Por: Gabriel España

Al final del obscuro túnel de la turbulencia geopolítica actual, la puerta de salida de la industria manufacturera estadounidense de China tiene un nombre labrado que permite leer en su parte superior: México. Una variedad de factores está afectando el éxodo de China, entre los cuales los 3 más importantes son: (a) tensiones comerciales entre China y EE. UU.; (b) la pandemia de Covid-19; y (c) el conflicto Rusia-Ucrania. Todo esto ha llevado a que los costos de transporte de Asia a EE. UU. incrementaron 5.5 veces entre 2019 y 2022, lo que obliga a pensar en reubicar fábricas y centros de producción a nuestro país, esto ha sido bautizado como “nearshoring”.

Adicionalmente, existe una importante migración de empresas chinas que buscan en México una oportunidad de expansión a nuevos mercados, dada la estratégica localización y conexión de México con no solo EE. UU. también con el resto de Latinoamérica, así como también los costos laborales en México, que hoy en día son significativamente más bajos que en China. Nuestro país se beneficia por la apertura comercial que le permiten los 14 tratados de libre comercio con 50 países, lo que se suma a la larga lista de atractivos para las empresas chinas que crecen en México.

Actualmente Estados Unidos importa unos US$600,000 millones de China y cerca de US$450,000 millones de México. Las exportaciones de México a EE. UU., a su vez, representan casi el 40% de nuestra economía de US$1.3 billones. Dada la escasez de mano de obra y los costos en los EE. UU., México desempeña un papel clave en la salida de corporaciones estadounidenses de China. Es de esperar que la nueva configuración de la manufactura global por parte de las empresas tome de 3 a 5 años, aunque las exportaciones mexicanas de los centros existentes ya están en plena expansión, con exportaciones de productos electrónicos actualmente creciendo 25% por encima de los niveles de 2019.

China ha ido perdiendo participación en las importaciones estadounidenses, lo que abre una oportunidad para México. La tendencia a la baja se vio brevemente interrumpida por la pandemia, pero China está perdiendo participación nuevamente. México aún no ha aumentado su participación de mercado en las importaciones totales de EE. UU., pero no perdió participación de mercado durante la pandemia. 

Según una encuesta reciente del Banco de México, el 16 % de las empresas con más de 100 empleados en el país ya reportan beneficios del nearshoring, especialmente las empresas ubicadas cerca de la frontera con EE. UU. La mayoría de estas empresas destacaron que están recibiendo más inversión extranjera directa o están viendo un aumento en la demanda de productos de (1) empresas establecidas en los EE. UU. que anteriormente adquirieron productos o servicios de empresas en otros países; (2) firmas extranjeras que ya trasladaron sus operaciones a México; y (3) otras empresas mexicanas que se benefician del nearshoring. En particular, el 6.9 % de las empresas encuestadas mencionaron aumentos en la demanda de empresas establecidas en los EE. UU. que antes obtenían productos de empresas de otros países. El reto aquí es lograr que igualmente el sur-sureste del país se beneficie también de esta positiva ola de desarrollo económico. 

Existen estimaciones que indican que la capitalización plena de la oportunidad que presenta el nearshoring permitiría a México crecer de manera incremental su PIB entre 1.5% y 2.5%, producto del crecimiento estimado de las exportaciones a EE. UU. en un rango entre 20% y 25%. Algunos economistas se han aventurado en estimar que propiciar, desde las Políticas Públicas, las condiciones necesarias para maximizar la oportunidad del nearshoring podría abonar para lograr montos de Inversión Extranjera Directa (IED) de unos US$50 mil millones de dólares anualmente, muy superior al máximo histórico logrado por México en 2018 que registró US$35 mil millones de dólares, que fueron resultado de una serie de reformas realizadas en los años previos que permitieron condiciones adecuadas para contar con un entorno favorable para la IED.

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Las cifras expuestas anteriormente, reflejan simplemente el impacto que tendría la no-materialización de esta oportunidad, significan el costo de oportunidad que México estaría dejando en la mesa de no hacer nada. La maximización del nearshoring en México requiere de resolver complejos cuellos de botella, deficiencias que demandan generosidad política y altura de miras que permitan crear condiciones que promuevan la inversión necesaria para la mejora de: (i) el sistema energético en nuestro país, electricidad y gas en donde sea necesario, (ii) el fortalecimiento de nuestro estado de derecho e impartición de justicia, (iii) sistemas educativos que permitan una mayor disponibilidad de talento especializado, así como muchos otros elementos necesarios para dar ese brinco que permita mejorar las condiciones de las mayorías en términos económicos y sociales.

El nearshoring nos pone en una coyuntura histórica, una oportunidad que tal vez no volvamos a tener en generaciones. Esta quizá sea la tercera llamada, una última cita con el desarrollo de nuestro país, dado el declive del histórico “bono demográfico” que ha favorecido a México en las últimas décadas. Es momento de tomar esta oportunidad en serio, actuar en consecuencia, pues nuestro futuro depende de nuestras libertades empresariales, económicas y políticas, para las cual es necesario mantener a la democracia y sus instituciones más vivas que nunca, requiriendo tu participación e involucramiento activo.

La materialización del nearshoring empieza desde uno mismo, alzando la voz, ¿lo vas a dejar pasar?, tú decides.

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El autor es Managing Director en Iskali Capital Group (ICG), Banca de Inversión basada en Washington DC, la cual está enfocada a proyectos de alto impacto de desarrollo en Mercados Emergentes. 

Contacto: [email protected]

Twitter: @Gabriel_Espana

LinkedIn: https://www.linkedin.com/in/gabrielespana/

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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