En 2020, México recibió 31,000 millones de dólares en inversión extranjera directa, sin embargo, la voluntad de Estados Unidos de desacoplar su cadena productiva de la proveeduría China representa una oportunidad de duplicar el monto de inversión que puede recibirse cada año debido a la tendencia denominada ally-shoring.

El reporte The Case and Path of Development for Ally- Shoring, elaborado por la US-Mexico Foundation, explica que esta tendencia de reubicar las cadenas productivas puede ser una oportunidad valiosa para la dinámica económica de México

“América del Norte busca generar desarrollo económico, trabajo, crecimiento. La integración de la cadena de suministro se hizo más urgente por el impacto económico de Covid-19, pues la pandemia expuso la naturaleza frágil de muchas cadenas de suministro críticas, y evidenció particularmente la dependencia excesiva de China”, señala el documento.

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En entrevista con Forbes México, Enrique Perret, internacionalista experto en la relación México-Estados Unidos y director de la US-Mexico Foundation, explica que la decisión de Estados Unidos, de acortar la dependencia de la proveeduría asiática está relacionada con el riesgo de exposición a productos poco confiables o sin propiedad intelectual.

Señala que, ante la parálisis generada por la pandemia, muchas industrias han visto reducida la llegada de componentes críticos, lo que evidenció cadenas de suministro opacas y frágiles en industrias como biotecnología

“Se ha acelerado el proceso de búsqueda de que las cadenas de suministro puedan integrarse más con América Latina, hace algunos años se hablaba de off-shoring, que era la búsqueda de instalación de algunos procesos productivos en locaciones que fueran competitivas, luego se habló del near-shoring, que era hacer eso mismo pero en países cercanos, luego vino el re-shoring, que era regresar el proceso.  En el caso de ally-shoring se trata de reubicar estos procesos en países que coincidan en aspectos fundamentales, por eso la oportunidad es tan grande para México”, detalla.

Perret indica que México y Estados Unidos ya son socios comerciales: nuestro país envía 80% de sus exportaciones al mercado estadounidense y, por cada dólar, las exportaciones mexicanas contienen 40 centavos en componentes estadounidenses.

En los sectores automotriz, aeroespacial, defensa, telecom, la industria de dispositivos médicos, conductores y chips, la oportunidad para México es vasta ante la tendencia de ally-shoring; además, cuenta con el T-MEC como un factor a favor.

“Podríamos pensar que hoy tenemos una ventana de 4 años, pero es sólo el inicio, hay una ventana más larga porque la carrera tecnológica va a durar un par de décadas y México no sólo tiene proximidad, sino un acuerdo comercial que plantea reglas claras en materia laboral, de cumplimiento. México tiene grandes ventajas, mano de obra joven, una base productiva manufacturera y mucha experiencia en sectores clave”, afirma.

¿Qué necesita México para (verdaderamente) aprovechar esta oportunidad? Para Enrique Perret, la tarea de México es comportarse como aliado comercial y, en ese sentido, apunta que para el presidente Joe Biden hay cuestiones importantes en la agenda, como el cambio climático y las energías limpias.

“Para las empresas hay factores que tienen peso en la toma de decisiones sobre inversión, como el acceso a la energía barata y limpia, el acceso logístico, la regulación de exportación. Tenemos todo para aprovechar este momento”, añade.

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