- Enfocarse en el impacto
- Moverse rápido
- Ser audaz
- Ser abierta
- Construir valor social.
Facebook cumple 5 años de conectar a los mexicanos
Desde su llegada en 2012, la red social ha duplicado su número de usuarios en el país y miles de empresas de todos tamaños han encontrado ella una vía para hacer crecer su negocio. Ésta es la historia.
Este texto se publicó originalmente el 29 de septiembre de 2017.
Todo empezó hace 5 años, “con una llave, cuatro escritorios y muchas ilusiones”, recuerda Jorge Ruiz Escamilla Arrioja, en cuyas manos cayó la encomienda de arrancar la operación de Facebook en México. Esa llave, por cierto, abría un local bastante inusual para una empresa tecnológica: “Era una oficina rentada en Campos Elíseos muy graciosa porque era como de abogados, con alfombra verde botella, molduras de madera y tapetes de caballos en las paredes, entonces los clientes que llegaban nos preguntaban, ‘¿en serio aquí es Facebook?’”, recuerda Anasofía Sánchez Juárez, actualmente directora de Negocios de la empresa en México y la segunda en sumarse al equipo junto con Ruiz.
El paso de la firma por su primera oficina fue fugaz, en menos de tres meses se mudaron a un espacio más apropiado, también en Polanco, y dos años más tarde, a las oficinas que hoy ocupan en las Lomas de Chapultepec, las cuales albergan a un centenar de empleados y tiene todas las comodidades que podrían esperarse de un espacio de trabajo con cultura Silicon Valley: áreas abiertas (no hay una sola oficina privada), escritorios electrónicos con altura ajustable por si se desea trabajar sentado o de pie, área de esparcimiento con mesas de ping pong y billar, un PlayStation y hasta un ring, una cocina equipada con snaks saludables y pecaminosos, zona de ejercicio y… bueno, se entiende el punto.
Pero no nos adelantemos. Para contar la historia de Facebook en México es necesario echar un vistazo hacia el pasado.
Era 2012, y el mundo era muy distinto de cómo lo es hoy: Los NY Giants ganaban el Super Bowl XLVI, Londres recibía unos Juegos Olímpicos, Felix Baumgartner rompía la barrera del sonido en caída libre tras lanzarse de la estratósfera, el PRI volvía a la presidencia en México y el Gangnam Style se convertía en el primer video en alcanzar los 1,000 millones de reproducciones en YouTube.
No obstante, para pocos fue un año tan decisivo como para Mark Zuckerberg y Facebook, la red social que fundó desde su dormitorio en Harvard 15 años atrás. 2012 vio a Facebook comprar a Instagram por 1,000 millones de dólares (MDD), salir a bolsa —y recaudar más de 16,000 millones en el proceso, convirtiéndose en la OPI tecnológica más grande hasta ese momento— y, quizá aún más importante, anunciar su transición a una compañía de tecnología móvil.
Desde entonces, mucha agua ha corrido debajo del puente y en el mundo han pasado algunas cosas de locura, pero el negocio de Facebook va viento en popa: se ha afianzado como el segundo lugar en el mercado global de publicidad digital (sólo detrás de Google) y ha duplicado su número de usuarios mensuales activos, pasando de poco menos de 1,000 millones a más de 2,000 millones —de hecho, ya tiene al menos tres servicios con más de 1,000 millones de usuarios activos: Facebook, Messenger y WhatsApp—.
“Facebook no fue creada originalmente para ser una empresa. Fue construida para alcanzar una misión social: hacer el mundo más abierto y conectado”, escribió Zuckerberg en su Carta de los Fundadores, pero vaya que ha roto récords en ambas canchas. Por una parte, tiene a bordo de sus servicios a casi una tercera parte de la población mundial, algo sin precedente, por el otro, ha sabido capitalizar esas conexiones para crear un negocio sólido que en cinco años dio el salto de los 106,000 MDD (la capitalización de su primer día como empresa pública) hasta los 487,151 millones que valía al cierre de esta edición. Mientras que su número de usuarios se ha duplicado, sus acciones se han disparado a más del cuádruple de su precio original, nada mal para una plataforma que no tiene como objetivo hacer dinero, sino impulsar una visión que descansa sobre cinco pilares: