Por Rodrigo Kuri* Ahora que AMLO ganó las elecciones, me dio curiosidad conocer los planes de la moneda digital AMLOVE Coin, la criptomoneda que pretendía llevarlo a la Presidencia. Busqué, y aparecieron dos mensajes: “Web Page Blocked” y “This account has been suspended”. Es posible que amlovecoin.org haya sido un fraude, un experimento o qué sé yo. Lo que es un hecho, es que el mundo de los activos virtuales aún está en una etapa temprana y te puedes encontrar con una gran cantidad de cosas extrañas. Desde Jesus Coin, una broma que se salió de control y que en febrero alcanzó una capitalización por encima de los 20 millones de dólares (mdd), pero que hoy vale cerca de 1.25 millones, hasta Pot Coin, un activo para la industria legal de la marihuana en Estados Unidos (que alcanzó 90 mdd y hoy está por debajo de los 11 millones). Incluso Bitcoin, la criptomoneda más capitalizada, ha sufrido fluctuaciones violentas en su valor. Pasó de 16,000 mdd en enero de 2017, a 327,000 mdd en diciembre de ese año, cayendo a 105,000 mdd en febrero de 2018, hasta ubicarse hoy en 132,000 mdd. Los filtros de seguridad de la red de Citi han demostrado una realidad: comprar activos virtuales no es invertir, es apostar. Aun si el activo virtual es legítimo y no un fraude, casi siempre es altamente volátil. Los primeros adoptadores de las criptomonedas han sido especuladores. Muchos han logrado retornos astronómicos en poco tiempo, aunque, en muchos casos, sus fortunas se esfumaron igual de rápido. Esta “fiebre del oro” genera volatilidad y ésta, a su vez, genera más fiebre. Veo a muchos de estos activos como apuestas, al menos por ahora. No tiene nada de malo comprarlos, si lo haces con dinero que estás dispuesto a perder. Pero dejando de lado su volatilidad, los activos virtuales y la tecnología que hay detrás, llamada blockchain (Distributed Ledger Technology, o tecnología de registros distribuidos), tienen mucho potencial. Esta tecnología permite eliminar intermediarios que validen transacciones, y robustece la seguridad de los registros, lo que permite llevar a cabo transacciones de forma más rápida, a menor costo y con menor riesgo de fraudes o hackeos. Varios bancos están usando otras aplicaciones de blockchain, como la moneda Ripple, para envíos internacionales de dinero, o Corda, que coordina financiamiento a comercio exterior entre bancos. Citi lleva años explorando esta tecnología y ha invertido en empresas como Chain, que ofrece Blockchain as a Service. Este servicio permite a empresas manejar sus registros de transacciones de forma más segura. Por ejemplo: Uber podría usarlo para mantener el control de los saldos de sus usuarios y conductores. Un exchange de criptomonedas puede usar esta tecnología para llevar el control de los saldos de sus clientes. Lo que más me emociona es que, a medida que la tecnología permite que movamos y guardemos dinero de forma más rápida, más segura y a menor costo, las personas con menos dinero son las más beneficiadas. Este tipo de tecnología podría detonar una ola de inclusión financiera y social en México. Por ejemplo, hace algunas semanas coticé el envío de 100 dólares de Estados Unidos a México. El costo con Western Union (WU) fue de 4.55%. Si un mexicano enviara 4,200 dólares cada año a México, 191 dólares serían para WU. Tempo, competidor de WU que opera en Europa usando tecnología de Stellar, una plataforma financiera que baja los costos de las transacciones entre criptodivisas ofrece envíos a un 2%. Si hubiera un disruptor ofreciendo envíos de Estados Unidos a México a 2%, cada mexicano ahorraría 107 dólares al año. En total, esto representaría unos 843 mdd en los bolsillos de los migrantes mexicanos y sus familias. Es importante que los sectores público y privado sigamos invirtiendo y aprendiendo. La Ley Fintech es un gran paso en esa dirección. Estamos trabajando muy activamente con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y con la Asociación de Bancos de México (ABM) para crear en el país un ecosistema de servicios financieros que proteja al usuario y promueva la inclusión. Éste es justo el momento en que la innovación y la inclusión financiera están despegando en México. *Director Corporativo de Estrategia y Transformación Digital de Citibanamex.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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