Todos tenemos cajas. De hecho, la vida desemboca en una, pero en el tránsito usamos cajas para clasificar lo que es útil de lo que no y, aun así —por apego— terminamos guardando y categorizando hasta la basura.
Son estas cajas las que —vacías— definirán la cantidad de tonos de azul a encontrar en la vida, preguntas en caso de encontrarse a una figura pública en la calle o cualquier idea que represente valor y que pueda ser etiquetada para usar más tarde, relacionada con la intención de generar conocimiento propio.
Hay un atributo en el espectro profesional que probablemente es el más complejo de nutrir y el más admirado en la sala: el punto de vista. En él se sintetizan la experiencia y el pensamiento crítico en torno de una dirección que voltea a ver soluciones. Una herramienta para entrenar puntos de vista bajo una multiplicidad de información y escenarios cambiantes es el pensamiento sobre marcos de referencia.
Las cajas y los marcos
Todo vuela: el tiempo, el dinero, los años y también las ideas. Así lo ha de hacer también la cabeza: inventamos ansiedades y padecimientos para acelerar y boicotear la relación con el orden natural, lo que hace más compleja la meta de la cordura.
De ahí la aspiración al orden que promulgó Aristóteles bajo la idea de imitar el funcionamiento del cerebro en contraste con la facilidad que tenemos para olvidar, confundir y tropezar entre ideas. La propuesta de adoptar marcos de referencia es la síntesis que hace el pensamiento sistémico para dar vida a elementos en un ambiente interconectado.
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Marcos de referencia al servicio de lo que sea
Este modelo de pensamiento ayuda en algo en lo que no somos muy buenos: estructurar y organizar la información en categorías coherentes y más fáciles de manejar con el fin de solucionar problemas de manera eficiente.
Por ejemplo, un marco de referencia general para comunicar cualquier concepto a una audiencia es el:
¿Qué quieres transmitir en específico?
¿A quién necesitas enganchar?
¿Cuándo lo vas a hacer?
¿Dónde vas a ejecutar esto?
¿Cómo lo vas a llevar a cabo?
¿Por qué vas a hacer esto?
¿Para qué y con qué consecuencias lo comunicarás?
Se trata de un marco muy amplio que puede adaptarse a múltiples entornos. Otro ejemplo es el marco de Bloom con seis puntos para desarrollar pensamiento crítico:
Recuerda conocimiento relevante de una ventana de largo plazo
Analiza y separa en partes para determinar su relación
Comprende significados
Evalúa y pondera con base en criterios y estándares
Aplica y ejecuta
Crea y combina elementos para lograr nuevas ideas
Crear y encontrar marcos de referencia tiene un aspecto de gracia y complejidad: hay que pensar con ese modelo para acceder a sus virtudes. ¿Qué cosa es una sinapsis más que la relación entre dos categorías que produce una nueva visión del mundo?
Las ventajas de pensar bajo marcos de referencia son varias:
Aporta una visión sistémica
Simplifica la complejidad
Brinda perspectiva
Hace eficiente la comunicación
Acelera el aprendizaje
El pensamiento sobre marcos de referencia se aplica en la ciencia, educación, política y, por supuesto, en los negocios. Desde las matrices Eisenhower pasando por las 5 fuerzas de Porter hasta el modelo OKR, los marcos de referencia son mucho más que una técnica para recordar información. Se trata de una estrategia de pensamiento que habilita al cerebro acoplar su mismo proceso de categorización y asociación.
El filósofo Henri Bergson lo precisa: «Hay que actuar como seres de pensamiento y pensar como seres de acción».
Contacto:
Eduardo Navarrete es Head of Content en UX Marketing, especialista en estrategias de contenido y fotógrafo de momentos decisivos.
Mail: [email protected]
Instagram: @elnavarrete
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