Las empresas se han visto enfrentadas a un proceso de digitalización forzado a partir de las restricciones sanitarias y muchas de ellas han tenido resultados pobres o incluso, han fracasado en el intento. Se trata de empresas que habían crecido de una forma vertical muy sólidamente, pero cuyas fortalezas no necesariamente son las que el entorno digital necesita, puesto que se requiere flexibilidad y capacidad de adaptación en tiempos cortos.

En el contexto actual, un consumidor con el teléfono inteligente en mano tiene acceso a más tecnología de manera mucho más sencilla que cualquier empresa, quienes además han sido sorprendidas por un cambio repentino para el que no estaban preparadas.

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Por ello, la crisis provocada por la pandemia resulta también en una oportunidad para reconstruir los antiguos procesos que respondían a una realidad diferente. No sólo existe un nuevo panorama frente a la salud, en general, todas las actividades de la sociedad se han visto transformadas, sobre todo aquellas que tienen que ver con lo digital.

“Después de la crisis que atravesó China debido a la gripe aviar, Ali Baba creció exponencialmente y se mantuvo de forma constante; un fenómeno similar pasará con la crisis del COVID-19, tanto a los market places como a los distribuidores crecerán mucho, aunque en este caso, se dará de manera global. Las personas han cambiado su comportamiento de consumo debido a la pandemia y dichos cambios persistirán, muchas personas que no habían tenido contacto con el mundo digital, ahora se vieron en la necesidad de hacerlo. Los consumidores cambiaron el juego, la gran pregunta es si las empresas están listas para responder”, explica Miguel Machado de Keenfolks.

Y en medio de este contexto, la tecnología puede convertirse en uno de los principales conductores de la reconstrucción económica, ya que no sólo impulsará el comercio, sino permitirá la expansión de negocios en situaciones y oportunidades que antes no se habían considerado.

Sin embargo, más tecnología no implica necesariamente la sustitución de las personas, por el contrario, involucra el desafío de colocar a la gente como el objetivo principal de la innovación, anteponiendo sus necesidades y objetivos.

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“Las personas deben colocarse primero en la construcción de cualquier modelo. Cuando pensamos en data, que podría ser el concepto más técnico, lo que en realidad vemos es como las personas son significativas para otras, lo que implica el desafío de crear modelos que puedan tener una salida valiosa y asombrosa para los demás. Las personas lo son todo en la creación de valor, nada tiene sentido si no partimos del prisma de la persona”, asegura Xavi Cortadellas de Keenfolks.

La pandemia se ha convertido en el facilitador del comercio electrónico, puesto que muchas empresas que no habían utilizado de manera constante o profunda la práctica digital ahora han tenido que hacerlo, incluso de forma apresurada. Por otra parte, usuarios que no habían tenido la experiencia de compras o servicios digitales, ahora ven una gran ventaja en su uso. Quienes se transformen, lo adopten, creen experiencias y lo integren en su uso diario, serán las empresas que perdurarán por los próximos años.

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