El confinamiento derivado de la pandemia de Covid-19 ha modificado la socialización y rutinas a nivel mundial, y en Latinoamérica se estima que la prevalencia alcance hasta el 14% de casos de ansiedad, el doble de lo estimado en 2019.

“La ansiedad que ya tenía un porcentaje prevalencia del 5 al 7% de la población general antes del Covid-19, ahora tiene una estimación de duplicarse durante y después de la pandemia y llega a cifras de prevalencia de hasta el 14%”, puntualizó el médico Luis Meixueiro Torres durante un Webinar de la Asociación Nacional de Farmacias de México (Anafarmex).

El especialista agregó que el segmento de entre los 30 y 40 años es el que más solicita atención médica sobre el deterioro de la salud mental en América Latina, donde la mayor parte destaca por casos al alza de depresión y ansiedad.

“¿Qué nos pasa con el Covid-19? Hay una exacerbación de síntomas se han aumentado y se han hecho aún más delicados y evidentes los síntomas sobre ansiedad, trastornos afectivos, obsesivos compulsivos, por estrés postraumáticos, conductas suicidas y el consumo de sustancias”, agregó.

El trabajo remoto ha traído consecuencias negativas en la salud como la incapacidad de mantener una rutina diaria que ha afectado la salud mental y originado sentimientos incertidumbre, aislamiento, fatiga, aburrimiento, cambios en ciclos circadianos y sentimiento de desesperanza.

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“Los factores de riesgo que nos alertan sobre el confinamiento de la pandemia son las personas que ya se encontraban en un aislamiento precovid, antecedentes de ansiedad y depresión, consumo de sustancia, situaciones de pérdidas de empleo, divorcios, crisis económica o duelo por un ser querido“, abundó Meixueiro Torres.

Entre las recomendaciones del especialista se encuentran aceptar la incertidumbre, utilizar con moderación la tecnología, detectar los problemas de violencia doméstica, evitar el consumo excesivo de plataformas de entretenimiento, identificar los problemas de sueño y tratarlos, evitar el consumo excesivo de carbohidratos y planear la rutinas de trabajo y recreativos.

Vienen años, kilos y meses difíciles después del confinamiento; el hecho de no variar la dieta puede ser contraproducente para temas de sobrepeso, es normal tener más hambre durante la cuarentena porque hay una asociación de incremento de apetito particularmente por los carbohidratos como parte del cuadro clínico de la ansiedad”.

Asimismo, recomendó identificar los dos fenómenos más recurrentes durante la pandemia: el “comer emocional” y los atracones de comida, caracterizados por una sobrealimentación con cantidades grandes y periodo de tiempos muy cortos.

“El abordaje del sobrepeso y la obesidad desde la neurobiología es importante para comprender la complejidad de este problema y es indispensable que el tratamiento sea interdisciplinario”, explicó.

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