El más reciente exponente de comida española se instala en Polanco como el lugar ideal para el after office acompañado de unas deliciosas tapas y un muy buen vino.
En un extremo del Parque Escultórico de Polanco, en la calle de Emilio Castelar, se encuentra este nuevo restaurante que retoma la esencia de la gastronomía ibérica, tomando como base las tradicionales tapas.
Este platillo, un imperdible español, tiene una interesante historia que va más allá de ser una botana que acompaña a las bebidas de un bar. Cuenta la leyenda que éstas nacieron durante el reinado de Alfonso XIII cuando un camarero, para evitar que la copa de vino del monarca se llenara de polvo ante una ventisca, la cubrió con una loncha de jamón. Desde entonces se empezó a acostumbrar tapar las copas con pequeñas porciones de algún alimento. Éstas se empezaron a hacer más elaboradas cada vez y pasaron de servirse sobre las copas a ser sólo acompañantes de tragos.
El Garito retoma la esencia de un bar de tapas español con una terraza que da al parque y que es de las predilectas para el after office. Al interior el techo y las paredes se cubren de espejos romboidales y la decoración es elegante y sobria, lo cual atrae a personalidades del mundo de los negocios, empezando con los dueños del lugar, y dándole a una cena un doble uso: la oportunidad de hacer networking.
En su carta se encuentra una gran variedad de pintxos y opciones por si sólo se busca acompañar unos gin tonics, como patatas bravas, croquetas de jamón, tabla de quesos y mini hamburguesas. Ya que si se desea una buena cena vale la pena probar la merluza a la romana, el pulpo a la brasas el rabo de toro o el solomillo con foie y acompañarlo con un vino español como Vega Sicilia o Costers del Prior.
Imperdibles:
- Cheesecake de frutos rojos en pote, una presentación original de El Garito que se sirve en un bote de vidrio.
- La carta de cocteles que tienen nombres como Olé, Pintadita, El Pasado o Negroni Garito.
- Alguno de los tres gintonics signature
