Solemos ver al estrés como algo malo, pero no todo es así, al menos eso nos revelan dos especialistas: la doctora Safia Debar, experta en el manejo del estrés en Mayo Clinic Healthcare en Londres, así como el académico de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Carlos Augusto Rodríguez Durán. Ellos diferencian dos tipos de estrés (bueno y malo) y ofrecen tips para aprender a gestionar este estado.

¿Qué es el estrés?

Para Rodríguez, antes de hablar del estrés se hace imprescindible hablar sobre el miedo (base del estrés), algo que define como una emoción, una respuesta incondicionada a estímulos destructivos que activa todo un proceso fisiológico y está relacionada con la adaptación. La clave, de acuerdo con el académico, es que cuando nos sentimos estresados en nuestro cuerpo se activan los sistemas nervioso central, el neuroendócrino y el nervioso autónomo “como mecanismos para enfrentar una situación que en ese momento es difícil de sobrellevar, como el estrés de un examen o una competencia”.

Por su parte, la doctora Debar define el estrés como una respuesta inespecífica ante cualquier demanda en donde aumenta la frecuencia cardiaca, la presión, los pensamientos catastróficos, pero después viene la calma, finalizando un ciclo.

Estrés ¿bueno y malo?

Felicidad
Foto: Tim Mossholder/Pexels

A decir de ambos profesionales, podríamos decir que el estrés se engloba en dos sistemas operativos: cuando se detecta una amenaza y cuando la amenaza es percibida (puede o no existir), lo que se traduce como estrés bueno y malo.

Debar detalla que, en el caso del estrés bueno, en nuestro organismo hay una subida de cortisol, pero después baja y nos relajamos, con lo que se cumple un ciclo, mismo que, si lo vemos de forma positiva, nos ayuda a generar resiliencia. Por su parte, el experto de la UNAM indica que el estrés bueno nos conduce a un estado de más creatividad y trabajo, todo con el fin de resolver el problema que enfrentamos.

El problema es cuando llega el estrés malo, es decir, no podemos bajar esa subida de cortisol, lo que genera inflamación. De no completarse el ciclo, “con el tiempo va a producir problemas de salud mental, en nuestro corazón, nuestro sistema respiratorio, se verá reflejado en insomnio, en ansiedad”, entre otros padecimientos, indica Safia.

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El conflicto llega cuando padecemos estrés malo, en donde no hay bajada de cortisol, nos sentimos intranquilos y nuestras estrategias o habilidades no son suficientes para enfrentar la amenaza. Si es constante puede derivar en estrés crónico.

Un punto de destaca Debar es que “somos los únicos que podemos apagar toda esa respuesta o podemos desencadenarla solamente con nuestros propios pensamientos”, lo que refuerza la idea de que a veces la mente es la que nos conduce a estados de estrés constantes.

¿Cómo distinguir entre estrés bueno y malo?

Estrés
Foto: Inzmam Khan/Pexels

De acuerdo con Debar, esto va a depender de muchas cosas, pero principalmente dependerá de cómo lo percibimos, para ello recomienda cuestionarnos si vemos ese momento de alteración como algo que podamos manejar, un desafío o una situación de la que podemos aprender, “esto me va a fortalecer desde el punto de vista cognitivo”; sin embargo, cuando hay demasiado estrés bueno y no logramos recuperarnos, eso “puede llevar a una acumulación de desgaste del organismo”, en lo que debemos centrarnos, indica, es el proceso de recuperación y cómo es que nuestro cuerpo está interpretando todo ese estrés, “el trabajo realmente es consciencia, fortalecer la respuesta de relajación y luego veamos cómo verlo de otra manera”.

¿Es posible controlar el estrés?

Estrés
Foto: Francisco Moreno/Unsplash

Primero, nos indica Debar, lo que debemos hacer en comprender que no podemos “controlar” o “suprimir” el estrés, por lo tanto “lo que tenemos que comprender es que debemos cambiar nuestra relación con él”.

El paso siguiente es comprender que ese estado de alerta es bueno porque nos ayuda a salvarnos la vida, pero es necesario que después pase a un modo de relajamiento; es decir, completar un ciclo.

Si pasamos por una situación que no amerita ese estado de estrés, como un correo o una discusión, “el organismo lo va a interpretar como una amenaza”, es ahí cuando algunos recurren a la comida para acallar ese estimulo, “entonces el problema no es el estrés, sino cómo lo manejamos”.

Consejos para aprender a manejar el estrés

Tranquilidad
Foto: Radu Florin/Unsplash

Desde el punto de vista de la especialista, lo primero es ser conscientes de lo que está pasando, eso nos dará el control de la situación; después recomienda tener prioridades, elegir entre aquellas actividades que les ayudan a recargar su batería y en especial hacerle caso a su cuerpo, no a la mente.

“Tómense media hora sin distracciones y siéntense con todo lo que tienen que hacer y pregúntenle a su cuerpo, no a su mente, ‘qué me entusiasma’, ‘qué me hace sentir que me da energía’”, recomienda la experta.

Por su parte, el Rodríguez indica que la respiración diafragmática es una técnica de relajación que tiene por objeto reducir la activación o la sobreactivación del sistema nervioso autónomo, facilita la calma y el equilibrio. Consiste en respirar e inflar nuestro estómago, esto repetirlo 21 veces. Si se desea se pueden decir palabras que nos conduzcan a la tranquilidad mientras se inhala y exhala.

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Por último, destaca, que no hay salud mental sin autocuidado, por ello es imprescindible que atendamos nuestras necesidades básicas como dormir, alimentarnos, hidratarnos, todo esto beneficiará a nuestro cuerpo y nos ayudará a gestionar las emociones que nos genera el estrés.

De no poderlo manejar, ambos especialistas aconsejan acudir con un profesional de la salud, quien podrá brindar un tratamiento personalizado, lo más importante es no dejar pasar este estado que, a la larga, puede ser más dañino que benéfico.

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