No es un secreto para nadie que la pandemia ha tenido un efecto en nuestras vidas. Que no somos las mismas personas que éramos hace 7 meses, algo que los gobiernos, las empresas, las universidades y tantas otras instituciones pueden compartir también. El cambio llegó de manera inesperada, mientras miles batallaron con las herramientas que tenían a la mano para hacer frente a un enemigo invisible. Ahora que han pasado los días, y que la adaptación sigue en un marco de reactivación, es que podemos sentarnos a analizar con más detalle cómo toda esta situación ha dejado una gran huella en nuestras vidas, que seguirá acompañándonos por mucho tiempo más.

El salto a lo digital, uno de los puntos más importantes y recurrentes en esta pandemia, no es sencillo; por más obligado que sea, por más necesidad que exista. América Latina tiene una gran oportunidad de crecimiento. De acuerdo con datos de la CEPAL, el 66,7% de los habitantes de la región tenían una conexión a Internet en 2019; gran parte del resto tienen
acceso de manera limitada o simplemente no la tienen, un gran reto y al mismo tiempo una gran oportunidad. Lo mismo aplica para los negocios. Hay una brecha que debe cerrarse cada vez más y por eso hay que entender las verdaderas necesidades de la región en temas de educación digital. Las nuevas tecnologías no deben pasarnos por encima; deben ser cada vez más aterrizadas a nuestras realidades pues son, al final, el futuro de múltiples esferas de nuestra vida.

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A esto hay que sumarle las nuevas realidades del contexto que nos rodea, y uno de los grupos más afectados por la pandemia, sin duda alguna, son las mujeres, quienes se han enfrentado a grandes desafíos no solo desde la perspectiva laboral, sino familiar y económica. De acuerdo con el Banco Mundial, debido a la pandemia la brecha de género puede ampliarse mucho más, pues la pérdida de empleo para una mujer implica no sólo la pérdida de un ingreso, sino además la de su independencia financiera, sumado a factores adicionales como embarazos,
violencia intrafamiliar y una mayor carga de responsabilidades en el hogar, por no encontrar nuevas oportunidades.

Existe una relación que debe fortalecerse mucho más entre las dinámicas de la reactivación y el entendimiento de las necesidades reales de poblaciones que buscan cada vez más de nuevas formas de hacer parte del mercado laboral y así poder contribuir a la transformación digital que de manera acelerada crece cada día más como una consecuencia más positiva de la pandemia.

Con esta mirada, hay que buscar cómo fortalecer estas esferas, y he aquí la importancia de toda iniciativa en la que se busque un encuentro entre el fortalecimiento de las habilidades digitales de la región, el fortalecimiento de la participación de la mujer en el mercado laboral, nueva oportunidades, entendiendo además que en el contexto actual hay limitaciones por la
pandemia. Hay, sin duda alguna, que esforzarnos más por lograr esos puntos de encuentro que permiten de manera simultánea, responder a lo que realmente, como sociedad, necesitamos. Gobiernos, empresas, sociedad civil, todos tenemos una responsabilidad, tanto de crear iniciativas así como de darles mayor visibilidad y apoyo a quienes desarrollen alguna.

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Este es el caso de Google.org, brazo filantrópico de Google, quien conociendo el trabajo que grupos como Laboratoria han desarrollado en América Latina, decidió hacer una donación de 1 millón de dólares durante los próximos tres años para soportar la creación de un programa en
el que las candidatas puedan desarrollar habilidades de autoaprendizaje, además de tener la posibilidad de obtener alternativas de formación y conexión con el mercado de las tecnologías de la información. Esta conexión con el mundo laboral, adicional al fortalecimiento de
habilidades, generará nuevas y mayores oportunidades para las mujeres de la región, a través de experiencias de aprendizaje que logren prepararlas mejor para el mundo laboral actual.

Tenemos que ver cada vez más, y con detalle, las oportunidades que puedan crearse para un mundo más conectado y diverso. Las características de nuestra región, que buscamos cambiar y que se han transformado de a poco con el paso del tiempo, no pueden ser una limitante.

Una nueva realidad en donde existan oportunidades para todos, en donde se fortalezcan las habilidades necesarias para el futuro, y en donde ser mujer no sea un freno, permitirá que crezcamos, que seamos referente, y logrará que América Latina sea cada vez más, un nuevo nodo de crecimiento para sus habitantes.

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*Adriana Noreña es vicepresidente de Google para Hispanoamérica

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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