En los últimos 20 años ha sido cada vez más común encontrar historias de resistencia, resiliencia y hasta de sobrevivencia de la creciente población inmigrante en Estados Unidos, particularmente de los migrantes latinos que desde que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos, han padecido muestras cada vez más acentuadas de racismo y xenofobia. Para contrarrestar ese sentimiento, varios cineastas se han dado a la tarea de rescatar historias que muestren la tenacidad de los latinos, siendo la película Te llevo conmigo de Heidi Ewing una de las más recientes.

Estrenada en el Festival de Sundance y presentada en el Festival de Cine de Nueva York, la película de la realizadora Heidi Ewing presenta la historia de Iván (Armando Espitia), un joven chef poblano que decide emigrar a Nueva York a finales de 1994. Conflictuado por su orientación sexual, Iván abandona a su pequeño hijo y a su amante, un profesor universitario llamado Gerardo (Christian Vazquez).

Podría parecer que Te llevo conmigo remite a películas como Bajo la misma luna (Patricia Riggen, 2007), Una vida mejor (Chris Weitz, 2011) o Guten tag Ramón (Jorge Ramírez Suarez, 2013) y aunque conserva de ellas un interés fundamental en sus personajes e interacción, la película de Heidi Ewing esta estructurada en tres tiempos distintos, incorpora el género documental y cuenta con una fotografía rica en tonos azulados y verdosos que parecen tomar un aire de aquellos presentes en la película ganadora del Oscar, Luz de luna (Barry Jenkins, 2016).

La película cuenta con un fuerte ensamble actoral, encabezado por el joven Armando Espitia que junto a Christian Vazquez, Luis Alberti, Michelle Rodríguez y Raúl Briones representa una nueva generación de rostros para el cine mexicano, apoyados con la experiencia de nombres como el de Arcelia Ramírez y Ángeles Cruz. La historia ofrece sensibles puntos de comunicación con la experiencia de migrantes y minorías, particularmente el momento en el que Iván, no el personaje, sino la persona, dice a cuadro: “no puede ser que un país destruya la unión entre un padre y su hijo”.

Basada en una historia real y presentando a los reales Iván y Gerardo, Te llevo conmigo es una invitación a dejar de ocultarse, sea por una preferencia o por una condición migratoria, de forma que el miedo a ser “descubierto” y etiquetado, pueda transformarse en una oportunidad para simplemente “vivir”, consciente de los sacrificios que esa elección implica. Dice Iván, esta vez el personaje no la persona, “el sueño americano corre en cámara lenta”; de ser así, Te llevo conmigo nos muestra que incluso si tarda en llegar, el sueño de una mejor vida no le pertenece a un país, sino a las personas que lo construyen.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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