La reforma electoral propuesta por la presente administración federal, encabezada por el presidente López Obrador, busca concentrar más poder en su persona en detrimento del órgano autónomo más querido por los mexicanos, el Instituto Nacional Electoral (INE). La iniciativa modifica el proceso para designar a los consejeros del INE, así como a los magistrados del Tribunal Electoral, el cual es parte del Poder Judicial de la Federación. La idea es que tanto los consejeros como los magistrados sean elegidos mediante el voto del pueblo, algo que no sucede en ninguna otra parte del mundo. Los aspirantes a estos puestos solo podrán ser propuestos por los tres poderes del Estado: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Cada poder nominaría a 20 candidatos al puesto de consejero y a otros 20 al puesto de magistrado. Dado que el presidente tiene control explicito o implícito de los tres poderes, básicamente el presidente López Obrador capturaría al árbitro electoral.

Asimismo, mediante este paquete de ley, se busca eliminar a los diputados y senadores plurinominales, quienes brindan representatividad de las diferentes corrientes políticas. Es decir, la Cámara de Diputados bajaría de 500 diputados a 300, mientras que el Senado pasaría de 128 senadores a 96. Sin duda, esto concentraría más el poder en el partido del presidente del Ejecutivo; es decir, MORENA. Por último, se eliminarían los organismos electorales locales, mientras que el INE perdería el control del padrón electoral. Esto quiere decir que toda la información del padrón ahora la manejaría el poder Ejecutivo.

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Diferentes actores de la sociedad han comenzado a manifestarse en contra de esta iniciativa. Por un lado, la Iglesia Católica, mediante la Conferencia del Episcopado Mexicano, ha emitido una carta expresando su “franca preocupación” por la reforma electoral, a la cual califica de regresiva y antidemocrática. Por otro lado, el empresariado —por medio de la Coparmex — ha manifestado que no es momento de una reforma electoral, ya que no cuenta con el consenso ciudadano ni con el de todas las fuerzas políticas. Esta confederación de empresarios llamó a todas las fuerzas políticas a rechazar la propuesta de Reforma Electoral. Por último, varios ciudadanos han llamado a una concentración en el Ángel de la Independencia este 13 de noviembre a las 11 de la mañana, para manifestarse en contra de la Reforma Electoral. La bandera de estos ciudadanos es la de defender al árbitro electoral, el cual ha mostrado ser imparcial —en lo general — una y otra vez.

Sin duda, tanto el INE como el Tribunal Electoral son perfectibles. Ambos han cometido varios errores, que se han ido enmendando en los pocos años que México tiene como democracia. Sin embargo, la polarización y el contexto político actual no se prestan para que se discuta un Reforma Electoral que avance nuestra democracia. La administración del presidente López Obrador debe de entender esto y dejar que futuras generaciones sigamos perfeccionando nuestra democracia. Por ahora, es momento de que toda la sociedad se una para exigir más democracia y un árbitro parcial. La realidad de nuestro país muestra que la clase política no ha estado a la altura de las circunstancias como para ofrecer grandes cambios que afecten a los jóvenes de México. Como dijera Churchill, “la democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás”. Más nos vale a todos los mexicanos defender nuestro sistema democrático para que futuras generaciones puedan seguir desarrollando las diferentes comunidades que forman nuestro querido México.

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Contacto:

Jose Roberto Balmori. Director de los programas de licenciatura de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac México

Twitter @jrbalmori

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