Foro #MujeresPoderosas. La representación femenina en los consejos directivos, aunque va al alza, no se traduce en la presidencia de los mismos, apunta un estudio de Deloitte.   Por Susan Adams Las cuotas de género funcionan, pero no han logrado impulsar a las mujeres a cargos altos. Ése es el mensaje de un informe de 71 páginas sobre la diversidad de género en los consejos de administración de todo el mundo, dado a conocer hace unos días por la consultora Deloitte Global. Llamado La mujer en la sala del consejo: una perspectiva global, analiza la representación femenina en los consejos directivos de 6,000 empresas –entre ellas 2,806 sólo en Estados Unidos– en 49 países. (El informe es desigual en sus recuentos de empresas, en Colombia examina solamente a 11.). La conclusión: 12% de los cargos en juntas directivas de todo el mundo está ocupado por mujeres, y en México ese porcentaje es de 5.3% (1.2% menos que en 2014), pero la participación femenina no se traduce en un acceso al puesto máximo, sólo 4% de las empresas es dirigido por mujeres a nivel mundial, en México esa cifra es de 5.4%. En su desglose por país, el informe pone de relieve cómo las cuotas de género pueden elevar la representación femenina en los consejos. Un número creciente de países está legislando esas cuotas, exigiendo a las empresas nombrar consejos directivos que incluyan hasta 40% de mujeres. Noruega, que tiene una marcada tendencia socialista, es pionera en la materia y aprobó la primera ley en 2005. Las empresas tenían hasta enero de 2008 para cumplir, so pena de ser disueltas. Pero los números no han alcanzado ese 40%. En las 22 empresas noruegas que Deloitte analiza, 36.7% de los escaños del consejo son ocupados por mujeres. Aun así, Noruega está en el primer lugar entre todos los países examinados por Deloitte, pero sólo 18.2% de los consejos noruegos tienen mujeres en la presidencia. Dinamarca también ha regulado las cuotas de género, aunque es menos estricto que Noruega. Deloitte señala que la legislación danesa obliga a las empresas a “trabajar activamente” hacia la igualdad de género (40% de participación de las mujeres en los consejos), pero no existen sanciones marcadas por la ley. Sin embargo, los consejos daneses tienen un 21.8% de representación femenina, entre los más altos en el informe. No obstante, la representación femenina en el consejo no se ha traducido en liderazgo femenino. No hay consejos de administración presididos por mujeres en Dinamarca. “Puedes hacer que aumente el número de mujeres en los consejos”, dice el director general de Deloitte Global Dan Konigsburg, “¿pero qué está cambiando realmente? ¿Esa cifra se ha elevado hasta donde realmente importa?” Su punto: es posible elevar el número de mujeres en los consejos, pero si esas mujeres nunca llegan a la presidencia, su influencia será limitada. Si bien la mayor parte de la legislación de cuotas para los consejos directivos se concentra en Europa, India y Malasia tienen leyes aprobadas que requieran que los consejos de administración nombren a mujeres. La ley de la India es débil, exige a las empresas públicas que nombren como mínimo a una mujer a sus consejos de administración, pero Malasia requiere que la representación femenina en los consejos sea de al menos el 30% en 2016. Aunque las cuotas han aumentado claramente el número de mujeres en los consejos, Francia, Italia y Finlandia tienen cuotas y representación en el directorio por encima de 20%, entre los cinco primeros en el informe de Deloitte –las cuotas siguen siendo controvertidas y han producido algunas consecuencias no deseadas–. Una de las principales críticas: obligan a las empresas a nombrar mujeres sub calificadas en industrias dominadas por hombres, como tecnología, productos químicos y construcción, con el fin de cumplir con las cuotas. También está el problema denominado “falda de oro” de un número limitado de mujeres sentadas en múltiples consejos. Según el diario británico The Telegraph, una mujer noruega, la abogada Mimi Berdal, de 55 años, en un momento se sentó en la nada fácil de alcanzar cifra de 90 consejos diferentes. ¿Las mujeres realmente mejoran el rendimiento de las empresas donde sirven? La literatura existente se encuentra dividida. Uno de los estudios más citados es un informe publicado en 2007 por Catalyst, una organización sin fines de lucro de Nueva York que promueve la inclusión de las mujeres en el lugar de