Laura, de 25 años de edad y habitante del Estado de México, vivió los episodios más cruentos de la emergencia sanitaria en 2021 cuando su hermano y madre murieron a causa del Covid-19.
Acudir a terapia emocional para tratar de sobrellevar sus pérdidas también le ha implicado un reto. Desde encontrar un psicólogo y un psiquiatra que puedan atenderla hasta poder pagar los servicios de ir a una clínica de salud mental.
Hace unos meses, encontró una solución con quien es ahora su psiquiatra de cabecera. Ahorrar en gastos de traslado y consultorio, hablando a través de su telefóno inteligente o computadora: la teleconsulta.
La irrupción del Covid-19 y el confinamiento han abierto la posibilidad de que los servicios puedan ser prestados a la distancia y el segmento de salud se ha convertido en un nicho de crecimiento importante.
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De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 26% de la población carece de afiliación a servicios de salud pública o privada; 45% cuenta con seguridad social pública; 27% tiene acceso a sistemas públicos diferentes a la seguridad social y sólo 2% tiene seguro privado. Por esto, la telemedicina es una opción viable.
De acuerdo con la consultora McKinsey Global, a partir de los cambios que trajo la pandemia, el sector salud ha entrado en una revolución para tratar de llegar a más personas que requieren atención.
Por ejemplo, según el Centro Médico para Niños de Cincinnati, en Estados Unidos, durante todo 2019, año previo a la irrupción del Covid-19, atendió 2,000 consultas remotas. Sin embargo, para julio de 2020, en plena crisis por el Covid-19, atendió en promedio 5,000 consultas médicas por teleconferencia a la semana.
En ese sentido, especialistas estiman que las consultas médicas a distancia pueden representar el 30% de todas las consultas de salud en el futuro. Y los casos abundan, tan sólo en Japón, menos de 1,000 instituciones ofrecían atención remota en 2018; en julio de 2020, lo hacían más de 16,000, según la consultora.
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Ante la apremiante necesidad de conectar a médicos, especialistas, con sus pacientes, en algunos casos asentados en zonas remotas o con acceso a internet limitado, es que han surgido diversas plataformas que buscan llenar los huecos que existen en la atención a la salud.
Un caso de éxito es el de la plataforma de telemedicina Doxy.me que desde hace siete años viene perfeccionando un sistema capaz de solventar todas las barreras de conectividad y enlazar a los médicos con sus pacientes a través de dispositivos móviles o computadora.
La solución con la que opera Doxy.me es sencilla: la plataforma, que es gratuita, ofrece a los profesionales de la salud la posibilidad de conectarse con sus pacientes a través de videollamadas ya sea para un primer diagnóstico o para dar seguimiento a tratamientos, explica Varun Arora, director general internacional de Doxy.me, en entrevista con Forbes México.
Con la plataforma, un paciente en México o Brasil puede contactar a un especialista en dermatología en Estados Unidos o Francia, y viceversa. El paradigma de la distancia y acceso a la salud se rompe a través de una plataforma confiable y estable.
A la estabilidad y accesibilidad, se suma la privacidad. Tanto médico como paciente tienen garantizado que Doxy.me no almacena ningún dato personal o documento al momento de utilizar la plataforma.
Basta con el nombre o una liga de reunión, similares a las de Zoom y Google Meet para hablar con un médico según las necesidades de cada paciente.
Médico y paciente pueden establecer el costo de la consulta o su gratuidad a criterio, para lo cual la plataforma ofrece otros servicios como herramientas de pago como Stripe en una membresía mensual dirigida a profesionales de la salud.
Y los números hablan por si solos. Tan sólo el año pasado, Doxy.me ha logrado que 1.1 millones de proveedores de salud utilicen su plataforma de comunicación en los 150 países donde tienen conectividad. Que significa esto: que en todo 2021, la plataforma pudo albergar alrededor de 190 millones de consultas médicas que se traducen en 4.2 mil millones de minutos.
“El propósito de Doxy.me es alcanzar más personas y en regiones como América Latina y en países como México sin duda poder alcanzar a estas personas quiere decir llegar a puntos remotos, puntos rurales de los cuales no siempre hay especialistas médicos.
“Sin duda, los sistemas de seguridad social, el IMSS por ejemplo, hacen su mejor esfuerzo, tratan de proveer salud a todos los mexicanos, pero Doxy.me finalmente es una herramienta que se podría empezar a usar”, añade Arora.
Y aunque la conectividad en México podría representar el reto más importante de Doxy.me, Arora destaca que el amplio uso de teléfonos inteligentes de baja y alta gama a la que se suma la capacidad tecnológica de la plataforma, ofrecen una alternativa para atender a decenas de pacientes con poco acceso a la salud.
De acuerdo con el Inegi, el 43% de la población mexicana no tiene acceso a internet a la que se suma que en México existe 2.4 médicos por cada mil habitantes.
“Hay que reconocer que hay una enorme aceptación digital de teléfonos inteligentes en México por los cuales puede funcionar perfectamente bien Doxy.me y de hecho funciona a una banda ancha muy baja y por lo tanto no ocupa mucha memoria y todo esto permite alcanzar estas zonas para que exista un primer diagnóstico y poder entender qué tiene este paciente y ver si es necesario que se traslade a zonas urbanizadas para ver a un especialista o se pueda tratar con recomendaciones médicas por la vía virtual”, enfatizó Arora.
Tras un abultado éxito en Estados Unidos y Canadá, Doxy.me busca llegar ahora a varios rincones de México y América Latina para acortar la brecha entre médicos y pacientes. La apuesta es que la plataforma pueda automatizar el lenguaje según la región de los pacientes en el corto plazo.
Para lanzar su plataforma en español, Doxy.me cuenta con alrededor mil proveedores de salud y se espera que en el futuro este número se pueda incrementar incluso con intérpretes para pacientes de pueblos originarios.
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