Por Andrés Arell-Báez* La noticia sacudió el mundo de la música: para su gira europea Guns N’ Roses había logrado vender más de un millón de boletas en menos de veinticuatro horas. Si los titulares se hubieran publicado a principios de la década de los años noventa, para nadie habría sido una sorpresa; era lo normal. Pero el récord alcanzado por la banda angelina llegaba más de dos décadas después de su separación, sin ningún disco, ni siquiera un sencillo nuevo lanzado al mercado. Una gira de reunión que lograba el éxito que añoran varias de las bandas más de moda en la actualidad. La vitalidad del grupo de hard rock y su música es impresionante, por decir lo menos; más no una extrañeza. Los Guns lograron impactar a jóvenes y adultos a finales del milenio pasado, con una propuesta artística absolutamente arriesgada, a la que el tiempo le ha dado sus merecidos frutos. Axl, Slash, Izzy, Duff y Steven lanzaron en 1987, tal vez el peor año en la historia para sacar un álbum de hard rock, el ya afamado “Apetitte For Destruction”. Un disco definido por Slash en el “Behind The Music” de VH1 como “el disco perfecto para la gente perfecta en el momento perfecto”. Una docena de canciones fue lo necesitado por los cinco desadaptados para conquistar el mundo entero, vendiendo de él treinta millones de copias, las que alcanzaron para ubicarlo en el podio de la música como el disco debut más vendido de todos los tiempos. Vino más tarde un EP de ocho canciones, cuatro de ellas acústicas grabadas en una tarde y, para principios de la década de los noventa, los consagrados “Use Your Illusions I” y “Use Your Illusions II”. No es arriesgado decir que, muy posiblemente, el mundo del rock (y por qué no, el de la música en general) no había visto una apuesta tan grande, artísticamente hablando, como lo presentado en estos dos trabajos. Pianos de cola, banjos, harmónicas; guitarras de blues, de rock, de hard rock, acústicas; temas románticos, de crítica social, sobre drogas. La lista de estilos, géneros e instrumentos en los dos álbumes es alucinante. Ese trabajo doble los catapultó a las más altas esferas de popularidad, alcanzando a vender de él 35 millones de copias y ofrecer la gira mundial más grande de la historia hasta ese momento. En plena época de máximo apogeo de la cadena MTV, los Guns decidieron promocionar sus discos con videos considerados al día de hoy como icónicos por su calidad y por ser, para aquellos días, los más caros filmados hasta la fecha. Y he allí el porqué de su inmortalidad en la sociedad global. Guns trajo música al mundo, excelentes composiciones que no se desgastan con el tiempo ni con la repetición. En YouTube, por dar un ejemplo vivo, se lanzan anualmente los cien videos más vistos en toda la existencia del portal. Las listas son dominadas por artistas musicales, con sus videos promocionales. Shakira, Katy Perry, Bruno Mars, Justin Bieber, son de los más encontrados allí, sin poder acusar de que esto sea algo extraño. Lo que sí lo es, es que un vídeo del siglo pasado haga presencia en esa lista, como lo es el de “November Rain”. La inmortalidad de la banda, producto de su talento y entrega a su arte, les permitió vivir en esta década una gira mundial capaz de llenar estadios en todo el globo. Siendo América Latina el rincón del planeta donde el grupo es más querido, y México el país del mundo que más los escucha, según los datos de Spotify, la cita por estas tierras era imperante. En el concierto dado en la ciudad de Medellín, la agrupación ofreció un recital de tres horas de duración capaz de erizar la piel de todos los presentes, hacerlos llorar de emoción y saltar como si tuvieran quince años. En el estadio Atanasio Girardot, los Guns N’ Roses lograron retroceder en el tiempo y hacer sentir a sus escuchas estar en los años noventa de nuevo. La calidad de la banda en vivo es impresionante. No se le puede pedir a Axl que vuelva a salir en calzoncillos y corra por el escenario como lo hacía cuando tenía dos décadas de vida; pero si se le exigía una recuperación de su voz. Ese tono chillón, de voz ronca y alta a la vez, lo que junto con su perfecta vocalización lo han consagrado, en varios medios, como el mejor cantante de rock de todos los tiempos, se escuchó de nuevo. En una entrevista con Kurt Loader, el periodista insignia de la MTV le preguntó al líder vocal por qué no había lanzado otro álbum de rock desde la separación de la banda. De hecho, la pregunta exacta fue, “¿qué le falta?”. Axl sin titubear dijo: “Slash”. En Medellín el hombre de la melena, las gafas y el gorro de copa demostró por qué es lo que es: una leyenda viva. Su música es exquisita, su performance alucinante y su presencia impactante. El resto de la banda está a la altura de los dos líderes, lo que, refiriéndose a este par en particular, quiere decir que son de los mejor del planeta. La única crítica, podría hacérsele al baterista, quien en varios momentos del show mostró su descoordinación, con el resto del grupo. Tampoco se van a negar pequeños nubarrones en la presentación, como el que “November Rain” fuera tocada con un claro desgano, la nula interacción con el público y la poca comunicación entre los integrantes. Pero es indudable que fue un show épico. Una presentación en vivo hecha por artistas que trabajaron su arte y su oficio, y que hoy se pueden calificar simplemente como los mejores. Pero Guns N’ Roses como banda también tuvo suerte. En su época, los jóvenes en aquellos años teníamos una inmensa variedad de agrupaciones de gran factura: Nirvana, Metallica, Pearl Jam, Red Hot Cilli Peppers, Aerosmith, Roilling Stones, Oasis, Radiohead, U2, Green Day, The Offspring, Suede. Todos ellos sacaron varios de sus mejores álbumes para principios de los noventa. Era imposible estar al tanto de cada canción y, por lo tanto, la búsqueda de música vibrante en épocas anteriores era nulas e innecesarias Hoy, la situación es diferente. La música hoy no es dominada por artistas, sino por productores, enfrascados en crear productos de consumo masivo; pero rápido, que satisfagan un gusto superficial. ¿Quién escucha hoy con pasión las canciones que llevaron a la fama a artistas como Justin Bieber, Lady Gaga o Blink 182? Por eso la permanencia de este nombre al día de hoy, porque la música, después de ellos, entró en un claro declive, dominada por comerciantes que venden productos y la música es uno de ellos. La añoranza a esos temas está justificada. Los días de apogeo de los Guns fueron tal vez la gran última era del rock y, de aquellos años, la banda que sobrevivió el paso del tiempo con más éxito fue precisamente Guns N’ Roses. Y por eso, sólo eso, se convierte ella en la última gran banda, heredando la antorcha que incendió por primera vez Rolling Stones y que seguiría carburando Aerosmith, y que a hoy pareciera estar a punto de extinguirse. Por eso el retorno de Guns N´Roses da para tanto. En los ochenta, cuando el glam dominaba la escena musical, se sentía que el rock pasaba por una época patética. El “Apetitte For Destruction” cambió eso. El sueño está entonces en que los Guns saquen otro disco y, de nuevo, inicien una revolución de buena música en el mundo. *Andrés Arell-Báez es escritor, productor y director de cine. CEO de GOW Filmes.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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