trabajo. El informe estudió grandes empresas con el mayor número de mujeres en sus consejos de administración y encontró un resultado sorprendente, un 53% más de rendimiento sobre el capital en las empresas donde las mujeres estaban bien representadas (comparó el cuartil superior con el cuartil inferior) y un retorno superior en 66% sobre el capital invertido. Pero los críticos han dicho que Catalyst promueve una agenda y que su investigación no es objetiva. Un reportaje publicado en 2013 en The Atlantic por Christina Hoff Sommers, una erudita del American Enterprise Institute, con una perspectiva neoconservadora en muchas posiciones feministas, califica al argumento económico para las cuotas de género “más inestable de lo que sus defensores parecen darse cuenta”. Un ensayo publicado en 2008 en el Journal of Financial Economics encontró que el efecto de las mujeres directivas en los consejos tenían en promedio un efecto negativo en rendimiento de la firma y que las cuotas pueden reducir el valor de las empresas bien administradas. Una revisión de la literatura realizada en 2010 por dos alumnos de Stanford que han abogado por la inclusión de las mujeres en los consejos, sin embargo, no encontró ninguna correlación clara entre la diversidad en los consejos y el desempeño financiero. También está un estudio realizado por la Universidad de Michigan en 2010 sobre las empresas noruegas que muestra que el aumento de los miembros femeninos en el consejo se tradujo en un peor desempeño financiero. “La cuota derivó en la gestación de consejos más jóvenes y menos experimentados… y a un deterioro del rendimiento operativo”, dijo el estudio. Pero para mí el estudio más convincente es el publicado por Corinne Post y Kris Byron, profesores de administración de las universidades de Lehigh y Syracuse, cubierto por Fast Company en enero de 2015. Los profesores revisaron exhaustivamente 140 estudios que cubrían 90,000 empresas de 35 países entre 1989 y 2014. El resultado final, como lo puso Lindsay Lavine de Fast Company: “En general, cuando las mujeres están en los consejos, las empresas son más rentables.” Post dijo a Lavine que la directivas aportan sus diversas perspectivas a la sala de juntas, y que ellas son “más inclusivas en sus comunicaciones e interacciones con los demás”. En Deloitte, consultores como Konigsburg están en las trincheras con las empresas que toman decisiones importantes todos los días y él está de acuerdo con el Post y Byron. Él dice que él y su colega han visto cómo las mujeres directoras mejoran el rendimiento de la empresa. “Hemos encontrado en nuestra experiencia que mientras más diversos son los consejos, son mejores. Estamos a favor de esta causa por un deseo egoísta de tener mejores clientes y clientes mejor gobernados.” Eso aplica para las cuotas raciales también, añade. Él dice que los inversionistas también están convencidos. “No se trata de hippies ni de personas con una agenda social. Son sólo gente diciendo que esto se trata de hacer que las empresas funcionen mejor”, dice. Pero aunque Konigsburg reconoce que las cuotas han elevado el número de asientos en los consejos en poder de las mujeres, sobre todo en Europa, le preocupan principalmente dos cosas: la complacencia y el fracaso para elevar a las mujeres a los asiento de presidente donde tendrían una influencia real. El problema de la falda de oro es real, dice, lo que significa que sólo un puñado de mujeres hacen oír su voz en toda la empresa, y a menudo esas mujeres son esposas o hijas de hombres influyentes. Iré más allá. Como las becarias de Stanford Deborah Rhode y Amanda K. Packel argumentan en su revisión de la literatura de 2010, no importa lo que la evidencia sobre el desempeño financiero (y estoy convencida de que la evidencia apunta a que la presencia de las mujeres en los consejos mejora los números corporativos), no son razones convincentes por las que las mujeres deban sentarse en los consejos de administración y, aún más importante, dirigirlas, arraigadas en la justicia social y la igualdad de oportunidades. Al igual que el aumento de la representación de las mujeres en todos los puestos de dirección, de la política a las instituciones educativas para el liderazgo empresarial, aumentar su representación en las juntas es simplemente algo que hay que hacer. El informe de Deloitte subraya hasta qué punto debemos ir.

 

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