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El día de la entrega de premios en el Festival de Cannes trascendió que dos de las tres películas presentadas en competencia oficial fueron co-producidas por la productora mexicana “Piano”. Anette de Leos Carax obtuvo el premio a mejor dirección mientras que Memoria del tailandés Apichatpong Weerasethakul obtuvo el premio del jurado.

Russell Mael (Izquierda) y Ron Mael quien aceptó el ‘Premio al Mejor Director’ en nombre de Leos Carax por ‘Annette’. Foto: Kate Green/Getty Images.

Tuvimos oportunidad de conversar con el co-fundador y director de “Piano”, Julio Chavezmontes a propósito de lo conseguido en esta edición del Festival de Cannes y lo que estos triunfos representan realmente para la industria del cine en México.

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La entrevista con Julio Chavezmontes

Forbes: En México se ha hablado mucho del papel de “Piano” dentro de la industria de cine nacional, particularmente este año con la importante participación en Cannes ¿Qué impacto crees que tenga su presencia en el Festival de Cannes para la industria del cine en México?

Julio Chavezmontez: Creo que es sintomático de la efervescencia que se vive en nuestra industria. No hay que olvidar que no somos los únicos, por ejemplo en la sección “Una cierta mirada” donde estuvo “Noche de fuego”, producida por Nico Celis y “La civil”, producida por Eréndira Núñez y Michel Franco.

Foto: Cortesía Piano.

Podemos decir que ya es habitual ver al cine mexicano en los grandes festivales del mundo. Yo veo esto más como un logro colectivo y un ejemplo de la salud de nuestra industria más que una cuestión personal. La participación de México en estos certámenes reivindica su lugar en la industria cinematográfica así como el reconocimiento que recibe a nivel internacional.

F: ¿Cómo fue el acercamiento para poder trabajar con cineastas como Apichatpong Weerasethakul, Leos Carax y Mia Hansen Love?

JC: Con Mia la relación inicia a través de Charles Belivet. Cuando en 2014 coprodujimos la opera prima de Emilano Rocha Minter, “Tenemos la carne”, nuestro coproductor francés fue el cineasta Yann Gonzalez con el que me hice muy amigo en el proceso de hacer la película. En ese momento, Yann me compartió el guión de lo que sería la película “La daga en el corazón”, y me preguntó si quería participar.

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El guión me pareció deslumbrante y acepté participar. La película fue seleccionada en Cannes en competencia en 2018, mismo año en el que Charles me invita a trabajar con Mia Hansen Love en Bergman Island.

Posteriormente en 2019, Leos Carax cambia de productores y es cuando Charles me invita a trabajar con ellos para producir “Anette”. Siendo yo un gran admirador de Leos desde que estaba en la escuela no tuve ni necesidad de leer el guión y acepté inmediatamente. Después de haber leído el guión me di cuenta que fue la decisión correcta porque era extraordinario.

Foto: Cortesía Piano.

En el caso de Apichatpong, el contacto fue a través del cineasta mexicano Carlos Reygadas, quien es amigo en común. Cuando leí que Apichatpong estaba buscando filmar fuera de Tailandia y que quería hacerlo en América Latina me puse en contacto con él y con los productores y ahí fue donde se gestó y se armó el proyecto. Fue una experiencia hermosa hacer esa película con un equipo estupendo de gente.

F: ¿Dirías que hay un tipo de cine o cineasta que le interesa en particular a “Piano”?

JC: No, en absoluto. En lo que tenemos interés es en que nos sorprendan y eso puede ser a través de películas muy diferentes. Siempre optamos por guiones que nos propongan algo que no hayamos visto, que se ponen como reto expandir la forma cinematográfica, y eso para nosotros es lo prioritario, independientemente de quien está en el elenco o quién dirige la película. Por ejemplo, nuestras tres películas en competencia en Cannes no podrían ser de estilos y cineastas más diferentes entre sí pero que comparten la voluntad de expandir las posibilidades expresivas del cine.

Foto: Cortesía Piano.

En este momento estamos produciendo un documental llamado “Noche blanca”, que es una ópera prima de unos cineastas mexicanos que son Tania Ximena y Yolótl Alvarado que no tiene nada que ver con las películas presentadas en Cannes más que en este espíritu de riesgo y búsqueda.

Nuestras decisiones no tienen que ver con la trayectoria, con el país de origen sino con el riesgo, incluso la crítica coincide en ese aspecto sobre nuestras producciones. No siguen ninguna fórmula o pensamos en términos de que “vayan a funcionar”.

F: ¿Cómo es el trabajo para que la recepción de las películas por parte de los espectadores mexicanos pueda ser más abierta a estas propuestas arriesgadas?

JC: Creo que tenemos un público magnífico en México. El público mexicano en general es muy receptivo a propuestas nuevas y diferentes. La cuestión siempre vuelve a un tema de espacios y de tiempos. El reto en común del cine independiente en el mundo es no contar con el apoyo de un estudio que se encarga de hacer conocido para todo el público, que una película exista, y tener un músculo mediático y de programación que nadie en ninguna parte del mundo puede rivalizar.

La distribución y la producción independiente tiene grandes retos para acercarse y a veces toma más tiempo que el público descubra ciertas películas a lo que sería con una película de estudio donde hay un bombardeo mediático continuo.

Finalmente se acaban descubriendo y yo me remito al hecho de que si vemos como ha ido creciendo el porcentaje de espectadores en salas de cine para películas “arriesgadas”, realmente es impresionante. Pienso por ejemplo en “Halley” (2013), de Sebastián Hoffman, cuando se estrenó en salas tuvimos alrededor de 14,000 espectadores. “Tiempo compartido” (2018), también de Sebastián Hoffman, cuando se estrena en salas cuenta con 136,000 espectadores. El crecimiento es exponencial y es cada vez más común que películas como estas o “Museo” (2018) o “Las niñas bien” (2019), rebasen los 100,000 espectadores, lo que antes era impensable para películas de este corte.

Creo que es un tema de acercamiento y descubrimiento por parte del público y eso iba por buen camino antes de la pandemia. Confío en que cuando termine, podamos regresar a eso.

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