El intercambio empresarial se trata de abrir espacio para que los negocios se enriquezcan con conocimientos de otras culturas, mejores prácticas de negocios y los logros e innovaciones de otras marcas.       Un antiguo adagio de la filosofía dice que Solo se Ama lo que se Conoce. Tengo un amigo que trabaja con marcas de alta gama y está convencido que una buena marca es “amada” por sus seguidores. Yo estoy de acuerdo; una marca llega al corazón de una persona y contesta a la pregunta de “por qué” antes de a la pregunta “¿cuánto cuesta?” o de “¿cuáles son las características del producto?” ¿Cómo se hace para que la gente ame a una marca? Claro que hay que dar oportunidades para conocerla e interactuar con ella (con sus productos, servicios, servicio al cliente, etc.); en pocas palabras, crear oportunidades para que sus empleados y “fans” sean embajadores de marca dentro de sus redes personales y profesionales. Pero creo que todo esto forma parte de algo más grande que ha existido por miles de años y que surgió en formas diferentes a lo largo de la historia del ser humano: el intercambio. Cuando existen plataformas para intercambio, existen oportunidades de colaboración, innovación y progreso; las redes sociales y el crowdsourcing son ejemplos de plataformas modernas; el café vienés del siglo XIX y principios del XX era una plataforma para artistas, escritores e intelectuales de esta época. Los aceleradores o incubadoras (ejemplo: Y Combinator de California, EU) de nuevos emprendimientos también son plataformas de intercambio y de inversión. El intercambio es parte de la esencia del ser humano porque somos criaturas sociales. La sociedad, definida por Aristóteles, está formada por dos o más personas que tienen una meta en común. Queremos ser parte de algo más grande y algo que valga la pena; influir de una u otra manera en las vidas de los demás, independientemente de lo pequeña o grande que sea esta influencia. El intercambio no es sólo económico –una marca “amada” llega al corazón, tanto como a la billetera– también puede ser social, cultural, emocional y espiritual. La experiencia con los negocios nos dicen que las organizaciones importantes y las grandes marcas tocan al menos una de estas formas de intercambio. ¿Se acuerdan de los programas –en el colegio y la universidad– de intercambio estudiantil o cultural? Son una manera de fortalecer el conocimiento de un idioma, establecer vínculos con otro país, ampliar su red de contactos, y, en general, conocer una realidad diferente. Estos intercambios son herramientas muy efectivas para influenciar en el comportamiento de futuros líderes, porque –con el intercambio de ideas- abren la mente a la posibilidad de colaboración y progreso en sus propias empresas y comunidades. Y de esto se trata el intercambio empresarial – abrir espacio para que los negocios se enriquezcan con conocimientos de otras culturas, mejores prácticas de negocios y los logros e innovaciones de otras marcas. El intercambio empresarial despierta la curiosidad para seguir oportunidades que tendrán un impacto sobre persona y sociedad más allá de solo lo económico o utilitario.     Contacto: Twitter: @ClarkEsther Email: [email protected] Blog: www.hiponaconsulting.wordpress.com   *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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