En el programa Billions del canal de cable norteamericano Showtime hay una escena en el inicio del desenlace del pasado domingo 30 de abril que abre la puerta para una trama alternativa a la que al final el programa presenta. En un juego en el que se dividen alternativamente el papel protagónico y antagónico los dos personajes principales, Charles Rhoades y Bobby Axelrod, hay un motor que distribuye la carga emocional de cada uno de estos personajes para inclinarlos hacia uno u otro lado del espectro teatral, y este motor es Wendy Rhoades, esposa de Charles y consejera emocional de la empresa de Axelrod. Personaje fundamental en la trama, dada su madurez emocional y el perfil de observadora permanente de todo lo que ocurre en la serie -su papel es de una doctora en psicología que estudia el comportamiento humano para buscar y encontrar las debilidades y fortalezas de los trabajadores de alto nivel para optimizar su rendimiento-, cada acción de Wendy (nótese el guiño de los escritores al personaje de Peter Pan) va cargada de una intención racional que la mayor parte de las veces está escondida en la superficialidad de la emoción inmediata. La nuestra y la de los personajes. Así, al iniciar el momento climático del programa del pasado domingo, Wendy tiene una conversación con su esposo, Charles, sobre una situación de alto riesgo, de la cual quiere ella protegerlo, en la que recibe una respuesta muy característica a la personalidad de Charles, pero entregada de una manera inconvencional a la normal euforia y estamina con que Charles se defiende ante las observaciones de Wendy. Acto seguido Wendy, sorprendida por la respuesta -sorpresa que se puede enmarcar en una reacción profesional ante un comportamiento que se sale de la predictibilidad que define al hombre/personaje- ella se retira de la conversación y camino al elevador llama a la oficina corporativa para girar instrucciones que involucran a la empresa de Axelrod. El empleado que recibe la instrucción cuestiona momentáneamente la instrucción de Wendy -lo que nos ayuda a estar alertas sobre la acción- pero la acata dada la cercanía de Wendy con el jefe Axelrod y su acceso a decisiones de alto nivel en nombre de la empresa. Al final del capítulo vemos como el curso de la trama aparentemente había sido manipulado por Charles Rhoades para perjudicar a Axelrod -su némesis-, aun a costa de todos sus ahorros. Con una carcajada siniestra parece que Rhoades ha ganado la jugada. Pero esta ahí la reacción de Wendy después de conversar con Charles en un intento por salvarlo, y la instrucción girada a la empresa. Ambas acciones, tanto la reacción de Rhoades ante el inminente desastre del que lo quería salvar Wendy, como girar instrucciones para comprometer a Axelrod adentro del desastre, aparentemente contradictorias, quedan ahí flotando en el ambiente de confusión que genera el final inesperado del capítulo. Cuando Trump llevo a cabo su conferencia de prensa como presidente Electo para, según el, desmarcarse de sus negocios personales al amparo de un mundo de papeles y la explicación monotónica de una abogada antipática, hicimos aquí la observación de que la verdadera intención de Trump no era de ninguna manera realmente separarse de sus negocios, sino dar la apariencia de separarse de sus negocios para lo que necesitaba un montaje escénico en donde más adelante, ante cualquier cuestionamiento de carácter periodístico o político, pudiera referirse al mismo montaje como el momento en que dio cumplimiento a la ley… aunque no lo haya hecho en la práctica. Desde ese momento a hoy, un poquito más de 100 días de su gobierno, Trump se ha dedicado a mantener una presencia constante en la media a través de provocaciones vía twitter, repetición de sus mantras políticos -Obamacare, inmigrantes, el muro, América para los americanos, reducción de impuestos, cierre de fronteras a viajeros de países árabes, lucha contra el terrorismo, etc. y la difusión constante de la imagen de éxito personal: en su oficina, en el avión presidencial, en los jardines de la Casa Blanca, en sus campos de golf, con líderes mundiales -incluida la negativa a estrechar la mano de Merkel-, y en concentraciones que recuerdan