En la vida no hay nada como tener la libertad para decidir lo que es mejor para cuerpo y mente a través de hábitos conscientes y equilibrados. En ese sentido, diversos países han decidido orientar sus políticas de salud hacia una regulación de alternativas de consumo de tabaco y nicotina para ofrecer diversas oportunidades de consumo a fumadores, mas allá de la prevención y la cesación. Estos son los países de vanguardia, los que han conseguido logros que hace unos años parecían imposibles.

Pensemos en un viaje. Nada nos estimula más que considerar todas las opciones que nos puede presentar esta aventura. Si viajamos por los países que han aprobado alternativas para consumidores de tabaco y nicotina, tendríamos una experiencia inolvidable: podríamos empezar en Londres, en el Reino Unido, Nueva Zelanda o Japón. Desafortunadamente, este viaje no incluiría a México, porque aquí aún no existe la regulación para estas alternativas.

Unirse a este grupo de países de avanzada sería posible a través de una regulación que permitiera productos innovadores, de riesgo reducido. Aunque es cierto que lo mejor siempre será dejar de fumar, también es verdad que existen adultos que eligen seguir consumiendo nicotina. Estos productos lo permiten y a su vez reducen el olor a cigarro, manchas en los dientes y dedos, y lo más importante: elimina el humo.

Pero las ventajas sociales no son las importantes; también importa la salud. Como los productos alternativos no hacen combustión —sea un vapeador, un cigarro electrónico, o un dispositivo de tabaco calentado— no liberan humo, generando menor exposición a tóxicos, el principal problema asociado a fumar.

La tecnología siempre va a la vanguardia, y las alternativas al cigarro no son excepciones. Los fumadores requieren de la información necesaria para tomar las mejores decisiones posibles. Con una regulación clara, los consumidores tendrían esa información. Y sobre todo, tendrían opción de elegir.

El 31 de mayo es el Día Mundial sin Cigarro. En este marco pensemos: ¿no sería fabuloso que ya no existieran los cigarros? ¿Que fueran una reliquia de museo? Esto es posible. Pero para ello, necesitamos que las autoridades hagan leyes sustentadas en la evidencia científica, como lo han hecho los países avanzados. Nueva Zelanda prohibió las alternativas en un principio. Al darse cuenta de los datos que mostraban que el tabaco calentado y los cigarros electrónicos eran mucho mejor opción que los cigarros tradicionales, cambiaron sus leyes y hoy incluso promueven el uso de estas alternativas. Este país, por cierto, es uno de los que mejor ha manejado la pandemia a nivel mundial. Algo sabrán de salud pública y ciencia.

Estados Unidos, Japón y Reino Unido, han entendido la importancia de moverse hacia adelante. Regular es  el futuro, y nos puede dejar atrás.

Una buena idea sería tomar el Día Mundial sin Cigarro como base: hablar con familiares y conocidos, con los fumadores que son parte de nuestras vidas. Quizás aún no sepan que las alternativas pueden ofrecerles una vida mejor.

 

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