DW.- El abogado y economista Christian Patermann es uno de los fundadores de la bioeconomía como concepto de investigación. Como jefe de la Dirección General de Investigación de la Comisión Europea, introdujo la bioeconomía en los programas marco de investigación de la UE. Patermann fue miembro fundador del Consejo de Bioeconomía de Alemania, creado por el Ministerio Federal de Educación e Investigación en 2009, y es doctor honorario en la Facultad de Agricultura de la Universidad de Bonn. Uno de sus postulados es que, a pesar de la bioeconomía, las materias primas fósiles seguirán desempeñando un papel durante mucho tiempo. Deutsche Welle: La bioeconomía es el tema del Año Científico 2020 seleccionado por el Ministerio de Investigación de Alemania. ¿Por qué la bioeconomía nos afecta a todos? Christian Patermann: Los efectos de la aplicación de la bioeconomía nos afectan a todos, pueden tener un impacto significativo en nuestro futuro y pueden brindar resultados concretos para nuestros hijos y nietos. Con más de 7,000 millones de personas, encontramos límites en el planeta Tierra. Los desafíos solo empeorarán en las próximas décadas, cuando haya unos 10,000 millones de personas que tienen que alimentarse, necesitan apartamentos con calefacción y formas ganarse la vida. Por esta razón, la bioeconomía es importante, pero tengo claro que casi nadie sabe qué hacer con ella. Entonces explíquenoslo… El núcleo de la bioeconomía es el uso de los llamados recursos biológicos: estos son animales (como insectos), plantas y microorganismos. Para nosotros era importante que la ciencia haya entendido cada vez mejor ciertas propiedades y habilidades de los organismos vivos que diferencian los recursos biológicos de los recursos fósiles y minerales: todos los recursos biológicos son renovables. Tienen el potencial de tener un efecto más neutral para el clima. TAMBIÉN LEE:
Se acabaron los recursos renovables del planeta para 2019
Los recursos biológicos pueden ser reutilizados, degradados y luego utilizados de nuevo. El elemento de la economía circular es inherente a los recursos biológicos. No existe tal cosa con el carbón Lo más interesante es que el uso de recursos biológicos otorga a los productos y sustancias nuevas funciones que son diferentes y, a menudo, mejores que los materiales convencionales. ¿Por ejemplo? Existen revestimientos de superficie para las calles que tienen una vida útil más larga y son más robustos debido a que se han agregado componentes obtenidos biológicamente. Otros son más resistentes a la intemperie. Hay procesos que usan menos agua. Se pueden hacer ciertos productos que no son tóxicos o cancerígenos.

¿En qué medida sus consideraciones han sido implementadas?

En pocos años, el principio de investigación se convirtió en un concepto político. Más de 60 países del mundo en todos los continentes ya tienen sus propias estrategias de bioeconomía, hojas de ruta, planes de acción, etc. El número está creciendo constantemente.

TAMBIÉN LEE: Banca ética, lo que nos falta para el desarrollo

También nos dimos cuenta de que hay una amplia gama de efectos secundarios si uno se concentra en los recursos biológicos e integra su uso en un sistema económico. Por ejemplo, diferentes disciplinas científicas tienen que trabajar mucho más unidas que antes. El conocimiento en sí mismo, su producción a través de nuevas tecnologías, juega un papel mucho más relevante que antes.

Hubo importantes desafíos, tanto para la investigación como para la aplicación, pero también para la educación y la capacitación. La agricultura, la industria, la investigación y la política ahora deberían pensar y actuar en ciclos, desarrollar cadenas de valor e implementarlas de manera sostenible.

La bioeconomía es, por lo tanto, una respuesta a los desafíos de la creciente población mundial y el cambio climático. Pero también existe una fuerte competencia por los recursos agrícolas, entre la alimentación humana, la animal y la generación de combustibles. Y habrá que ver si todavía podemos permitirnos dejar algo para la naturaleza real, áreas que ni siquiera se usen para bioeconomía.

Desde el principio, nunca actuamos para ofrecer LA solución. Siempre hemos dicho que la bioeconomía no es una varita mágica. Pero puede apoyar la sostenibilidad con mucha fuerza y, a veces, incluso hacerla posible.

TAMBIÉN LEE: ONU pide eliminar combustibles fósiles para frenar la crisis climática

Siempre hemos creído que probablemente necesitaríamos carbón y petróleo durante muchas décadas. Puede retroceder, pero la bioeconomía nunca se propuso reemplazar totalmente estos otros recursos. Eso sería imposible.

La biomasa no es solo lo que tengo en la primera generación como animales, plantas o microorganismos en el campo, en el bosque o en el océano, sino también en particular los desechos. Estos son tesoros que pueden procesarse, reciclarse o procesarse en productos de mayor calidad utilizando principios biológicos, enzimas en biorrefinerías o fábricas orgánicas.

No existe LA bioeconomía como tal, sino muchas bioeconomías diferentes. Esto depende de las materias primas que tenga un país, de sus capacidades y potencial, de su infraestructura, incluida la logística. Eso varía mucho de un país a otro. Sin embargo, ha llegado el momento de que los múltiples conocimientos científicos sobre nuestros recursos biológicos puedan vertirse en un sistema social y económico general.

¿Qué tiene que suceder para que la agricultura orgánica pueda volverse realmente económica? El mercado juega un papel crucial. Ahora apenas quedan mercados libres. El mercado de la energía no es en absoluto libre, y muchos otros submercados también están fuertemente regulados. No obstante, la bioeconomía tiene que moverse y probarse en los mercados. Hay, por ejemplo, un productor de manzanas orgánicas que solo puede usar sus desechos como alimento para pollos o para compostaje. Sin embargo, con la ayuda de enzimas, tabién podría producir a partir de ellos ciertos ácidos que son una parte esencial de gotas especiales para los ojos. Este ácido puede costar 70 euros por gramo. Al hacer eso, se agrega un valor increíble al desecho de las manzanas. Eso muestra que incluso en nichos se puede obtener un enorme valor agregado. Los políticos podrían dar un verdadero impulso a la bioeconomía si, por ejemplo, en las adquisiciones públicas, en ingualdad de condiciones, se ordenara comprar productos biológicos en lugar de productos fósiles.

 

Siguientes artículos

Rusia China EU diálogo
China y Estados Unidos firman primera fase de acuerdo comercial
Por

Trump confirmó que su país levantará las barreras arancelarias contra las importaciones chinas si las partes conciertan...