Sí, la poesía sigue siendo inteligencia y conciencia crítica…. O al menos ésa es la idea general que varios de los poetas reunidos en Zacatecas tienen del género.     I. De pronto se hizo un silencio en el pequeño patio en el que estábamos reunidos. Luego, todo sucedió al mismo tiempo: alguien exhaló profundamente. Otro más movía la cabeza de arriba a abajo, como gesto de aprobación. Una señora se llevó sus manos a la boca, como sorprendida. Alguien más se secaba una lágrima con un dedo. Algunos se removían en su silla. Cuando el vate colombiano Horacio Benavides terminó de recitar uno de sus poemas, por un momento varios de los que estábamos ahí no supimos qué hacer. No sé quien empezó, pero alguien comenzó a aplaudir. Todos aplaudimos, quizás aliviados de romper el silencio que, aunque brevísimo, parecía que duraba una eternidad. El poema merecía el aplauso, también las lágrimas y el silencio. Decía así:  

—¿Qué hace ese hombre sentado día y noche en el parque? —Espera a sus hijos, piensa que en cualquier momento pueden regresar —¿Y desde cuándo espera? —Desde que se los llevaron Se va y vuelve el invierno y él sigue ahí El tiempo lo ha ido borrando, lo que usted ve es su alma —¿Y sus hijos volverán? —Nadie ha regresado, pero él ha atado a sus muchachos con un hilo de esperanza.

  II. Aunque el poema parece dedicado (pensado) (escrito) para los 43 normalistas de Ayotzinapa que están desaparecidos, éste más bien tiene que ver con una realidad que alguna vez Colombia vivió. Pero ése es el poder que tiene la poesía: lo particular lo hace universal. Y en esa condición, mueve fibras sensoriales. Sí, sigue siendo inteligencia y conciencia crítica, la poesía; también una ayuda para el conocimiento del mundo y la reflexión. O al menos ésa es la idea general que varios de los poetas aquí reunidos en Zacatecas tienen del género.     III. Festival de ZacatecasPerdón, creo que no lo he dicho. El pasado miércoles 3 de diciembre comenzó aquí, en Zacatecas —desde donde escribo estas líneas—, el encuentro poético más longevo en esta ciudad, y que honra y lleva por título el nombre del poeta más importante del estado, y que es también uno de los más importantes de nuestro país: sí, estamos hablando del Festival Internacional de Poesía Ramón López Velarde. En ésta, su edición 32, el bretoniano José de Jesús Sampedro (vate) (amigo) (anfitrión) (organizador) ha reunido a una treintena de poetas de diversas generaciones, de diferentes familias poéticas, y de todo tipo y condición. Han llegado —provenientes de los cuatro puntos cardinales de México, pero también de otras latitudes y territorios— para leer, recitar, convivir, dialogar, reflexionar, en torno de la poesía, en torno de la realidad, en torno de la vida misma.     IV. ¿Que los poetas viven en una burbuja desde donde miran la realidad y la vida? Me temo que eso es falso. Desde el primer día, desde la primera mesa de lectura, desde las primeras palabras poéticas aquí pronunciadas, se ha hecho evocación a nuestra realidad como país. Ayotzinapa no se olvida, ha dicho uno de los poetas. Una poetisa ha pronunciado que nos faltan 43. De hecho, varias de las lecturas, varios de los poemas aquí recitados, han llevado entre sus líneas la oscuridad del ser humano. La bestialidad de la que es capaz la humanidad.
Dylan Brennan

Dylan Brennan

Dylan Brennan, un irlandés muy agradable que vive en Cholula desde hace un par de años, fue uno de los que conmovió con su lectura. Aquí un fragmento:  

Sobre la base sedimentaria del Río Grande o Río Bravo (dependiendo de la dirección de aproximación) su cadáver fue encontrado. Probablemente apestaba. Probablemente era morado e hinchado. Definitivamente estuvo encadenado.

Mientras arrastraron la cosa que antes era él a la superficie centelleante líquidos sucios que habían remojado sus blancos calcetines de algodón debieron derramarse de sus tenis a través de los ojales de agujetas y de sus fosas nasales y bolsillos dejando tarjetas de presentaciones o, más probable, restos de papel con nombres y números garabateados, ilegibles e inútiles.

De Brownsville a Matamoros habían cruzado a visitar a sus padres. Había señas de tortura. Había rentado un coche.

V.

