Nos hemos convertido en una sociedad que necesita reeducarse en sus hábitos de descanso y sueño si queremos mejorar la salud, vitalidad, creatividad y bienestar individual y colectiva.

Podría parecer discurso político, pero no exagero.

Muchas personas lucen agotadas, faltas de motivación, de inventiva o alegría. Pero lo mismo pasa con la sociedad en sus diversos ámbitos y comunidades, particularmente en el laboral.

El sueño es vital para la salud cerebral, y la falta del descanso que nos proporciona provoca cambios en nuestro estado de humor, concentración y salud.

Por ejemplo, se reduce la capacidad cardiovascular, metabólica y respiratoria; se desestabiliza la salud mental y se deteriora la memoria. Es decir, esos olvidos pueden no ser Alzheimer, ni demencia senil temprana, sino falta de sueño.

No dormir lo suficiente disminuye la capacidad de mantenernos en estado de alerta, una condición responsable de los accidentes laborales.

Hablo de reeducarnos porque en general como sociedad hemos perdido las condiciones naturales y espontáneas que nos empujan al descanso.

Hoy, la mayoría de los seres humanos tenemos luz eléctrica en casa y en nuestros centros de trabajo, lo que provoca que nuestro cuerpo pierda la habilidad de generar la melatonina, esa hormona que nos induce al sueño cuando detecta la oscuridad.

Lo que es peor, los dispositivos con pantalla que tanto disfrutamos, en este mismo en que estás leyendo, bombardean con su luz al cerebro al punto que el cuerpo “cree” que aún es de día y que por lo tanto, no es hora de dormir.

“Los seres humanos parecemos ser los únicos en el reino animal que nos privamos de dormir sin razón aparente y sin comprensión de las consecuencias”, dice Mathew Walker, neurocientífico, divulgador de estos temas y profesor de la Universidad de California, Berkeley.

Tiene razón. A muchos seres humanos nos gusta la noche y hacemos actividades mientras los demás duermen, pero con el paso del tiempo hemos creado muchas condiciones, actividades y necesidades que nos llevan a dormir menos o a mal dormir.

Las jornadas de trabajo y estudio se alargan hasta ya muy tarde; toma mucho tiempo volver a casa; los mejores programas de televisión (cosa ya del pasado) son nocturnos, para aprovechar las audiencias o esas horas nos parecen las mejores para actualizarnos en redes sociales y otras plataformas que tenemos a la mano por internet.

Además, la demanda de productos y servicios ha elevado los oficios y actividades que se ofrecen de forma nocturna.

Ya no sólo los policías, ladrones o servicios públicos trabajan de noche. Hoy en día, al menos en las ciudades más grandes de cualquier país, sin importar la hora, se puede hacer el súper, acudir a la papelería, cenar en todo tipo de restaurantes, viajar en transporte público, de tal suerte que se ha trastocado el bullicio nocturno en el que vivimos por millones de años.

Para muchos, su cuerpo ha olvidado que ya es hora de ir a la cama. Sólo hasta que caen rendidos ceden a esa necesidad física. Se duerme poco.

Educarnos en el sueño, algo que debería ser una reacción natural, es importante para que logremos mantener y mejorar nuestra salud.

Te comparto algunas de las recomendaciones para mejorar la calidad de tus horas de sueño y que contribuirán a tu bienestar físico y mental si las pones en práctica.

1. Fija un horario para ir a la cama y respétalo incluso los fines de semana.

2. Apaga la luz y evita exponerte a pantallas antes de ir a dormir.

3. Construye un ritual para ir a dormir, es de gran ayuda, incluye tu higiene personal, besos de buenas noches, pero principalmente momentos que te lleven a la relajación. Le avisas a tu cuerpo y a tu mente que ya vas a la cama.

4. Aprende a relajarte, la meditación y el mindfulness pueden ser de gran ayuda. También, un baño de agua caliente.

5. Acuéstate sólo cuando tengas sueño y evita quedarte dormido fuera de tu cama.

6. Si no puedes dormir, no te atormentes, levántate y realiza una actividad que sea relajada.

7. Las siestas son muy buenas para la salud, pero evita hacerlas después de las 3 pm y que duren más de 20 minutos. Si tienes dificultades para dormir en la noche, bórralas de tus actividades.

8. La cafeína, alcohol, los cigarrillos y las comidas abundantes no ayudan a dormir bien, mucho menos antes de ir a la cama.

9. Un baño de agua caliente

10. Date baños de luz a primera hora del día, tu cuerpo “comprenderá” que ya amaneció, lo que le ayudará a regular el ciclo del sueño.

Dormir de manera efectiva al menos siete horas puede prolongar tu longevidad en buen estado de salud mental. Mejora tus hábitos de sueño.

Contacto:

Rosalinda Ballesteros es directora del Instituto de Ciencias del Bienestar Integral de Tecmilenio.

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