Este texto forma parte del ESPECIAL WEF | Qué sigue en la cuarta revolución industrial?   La dinámica de tomar recursos naturales para alimentar las industrias y la economía llegó a su fin, o al menos esa es la intención de creativos y emprendedores que plantean un acercamiento más consciente al consumo de estos recursos. La relación entre el hombre y su medio ambiente, aunque parezca evidente y necesaria, en la actualidad va más allá de una simple interacción unilateral. Marcas, productos y discursos mediáticos hacen lo posible por incluir en sus comunicaciones un remedio temporal para el estrés constante que vive el planeta. Expertos aseguran, sin embargo, que la llave se encuentra en la Cuarta Revolución Industrial o 4IR (por sus siglas en inglés), tecnología con propósito. Para la Dra. Victoria Lee (directora de Fourth Industrial Revolution for the Earth en el World Economic Forum) la idea es que: “Los procesos de agricultura y ganadería sean lo menos agresivos posibles con el medio ambiente, que la tecnología ayude a la producción y limpieza eficiente del agua, proteja los recursos naturales a través del uso tecnológico de la vigilancia, ayude a la preservación de las especies, genere mecanismos de defensa para sobrellevar el cambio climático, y otros que le puedan dar un fin ulterior: la conservación del planeta en que vivimos.” Suena como lo que todos estamos soñando, de hecho he tenido la oportunidad de hablar con varias personas que hoy mismo piensan que ‘no debemos preocuparnos tanto por el cambio en el medio ambiente porque la tecnología nos salvará’, que si bien pareciera indicar que tendrá un rol protagónico, parece una afirmación lejana de la realidad. “No podemos confundir o acaso omitir que las industrias —sobre todo las relacionadas con plástico— y en general las personas deben generar un cambio significativo en la forma como producen y consumen, sino se puede convertir en una bomba de tiempo que la tecnología no podría corregir”, afirma la doctora Lee cuando hablamos de estos comentarios. De hecho, más de 320 millones de toneladas métricas de plástico se producen cada año —y una cantidad inquietante de ellos termina en el océano, con gran parte de ella acumulándose en lugares como el Gran Pacífico y su mancha de basura—. Se comienza entonces a poner en boga que más empresas e incluso industrias, construyan un negocio alrededor de productos sin plástico. Ciudades como Manchester esperan estar libres de plástico para 2020, mientras que el supermercado Ekoplaza, una cadena de lujo, presentó lo que se consideraba el primer pasillo sin plástico del mundo en una tienda en Ámsterdam. Los ejemplos siguen, sólo falta que los grandes empresarios y multinacionales tomen la decisión. El Foro Económico Mundial, junto con PwC y el Instituto Stanford Woods por el Medio Ambiente, lanzó en enero de 2018 la iniciativa de hacer uso de sus plataformas y contactos en su nuevo centro para la Cuarta Revolución Industrial en San Francisco. Su enfoque se basa en la rápida proliferación de la Inteligencia Artificial y sus efectos en las relaciones humanas; precisamente, una aproximación amistosa hacia este tipo de tecnología aún se presenta como el gran misterio del futuro industrial. Casos: AT&T IBM Dell
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