El 90% de cualquier cosa es basura, advierte la Ley de Sturgeon, misma que obliga a elegir uno de dos caminos: tomar precauciones con una capa crítica ante lo que se lee, escucha y recibe o, de plano, evitar tomar la vida en serio. Quienes optan por el primer camino suelen encontrar endeble o ramplón el ejercicio del brainstorming o tormenta de ideas, tal vez por lo elemental o por lo poco metódico que puede parecer.

Pero aquellos que dudan de la efectividad de esta lluvia de ideas es porque quizás la han practicado de manera sesgada o incompleta ya que el ejercicio original dista de reunir a algunos espontáneos en un espacio improvisado para que lancen ocurrencias en torno de un tema urgente. 

El valor de esta tormenta

El responsable de popularizar esta técnica para encontrar posibilidades alternas en la solución de un reto fue Alex Osborn. Él fue un publicista empecinado en observar de manera crítica la lógica cotidiana, además de tener el crédito de haber cofundado la agencia BBDO.

El valor del ejercicio del brainstorming pensado por Osborn descansa en dos ejes:

  • Atender el valor de las conexiones entre las ideas
  • Poder bajar el tono a una idea extravagante

Este segundo eje delata la intención de Osborn para motivar al equipo a lanzar ideas fuera de lo común, arriesgadas y altisonantes en un espacio seguro y sobre una base informada.

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Los pasos previos, indispensables

Una idea es el más primario de los actos del entendimiento al reconocer el mundo y sus contradicciones.

Fue en 1919, cuando Osborn diseñó este ejercicio como un agregado de imaginación aplicado a la generación de posibilidades simultáneas en la resolución de un problema. Observó que de manera fácil nos atoramos al generar nuevas (y buenas) ideas y encontró útil este método.

Para participar en una verdadera tormenta de ideas —y a diferencia de lo que se hace en la dinámica laboral cotidiana— cada participante tendría que contar con tres niveles de información antes de acudir a la sesión, de lo contrario su participación sería estéril:

  • Trabajo de campo
  • Investigación documental
  • Conjeturas previas

Para que cada uno estuviera en posibilidad de realizar este trabajo previo, por lo menos se necesitaría una breve descripción del reto con la cual se investigarían, resumirían y jerarquizarían los hallazgos. A partir de tendremos valor líquido hecho propuestas de ideas.

Marco funcional del ejercicio

La dinámica de ideación tiene componentes para ser efectiva:

  • Suspensión del juicio: todas las ideas son aceptadas y registradas.
  • Cantidad sobre calidad: Osborn buscaba posibilidades y conexiones, no una pieza final en la sesión.
  • Perspectiva: la recomendación era alejarse de soluciones convencionales y explorar nuevas posibilidades con los datos investigados.
  • Todos participan: cada invitado a la reunión debería manifestar su aporte como motor colaborativo de la diversidad de pensamiento.
  • Un moderador: con la finalidad de dar seguimiento a estas reglas y obtener el saldo más jugoso del ejercicio, tendría que haber un facilitador.

Lo nutritivo viene después de la sesión y no todos los que arrojaron ideas al centro participan en esta segunda ronda que consta de emplear herramientas de categorización, disección, jerarquización, combinación o reconfiguración sobre algunas o todas las ideas sobre la mesa.

Por ejemplo, si hay 25 ideas en torno a cómo mejorar el nivel laboral en un área, puede hacerse una preselección con las que son viables en este momento o las que requieren presupuesto extra. De ahí se pueden jerarquizar en torno a la aplicabilidad y posibilidad de generar mejores resultados y luego conducir una tercera capa con una combinación de opciones para lograr un programa a seis meses que tenga el espíritu de las ideas en bruto de la sesión.

El nombre del juego: valor

El valor del aporte de Osborn está en el detalle y la profundidad de cada paso. Se pueden solucionar problemas muy complejos con una herramienta así de simple, solo hay que conducirla correctamente en cada fase.

Las ideas —un código invisible del ingenio humano— representan el combustible de la inventiva. De acuerdo con Werner Heisenberg la mirada no solo percibe el mundo que nos rodea, influye sobre él. Quizás si hacemos las paces con este sesgo y alimentamos los referentes con calidad, las ideas no dejarán nunca de ser subjetivas y parciales, pero al menos podrán ser de calidad. 

Contacto:

Eduardo Navarrete es Head of Content en UX Marketing, especialista en estrategias de contenido y fotógrafo de momentos decisivos.

Mail: eduardo.navarrete@uxmarketing.com

Instagram: @elnavarrete

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