en señalar que no sería factible que operen al mismo tiempo el AICM y Santa Lucía, con vuelos comerciales, porque al coincidir en su ruta de aproximación, por seguridad, no podría aumentar la cantidad de vuelos, y persistiría la saturación. En una entrevista con Grupo Fórmula, el director del Grupo Aeroportuario, Federico Patiño, explicó que ahora mismo operan al mismo tiempo el AICM y la base aérea de Santa Lucía, aunque los vuelos de este último son esporádicos, y no en la cantidad que se pretende, si se abriera dos pistas comerciales, para vuelos internacionales. “En la propuesta alterna de Lucía, yo no he visto en los documentos cómo sería el manejo del tráfico aéreo”, insistió el capitán Valero. “Yo no he visto ese ese estudio de gestión de riesgo, que diga la convivencia de ambos aeropuertos no va a ser riesgosa. Dicen que sí, ¿dónde están los estudios?”, agregó. En una conferencia en abril pasado, el vocero de la presidencia, Eduardo Sánchez, criticó que López Obrador no tiene estudios técnicos suficientes que sustenten que la opción de Santa Lucía es viable. Sánchez incluso se refirió al libro que elaboraron Sergio Samaniego y José María Riobóo, donde se señala que solo se tiene una posición a priori sobre la viabilidad aérea, es decir, que aún faltan hacer más estudios. “La opinión de este equipo es meramente de carácter técnico y pretende ser lo más objetiva posible haciendo hincapié en que es a priori y que se requieren estudios para poder emitir un peritaje oficial”, se lee en el texto “Sistema Aeroportuario del Valle de México” (2016), de Samaniego y Riobóo. López Obrador y sus asesores no han presentado hasta ahora un estudio técnico actualizado, sobre que es factible que operen el AICM y Santa Lucía, en el “lado aire”, de forma simultánea. “No hay soluciones únicas” Cuestionado por Animal Político, el ingeniero Jiménez Espriú persistió en mencionar que, “para los ingenieros, no existe una obra de ingeniería imposible”, por lo que podrían funcionar Santa Lucía y el AICM al mismo tiempo, si hay un ánimo positivo de las partes involucradas, para lograr soluciones. “Mitre es una empresa muy seria, muy válida. Ellos han planteado que existe una diferencia en relación a los patrones de descenso y las normas internacionales, que los aviones se podrían cruzar”, expresó. “No dudo de Mitre, lo que pasa es que Mitre tiene una posición y nuestros técnicos, donde hay pilotos, empleados, antiguos empleados del Senear, que es el servicio de control del espacio aéreo mexicano, e ingenieros, dicen que sí hay forma de resolver el problema… viendo la orientación de las pistas”, agregó Jiménez Espriú. El ingeniero incluso aceptó que el diseño del Nuevo Aeropuerto en Texcoco, de los arquitectos Norman Foster y Fernando Romero, “es bellísimo”, y que tener un solo aeropuerto en lugar de dos complementarios sería conveniente, en términos de logística. Sin embargo, criticó que el gobierno de Peña Nieto se cierre a decir que el Nuevo Aeropuerto es la única opción, y que no haya otras alternativas, más económicas. “Es una aberración gastar 250 mil millones de pesos en un elefante blanco, que nos va a tener hipotecados, manteniendo sus instalaciones toda la vida, y que no es justo para un país que tiene tantas deficiencias, cuando se pueden resolver los problemas en forma menos onerosa, de forma austera, pero digna”, dijo Jiménez Espriú. “Aparentemente, hay todo un entramado de negocio, que ya se ve muy complicado destrabar, si se decidiera cancelar el aeropuerto”. – ¿Puede haber incluso una tercera opción, además del proyecto de López Obrador y el Aeropuerto en Texcoco?, se le preguntó. “Para los ingenieros no hay soluciones únicas. Hay opciones. Unas tienen unos beneficios y otras tienen otro”, respondió el ingeniero, que hace unos años participó en la propuesta de Tizayuca, como opción aeronáutica ante la saturación del AICM. 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