Cada uno de los procesos en la cadena de valor de la agroindustria cervecera desempeña un papel para lograr el resultado esperado: un producto de calidad. El recorrido por este camino inicia con el cultivo de cebada, seguido de la elaboración de malta, la producción de cerveza en planta, el envasado y su distribución, hasta que finalmente llega a manos de los consumidores en alguna tienda o restaurante.
En 2022, la producción de cerveza en México fue de 141.7 millones de hectolitros; de los cuales, el 48.5 % se envasó en lata; mientras que un 31.9% se envasó en botella de vidrio. Para el primer semestre de 2023, el porcentaje de envasado en lata representó un 42.1%; y en cuanto al vidrio, el 32.1% se envasó en botella retornable.
En vidrio o lata, la calidad está garantizada
En un inicio, la cerveza se almacenaba y transportaba en barriles de madera o cerámica. Con el tiempo, los procesos de producción evolucionaron en respuesta a las demandas del mercado. Así fue como la cerveza comenzó a envasarse en botellas de vidrio y después en latas de aluminio. Hoy en día, los envases son cada vez más duraderos, rentables y sustentables.
El envase de vidrio es rígido y resistente a altas temperaturas y las botellas de color, ámbar o verde, tienen un efecto de protección contra la exposición a la luz. Por otro lado, el envase de lata ofrece mayor resistencia, portabilidad y adaptabilidad en su manejo; y su componente hermético permite preservar el producto de factores como el calor, luz y oxígeno.
En cuanto a la experiencia del consumidor, cada alternativa tiene sus particularidades. Mientras que la botella, por el diseño de su cuello, permite controlar más la espuma al momento de servirla; la lata tiene la ventaja de enfriarse en menor tiempo por lo delgado de su material. Así que la elección se relaciona más bien con el gusto y preferencias de quien la toma.
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Responsabilidad en los envases
Uno de los compromisos de la agroindustria cervecera es consolidar sus prácticas sustentables en beneficio del planeta. En lo que compete al proceso de envasado, lo hace mediante la adopción de un modelo de economía circular reflejado en el manejo eficiente de residuos y la implementación de las 4R (reciclar, reutilizar, recuperar y reducir).
En el caso de las botellas, hay un gran impulso a la cadena de retornabilidad: el 42.1% de las botellas de vidrio que se venden son retornables, con el objetivo de ser reutilizadas. Esta labor se facilita gracias a diversos programas de recolección de botellas que se realizan en conjunto con una red de más de 80 recicladoras en todo el país. Los envases se producen con un 43% de material reciclado, son 100% reciclables y pueden utilizarse una y otra vez.
Además, una innovación relevante en los empaques de las cervezas de lata es la sustitución de anillos de plástico por nuevos anillos de cartón o de plástico reciclado. Si bien, los envasados en vidrio o lata ofrecen características diferentes, ambos garantizan la consistencia de la cerveza en cuanto a su aroma, color y nivel de carbonatación. Respecto al sabor, existe un cierto debate entre vidrio o lata, pues está la creencia de que la lata puede alterar el sabor de la cerveza, pero esto no sucede, gracias al recubrimiento de polímeros que contiene este envase.
Tanto la lata como la botella garantizan la más alta calidad, con un manejo del producto adecuado, es decir, la lata se mantiene sellada, sin abolladuras y el vidrio resguardado de la luz. Ya sea en lata o botella, la cerveza mexicana es un producto con altos estándares de cumplimiento en todos sus procesos, lo que la ha llevado a estar muy presente nacional e internacionalmente.
Contacto:
Karla Siqueiros, directora general de Cerveceros de México.
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