sus actos de campaña. Simultáneamente a su discurso superficial cargado de adjetivos, Trump no ha podido ganar ninguna de las propuestas a fondo que en teoría deberían definir a su gobierno y el éxito de su ideología política. Ni logró eliminar Obamacare, ni logró el presupuesto para el muro, ni logró eliminar la aportación financiera federal a las Ciudades Santuario, ni logró impedir la entrada de musulmanes vía aérea a Estados Unidos. Cada una de sus agresivas propuestas chauvinistas ha sido detenida por los poderes judicial y legislativo. Su margen de popularidad es el más bajo de todos los presidentes de Estados Unidos desde Kennedy, y, aun así, sigue dictando el discurso de la media, impresa, electrónica, alternativa y convencional. Su más reciente y aparente dislate, por el que será criticado una vez más para contraatacar vía twitter y declaraciones flamboyantes, es la invitación a Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas, acusado de dictador y brutal violador de los derechos humanos a través de su ‘guerra vs las drogas’, a la Casa Blanca, al mismo tiempo que se comercializa una Trump Tower en el centro financiero de Manila. Con un código de comunicación completamente distinto al código usualmente utilizado para el dialogo, crítica y desarrollo político de un presidente, en realidad Trump está haciendo su propio camino, buscando su propio objetivo, utilizando la presidencia de los Estados Unidos para beneficiarse él y sus empresas, de manera que los puntos críticos y cuestionables que serían materia de análisis y reflexión en un político de carrera que hablara el lenguaje de los medios y los analistas, son lo mismo que los papeles y la abogada antipática de su conferencia de prensa: distractores que envían señales de que se está haciendo un trabajo político de gobierno, cuando en realidad se opera un gobierno, pero no se concretan las acciones políticas que darían un sesgo ideológico a su gobierno, evitando así comprometerse con un cambio real de rumbo histórico. La extracción de Bannon del Consejo de Seguridad es un ejemplo de rectificación en esta línea. Alguien se dio cuenta que era un mensaje sumamente comprometedor aceptar el ingreso del representante de la línea más radical del ‘pensamiento’ Trump a la última línea de defensa, pues exigía tomar decisiones que tenían que ser concluyentes y confirmadoras de la existencia de una ideología. Lo que para otros políticos profesionales serían las derrotas que ha recibido Trump en estos 100 días de gobierno, para el actual presidente son piezas de un performance necesario para poder continuar con su labor paralela y verdadero objetivo de su labor como presidente: aprovechar cuatro años en una posición privilegiada para afianzar el poder y tamaño financiero de su negocio personal. Wendy toma la decisión de involucrar a Axelrod en el desastre del que quería advertir a su esposo cuando descubre que la respuesta de Charles fue una respuesta estudiada diseñada para satisfacer la expectativa de Wendy ante una situación crítica. El ojo profesional y observador de Wendy le permiten entender que algo está mal en la reacción de su esposo, para, a su vez, poder reaccionar en función de la respuesta recibida. Entendiendo que algo estaba mal en la correlación Axelrod vs Rhoades respecto del negocio que iba a ser desastroso, tomo una acción preventiva en beneficio de Axelrod. La media en Estados Unidos, los analistas, la cooptada media nacional mexicana y sus analistas, no han logrado abstraerse del torbellino informativo que es Trump para poder, desde lejos, descubrir su verdadera intención, y solo reaccionan a las provocaciones y en dirección a la línea marcada por Trump, de manera que nadie ha podido aplicar un ‘Wendy’ hasta el momento. En medio de los intereses económicos y de poder que se multiplican exponencialmente y sin control en el entorno de un sistema político y social tan complejo como el actual, las posibilidades de que efectivamente Trump sea atrapado en su jugada a tiempo, son prácticamente nulas y solo serán materia de estudio, si acaso, en el marco del próximo proceso electoral norteamericano.  
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