Reparten culpas de la pérdida electoral
La gente votó por lo intermedio y conocido. Lo demás se difumina. Y ahora todo indica que el país se perfila a enfrentar en 2018 un nuevo escenario de alternancia.
Primero. El resultado real: El PAN solito ganó 3 gubernaturas: Aguascalientes, Chihuahua y Tamaulipas; en alianza con el PRD, otras 3: Durango, Quintana Roo y Veracruz, y en alianza con el Panal, PT y dos partidos locales, ganó Puebla. Sí, en total 7, pero no perdamos de vista las alianzas y lo que esto puede generar. Perdió Oaxaca y Sinaloa.
El PRI, en sus alianzas con el Verde y el Panal, ganó 5 gubernaturas: Hidalgo, Oaxaca, Sinaloa, Tlaxcala y Zacatecas.
Segundo. El análisis: El PRI amenazó con ganar 9 gubernaturas y sólo consiguió 5; no ganó 4. El PAN amenazó con ganar 3 o 4, y ganó 7; se las encontró por ahí y no supo ni cómo (técnicamente no las ganó, las perdió el PRI). Por eso la reacción tan exagerada de su dirigente; se encontró un billete de lotería y le salió premiado, no estaba en sus cálculos. Recuperó 2: Oaxaca y Sinaloa.
Tercero. El chisme: Como buenos mexicanos, en el PRI todos se echan la culpa. El PRI viejo a los nuevos; los dirigentes le echan la culpa al presidente por su imagen negativa y el famoso mal humor social; la iglesia le echa la culpa a la reforma de las uniones igualitarias; el líder del PRI, Manlio Fabio Beltrones, reaccionó con un anuncio rodeado de jóvenes, diciendo que ya entendieron lo que está mal y que algo harán.
En el PRD, su dirigente anunció que el partido es ingobernable y que está quebrado (ahora sí creo lo que un buen amigo decía: Basave llegó para destrozar el partido).
Por otra parte, Morena está exultante porque en una elección de constituyentes logró la mayoría de votos; no obstante, hay que tomar en cuenta que casi nadie salió a votar y que esta elección no es equiparable a la de gobernantes.
Más chismes: Morena vendió su voto. En un estado apoyó al PRI, en otro al PAN y sigue vendiéndose al mejor postor. Tanto así que ahora no pegó de gritos por nada.
Los independientes vivieron su realidad: no lograron nada, no hay apoyo, no tienen estructura y lograron sus registros, en algunos casos, con triquiñuelas que no pudieron sostener.
Cuarto. El descubrimiento: Ya nadie le cree a las encuestas, los viejos esquemas ya no funcionan, ya se gastó el modelito. Ya venían dándose cuenta de que al elector, a la sociedad y al ciudadano les mentían flagrantemente, pero lo aguantaron. Ahora ya no les funcionó y todos quedaron mal en sus cálculos. ¿Que sigue?
Quinto. La cruda realidad y la óptica del ciudadano: Estamos viviendo el nuevo calendario de elecciones; gubernaturas de dos años; el fenómeno de los independientes, que es una puerta falsa de políticos chapulines; un exceso en las campañas electorales; una spotiza indiscriminada, mentiras flagrantes de los candidatos, posicionamientos publicitarios, fáciles y sin fundamento; endeudamientos estatales, y una gran corrupción e inseguridad.
Y, por otra parte, el escenario partidista: un PRI con gobernadores y prácticas viejas y rancias; una izquierda perdida y difuminada que hoy no es opción, ni el PRD, ni Morena; esta vez, la gente votó por el menos pior y entonces votó por el PAN, lo intermedio y conocido. Todo lo demás se difumina.
Todo indica que el país se perfila a enfrentar en 2018 un nuevo escenario de alternancia.
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