Pocos lugares donde las condiciones de inseguridad sean tan persistentes como Iguala, Guerrero. A pesar de que en ese municipio se perpetró uno de los crímenes más lamentables y graves de la historia, la desaparición de 43 estudiantes normalistas, las cosas no hay cambiado en los últimos nueve años.  

Las diversas autoridades han puesto el ojo en la acción de los grupos criminales y las supuestas omisiones de quienes tuvieron la responsabilidad de indagar los hechos en un primer momento, pero nadie se ha ocupado de revertir las condiciones sociales y políticas que derivaron en la noche de iguala y su estela de terror posterior. 

Habría sido loable el incidir para romper y debilitar la densidad criminal, pero simplemente no se hizo y por ello la violencia se mantiene y vuelva a generar interés cada que hay un delito de alto impacto. 

Iguala es una especie de ecosistema criminal donde se reproducen buena parte de las fallas institucionales y las diversas redes de protección para los grupos del crimen organizado. Por ello en septiembre de 2014 ocurrió lo que ocurrió. 

Es más, las dinámicas y la presencia criminal ha llegado al grado de hacer simbiosis, por momentos, con el poder político.

A penas este domingo, fueron atacados a balazos Zulma Carvajal Salgado, la que resultó herida, y su esposo Humberto del Valle Zúñiga, quien falleció. Es un golpe a la familia de la gobernadora Evelyn Salgado, ya que Zulma es su prima. Un crimen condenable en todos los sentidos y que requerirá que la Fiscalía actué con urgencia para dar con los responsables. 

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Son malos días para la gobernadora, porque a las presiones de criminales, como Los Ardillos, que paralizaron Chilpancingo movilizando a diversos grupos de inconformes, hay que sumar la muerte, también violenta, del empresario José Guadalupe Fuentes Brito y de su hijo José Manuel, en plena autopista del Sol. Fuentes Brito era el tío de Rubén Fuentes Hernández, pareja de la gobernadora y coordinador operativo del gobierno de Guerrero. 

Guerrero es un lugar difícil, pero las condiciones de gobernabilidad se están comprometiendo y ya muestran fisuras por las que se colarán muchos males y, entre ellos, el sonido de las balas. Lo saben en el Palacio de Gobierno y lo entiende con claridad el senador Félix Salgado, aunque por momentos intente esquivar la crisis aludiendo a presiones interesadas contra el desempeño de su hija, la gobernadora.

Algo hay de ello, pero el problema es ya mucho más grande y debe ser corregido para evitar trastornos todavía mayores. 

Del Valle fungió como director de la policía de Acapulco, cuando el senador Félix Salgado fue alcalde. En 2013, el 8 de marzo, el hermano de Zulma, Justino Carvajal Salgado también murió como consecuencia de impactos de armas de fuego. Era en ese momento síndico del municipio de Iguala.

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