Una empresa ofrece proteger tu información confidencial, hacer ininteligibles tus llamadas ante los oídos de los espías y hacerte sentir seguro en entornos hostiles.   El problema no estaba en la cabeza de Vic­tor E. Cocchia. Así nació Vysk: “Fundamos la empresa porque sabía­mos que había un problema con las comunicaciones confidenciales. Yo estoy acostumbrado a tratar con jefes de Estado y con empresarios. Cuando tenían que viajar a París o a Dubai, o estar en una junta, no podían hablar con sus clientes por teléfono, porque obviamente sabían que sus móviles seguramente habían sido intervenidos”. Vysk fue creada por el ve­terano del Ejército de Estados Unidos y emprendedor Victor Cocchia, y el experto en criptografía Michael Fiske, en 2012. Entre sus primeros desarrollos des­tacan unas carcasas que protegen el teléfono y que pueden funcionar como un bloqueador de cámaras. Puro hardware; además, ciertos modelos incluyen una batería adicional para el smartphone. Pero por si eso no fuera suficiente, Vysk creó aplicaciones que pasan las llamadas por canales encrip­tados, lo que evita que las conversacio­nes sean escuchadas ilegalmente o que los mensajes y las fotos caigan en las manos del enemigo. “Las escuchas telefónicas son un problema masivo”, dice Cocchia en entrevista. Nadie duda de sus advertencias hoy en día, después de que Citizenfour, el nombre clave del ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés), Edward Snowden, revelara los documentos que prueban que todo el mundo es espiado a través de dispositivos elec­trónicos comerciales por el gobierno de Estados Unidos, incluso sus aliados. Snowden sacudió al mundo en junio de 2013, cuando después de salir de Hawai en secreto voló a Hong Kong y reveló miles de documentos clasificados de la NSA a los periodistas Glenn Greenwald, Laura Poitras y Ewen MacAskill. En ese momento, el mundo comenzó a entender que estar en internet, usar celulares, compu­tadoras y teclear datos personales en redes sociales es un arma que pueden utilizar los gobiernos, los hackers o las empresas, en contra de la intimidad y seguridad de cualquiera. No son solamente publicistas irrumpiendo en tu vida con apps y cookies. “Nuestro smartphone es una venta­na a nuestra vida”, dice Cocchia. “Pero es como si estuviéramos en una casa de cristal. Está contigo en la mañana, va contigo a desayunar, va a la regade­ra contigo, a las reuniones, a la escuela y al trabajo. Va contigo a cenar, a las vacaciones y a tus citas románticas”. En ese sentido, la compañía de seguridad cibernética comercial Raytheon Websense explica en un documento que el robo de datos puede servir para fines de chantaje, espionaje y beneficio económico, entre muchas otras cosas más. La pregunta interesante, agrega, es dónde terminan los datos robados. En poder del hacker para siempre, responde, o del gobierno o empresa que le paga a los hackers para hurtar esos datos. También mucha de esa información se pone a la venta en el mercado negro. En agosto de este año fue revelado uno de los más escandalosos casos de espionaje. Kaspersky Lab descubrió a través de sus expertos “Darkhotel”, un grupo élite de espionaje y famoso por infiltrar redes wifi en hoteles de lujo para comprometer a ejecutivos corpo­rativos específicos. Los expertos advir­tieron que esta amenaza llevaba más de ocho años activa. “Literalmente un niño de secundaria puede hackear tu teléfono”, advierte Cocchio. “Tomar todas tus fotos, todos tus emails, toda tu información y escuchar la conversa­ción que quiera”. reuters_smartphone Seguridad a prueba de fallas  Sin duda, los ataques cada vez son más sofisticados. Y por fin son tomados en serio. Lejos es­tamos de aquél 2009, cuando el mun­do leía sin mucha atención que Barack Obama podría continuar utilizando su BlackBerry, después de que la NSA le instalara un sistema avanzado de encriptación. La revista The Atlantic informaba que estos aparatos eran evitados por los altos funcionarios debido a que, con la ayuda de progra­mas de espionaje, terceras personas podían tener acceso a sus mensajes de texto, correos y conversaciones. Otro de los problemas detectados en ese entonces, hace seis años ya, es que los espías podían tomar control del sistema de posicionamiento satelital y determinar la posición exacta del equipo, lo que representaría un grave riesgo para un mandatario. En ese entonces, General Dyna­mics ofrecía un teléfono que prometía cuidar tus conversaciones, se llamaba Sectera Edge y costaba alrededor de 3,500 dólares. Todo estaba encriptado, desde los documentos hasta las llamadas. “Hoy no solamente son tus llama­das, piensa en esto: cuando descargas la aplicación Messenger de Facebook, o bajas Google, les das los derechos de encender tu micrófono cuando ellos quieran; dicen que es para darte mejor contenido, para servirte mejor, pero piensa en que también pueden grabar video, en cualquier momento”, advier­te el cofundador de Vysk. Hoy, le recordamos a Cocchia, hay varias empresas que prometen privacidad. Una de ellas es Silent Circle, firma que acaba de arribar a nuestro país, también está la aplica­ción de mensajes Wickr y Threema, por mencionar las favoritas de los hackers en este momento. Por ejemplo, Silent Circle, fundada en 2012 por el creador del PGP (Pretty Good Privacy), Phil Zimmermann; Mike Janke, ex miembro de la Marina Norteamericana y Jon Callas, creador del software de encriptación de Apple, lanzó en 2014 el Blackphone, el teléfono cuyo principal objetivo sería proteger la privacidad de los usuarios, tanto de ciberdelincuentes como de agencias gubernamentales. “Snowden obviamente es un parteaguas. De las revelaciones de Edward Snowden ha­cia acá hay un cambio radical en la era digital y, por supuesto, en la manera en la que se habla de seguridad”, dice Fe­derico Polakoff, director para América Latina de Silent Circle. Cocchia responde que cuando po­nes un producto de Vysk de por medio como escudo de seguridad, debes tener la certeza de que estás protegido. “Así comienza tu privacidad, creé­me. Con la tecnología de Vysk tienes todo protegido, mensajes y llamadas, videos, fotos, tu intimidad. Obviamen­te no podemos hablarte de nuestros clientes, pero nuestra tecnología ya está desde hace muchos meses a prue­ba en el mercado y no ha fallado ni fallará”. Cocchia dice que el mercado en América Latina, y en específico en México, es inmenso.

 

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