Forbes Por Julio Millán Nacido en la Ciudad de México en 1922, José Carral Escalante es uno de los hombres de mayor prestigio en el mundo de los negocios en México. Su trayectoria profesional, de más de 70 años, la desempeñó en la banca internacional, independientemente de que su formación es la de abogado. José Carral (Pepe, como le llaman sus conocidos y amigos) es señalado como uno de los precursores de la banca internacional en México y promotor del crédito, enfocado, principalmente, a los sectores minero, petrolero y agrícola. Hoy, a sus casi 97 años, desempeña su cargo como presidente del Club de Industriales, función que asumió en 1996 y para la que recientemente fue reelecto. Ha sido gerente en Citibank, y representante y vicepresidente de Bank of America. Representó a Credit Comercial de France, fue consejero de Bank of Tokyo Mitsubishi y vicepresidente de Caterpillar Finance Corporation. El prominente hombre de negocios sostuvo una conversación para Forbes México con Julio Millán (JM), misma que reseñamos a continuación. JM: Vayamos a tus antecedentes de banquero. Cuéntame tu historia en esa área. En realidad, mi historia de banquero es de suerte, es de imprevistos, porque yo soy abogado de la UNAM y después estudié Ciencias del Turismo y Ciencias de Comercio en Estados Unidos. Me convertí de casualidad en un banquero porque me invitó al Citibank el chairman of the board, cuando yo ejercía mi carrera de abogado en Nueva York. Recuerdo todo tu esfuerzo en Bank of America, aquí en México, para empujar al país en momentos muy difíciles. Gracias a tu desempeño y relaciones personales, el Bank of America estuvo a punto de adquirir la mayoría de las acciones del sistema bancario Bancomer, demostrando con esto la confianza completa que tenía la institución en México. Fuiste de los que lograron estabilizar la buena opinión que debería tener de México, cuando López Portillo nacionalizó los bancos. Tú mantuviste tu posición de apoyo a México. Eso era confianza en el país, porque era un momento crítico en donde había control de cambios, había la nacionalización de la banca, no había posibilidades de pagar la deuda… Pues, mira, la verdad es que, siendo mexicano, me dieron la oportunidad de demostrar que yo no iba a tener conflictos de intereses entre mi país y el Bank of America. Recordemos que fue una excepción a la norma bancaria internacional, que no permite, por pensar que hay conflicto de intereses, [que haya] un representante en el país de su propia nacionalidad. Aquí había que ver muy bien cuáles eran los intereses del Bank of America y cuáles eran los intereses de mi país. Eso era lo difícil, y me dieron la oportunidad. Fueron los señores don Rodrigo Gómez, director general del Bank of America, don Carlos Trouyet y don Manuel Gómez Morín los que, desde México, influyeron para que el Bank of America me apoyara en mi nombramiento. Fui compañero en la UNAM, en la Escuela de Jurisprudencia, de Luis Echeverría y de José López Portillo. En los años de la Guerra Cristera, mis padres fueron líderes del movimiento, motivo por el cual sufrieron persecución política. Mi madre fue capturada en dos ocasiones y encarcelada. Mi padre escapó de ser capturado. Decidieron buscar refugio, por tres años, en Francia. Cuando deja la presidencia el general Plutarco Elías Calles, y es electo presidente el licenciado Emilio Portes Gil, mi padre se comunica con el licenciado Manuel Gómez Morín para pedirle que intervenga y pida a Portes Gil que destruya los papeles en la Secretaría de Gobernación en donde lo inculpaban por rebelde, con pena de traición a la patria. Mi padre, en esta forma, regresa con nosotros a la capital y se reincorpora a la práctica de abogacía en 1929. Regreso a México con mis padres cuando tenía seis años. Tiempo después, Luis Echeverría tuvo la atención de invitarme a ser parte de su gabinete, como Secretario de Comercio y, después, como embajador de México acreditado en Washington. Pero decidiste que no. Porque no era mi preparación ni mi vocación. Entonces, me dediqué a la banca.