Mejor admitir el fracaso desde el principio: imposible aquí resumir la exhibición de humanidad y sensibilidad de los poetas durante estos tres días que llevamos del festival (que, por cierto, concluye este 6 de diciembre). Unos en mayor medida, otros en menor, el resultado ha sido siempre el mismo: giros, matices, onomatopeyas, explosiones. Estoy convencido que don Ramón López Velarde debe estar sonriendo —desde algún rincón de este cielo azulado—, contemplando su ciudad tomada por poetas. Estoy convencido, de igual forma, que José de Jesús Sampedro ha logrado lo que parecía imposible: desmontar la idea de que la poesía es para gente rara. Porque la poesía interesa a más gente de lo que parece; lo que no le quita que, quizá, sea el único género que tenga más lectores que compradores.     VI. “Si la poesía tuviera una utilidad, ésta sería un recordatorio de quienes somos”, me dice el poeta mexicano Javier Taboada. Luego, añade: “La poesía puede ayudarnos a encontrar un camino para el que la humanidad no encuentra rumbo. Cuando todo fracasa, como en este mundo que hoy vivimos del neoliberalismo, sólo queda buscar en lo más profundo, en lo más hondo, algún tipo de verdad o de verosimilitud, y para eso está la poesía.” Así que, sí, la poesía nos puede servir para alumbrar un poco esta oscuridad. En especial, esta oscuridad a la que ha entrado nuestro país. Porque ella, la poesía, es la voz de la sociedad, me comenta —en otro momento— la española Lola Martínez. “La poesía es reflejo de lo que el poeta vive, así que no es necesario que sea una poesía social. Si la sociedad está viviendo una situación como la actual, la poesía lo tiene que reflejar. Es fundamental.” De origen uruguayo, aunque ya naturalizado mexicano, Víctor Sosa también ve en la poesía una antorcha. “Adorno ya se lo preguntaba: después de Auschwitz, ¿es posible la poesía? Él mismo respondía que no. Yo diría que todo lo contrario: después de Auschwitz, es más necesaria la poesía. Ya vimos que la humanidad es capaz de Auschwitz, aunque también es capaz de la Divina comedia. Creo que no nos puede eclipsar la maldad, el odio, la barbarie que ahora estamos viviendo en México.” Va más lejos: “Debemos pensar a la poesía mucho más allá de la hoja de papel; creo que debemos pensarla como una expresión performática, por decirlo de una manera. Es decir, se está haciendo poesía cuando se está marchando, cuando se está creando consignas originales contra la barbarie, o contra un mal gobierno e indiferente. Creo que el acto poético va más allá del poema. El poema adquiere, se corporeíza en movimientos sociales, en reacciones espontáneas, en actitudes de indignación. Ahí está la poesía.” Para el poeta nicaragüense Nicasio Urbina, no hay más: “La poesía siempre ha sido una antorcha, siempre ha sido una guía. Es una expresión humana, visceral. Creo que en los momentos de mayor caos, y de mayor incertidumbre, la poesía es la que mejor nos puede guiar.”     VII.
Luis Miguel Aguilar

Luis Miguel Aguilar

Por supuesto, el festival ha sido también una fiesta. De la palabra. Del espíritu. Y de la vida. A ritmo de tambora y jarritos de mezcal (que, lo juro, milagrosamente nunca se vaciaban), el jueves pasado el vate José de Jesús Sampedro organizó la tradicional “callejoneada”. Entre los invitados estaba el homenajeado de esta edición: Luis Miguel Aguilar, poeta, traductor, ensayista. Y, claro, los poetas le han cantado asimismo a los placeres mundanos, al amor, a la vejez, al erotismo, a la cachondería. El vate, narrador, cronista y ensayista Arturo Trejo Villafuerte fue uno de ellos; su poema “La luz del mundo” es toda una declaración de intenciones. Escuchémoslo:  

Ven mi amor y humedezcamos las sábanas con el agua bendita de nuestra pasión

Que el sudor del deseo lubrique nuestros actos y que llegue a buen término el acto de amar Ven amor y entrégate completa para darme lo mejor que espero de la vida Eres la numinosidad que guía mis pasos después de pasar por la dicha oscura de mi alma Ven amor y ofréceme tu cuerpo vivo: tus pechos y tus rosados pezones para que me colme de tibieza inusitada Si el deseo nos conduce por esta vía no podemos decirle que no Si los dioses crearon la fuerza del destino llamada vida para que nos encontráramos no podemos decir que no La naturaleza sabe lo que hace por eso cuando el esmegma se derrama entre tus piernas siento mi deber cumplido Eres la luz del mundo esa es mi religión y yo soy sólo un miembro activo de la fe Ven amor y dame los besos más locos y tiernos de tu vida que para eso vine al mundo: para cumplir tus más íntimos deseos.

  VIII. En Zacatecas el clima, su geografía, su arquitectura, la cordialidad de la gente, la belleza de las mujeres, son incomparables. Sobre todo eso. La belleza de las mujeres corta el aliento. Se lo aseguro.     Contacto: Correo: [email protected]       Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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