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En 1950, Pepe Carral inicia su carrera en Citibank, en la sucursal de las calles de Bolívar, siendo su presidente William B. Richardson. La carrera de José Carral en la banca sí comenzó en Citibank, pero en Nueva York, luego de haber pasado por la New York University y haber laborado en un bufete de abogados asentado en La Urbe de Hierro. Para 1954, el Bank of America abrió una oficina de representación en México y José Carral Escalante fue recomendado por el entonces presidente del Banco Nacional de México, Javier Bustos, y por Agustín Legorreta, quienes lo presentaron con Juan March, quien se haría cargo de las diligencias del banco en nuestro país. Así llegó José Carral a Bank of America y, desde ese momento, trabajó promoviendo créditos para la industria mexicana. Inicialmente lo hizo para el sector agropecuario, impulsando las exportaciones de café y algodón, y, posteriormente, para la pesca y diversas industrias manufactureras de exportación. Carral estuvo al frente de Bank of America como representante y vicepresidente, desde 1970 hasta 1986. Bajo su gestión, la institución apoyó diversas industrias, como la del petróleo, la petroquímica, el acero, la aviación, la navegación y los alimentos, entre otras, llegando a gestionar una cartera de 3,300 millones de dólares. Creo que, una de las cosas importantes de tu trayectoria es un legado de trabajo: has logrado dar una señal de que una vida como la tuya es un ejemplo de éxito profesional. Quisiera que los jóvenes entendieran que México genera hombres de categoría, de capacidad, de inteligencia y de amor a la patria, como tú; que México genera hombres como tú. No, muchísimas gracias, Julio. Esa percepción que tienes de mí es realmente exagerada, pero lo que sí te afirmo es que el conocimiento geográfico, histórico y social de mi país siempre me han ocupado. Estoy encantado. Conozco todos los estados de la República. Logré rodearme de los jóvenes y profesionistas más competentes y formar un equipo de trabajo; y, juntos, logramos crear industrias, crear comercios, ayudar, financiar y crear empleos. Crear empleos es la puerta de la prosperidad. No vamos a entender cómo un país puede lograr éxito sin tener empleos. Los empresarios y los banqueros deben tener como función principal, en su liderazgo, ayudar a sus clientes a la creación de empleos. ¿Te puedo decir una última? Hablando de esos hombres ejemplares, me pasan por la mente tres personas que tienen esa definición: Eugenio Garza Sada, Raúl Baillères y Manolo Senderos; los tres fundaron las universidades privadas más prestigiadas de México, en donde se preparan los que serán profesionistas, empresarios, administradores y técnicos para el presente y futuro del país. ¿Qué momento es el que más te parece importante de México, por positivo? ¿Y cuál es el momento más negativo que tú le has visto al país? Mira, el capítulo más positivo que yo encuentro en mi país es la fusión entre el imperio español y los reinos prehispánicos de México, en donde se inicia el nacimiento de nuestro México. El más negativo es la lucha fratricida entre los mexicanos, en el siglo XIX, entre el Partido Conservador y el Partido Liberal. En gran parte, como consecuencia de esta lucha interminable, ocurrió la pérdida de más de la mitad del territorio nacional en la guerra contra el invasor norteamericano. Cuéntame algo de los hijos. Empezamos con la suerte, la providencia. Yo creo que tú haces una familia a partir de la tuya y la de tu esposa. Entonces sí tuve, francamente, muy buen ojo, muy buena fortuna, porque me casé con la mujer que me gustaba y que quiero mucho. Llevamos 70 años de casados y con seis hijos [cinco varones, una mujer] y 20 nietos. ¿Y bisnietos? Catorce. En otro orden de ideas: A tu edad, ¿has perdido muchos amigos? Pues, todos los de mi generación yo creo que se me han… …anticipado. Desgraciadamente, sí. Me queda lo que he logrado hacer. [Ahora hay que] intentar estar bien informado de todo lo que ocupa a ésta y a la generación anterior, en todos sentidos: en el plano cultural y universitario; en el plano deportivo, en la música (en la que sigo activo) … También estoy muy interesado en los museos. Soy consejero del Museo de Antropología e Historia y también del Museo de San Ildefonso, y me han querido conservar en el Club de Industriales, como presidente.

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Para José Carral, el deporte ha sido uno de sus principales pasatiempos. Desde muy pequeño, aprendió a jugar tenis durante el exilio que vivió junto a sus padres en Francia, en la década de los años 20. Actualmente, es miembro del Salón de la Fama del Tenis Mexicano y promotor de este deporte en nuestro país. Pero, en su juventud, Carral Escalante también jugó futbol y, en la década de los años 40, se enroló con el Club América, aunque nunca pasó de pertenecer al equipo amateur de dicha institución. ¡Dime tu secreto para conservarte tan bien! No, mira… Logro engañar a algunos amigos porque tan bien, tan bien, no estoy; pero, cuando menos, puedo decir esto: obviamente, la parte genética tiene algo que ver; mis padres murieron ya ancianos; pero creo que lo principal es no perder nunca la joie de vivre [alegría de vivir]. Yo creo que nuestro mundo, nuestra generación, los avances médicos, todas las acciones culturales, todo eso te da un aliento muy importante para seguir disfrutando de la vida. Yo sí te confieso que los amigos, la familia… mi mujer, obviamente, me mantienen con ilusiones en la vida. Y eso es lo más importante. Yo no me excedo. Nunca he fumado, por ejemplo. Dentro de este esquema de vida, ¿cuáles son tus tres mejores amores? Mi familia, mi país y mis amigos. Ésos. ¿Y cómo describirías tus hábitos naturales? Creo que tu hábito de cultura lo inicias con tus padres. A mí, por ejemplo, mi pobre padre, que fue víctima de una persecución, no dejó de enseñarme todo lo que sé. Eso me llevó a los anfiteatros, a la Ópera de París, a sentir la música clásica, los viajes a Viena y a Londres cuando tenía yo entre cinco y siete años. Eso se te graba en el corazón. ¿Cómo te ves hoy? Me veo afortunado, activo y con el deseo de terminar mi vida comprometido para ayudar con mi pequeña aportación al progreso de mi país. La verdad… por qué no decirlo… me veo afortunado también por mi familia, por mis amigos. ¿Qué es lo que me duele más ahora? Me cuesta trabajo leer, ya no tengo buena vista; eso es lo que más me duele en la vida actualmente.

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Este emblemático empresario ha recibido diferentes distinciones y, en 2006, fue condecorado por la reina Isabel de Gran Bretaña con la Order of the British Empire y por el gobierno de Perú con la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos. En 2009, el rey de Bélgica le otorgó la medalla Commandeur de l’Ordre de Léopold. Te puede interesar: Empresarios se reúnen para analizar las elecciones

 

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