El mayor debate en los mercados financieros se centra en la estrategia que implementará el Banco de la Reserva Federal en Estados Unidos para hacerle frente a la evidencia sobre “reflación”, teoría que recae en una combinación de expansión económica con presiones inflacionarias. A pesar de que la Fed ha enfatizado la importancia de mantener condiciones monetarias laxas por más tiempo para ayudar a una recuperación sostenida y homogénea, las condiciones actuales sugieren que podría comenzar a modificar su plan de vuelo tan pronto como a finales de este año. Este artículo trata de brindar mayor claridad sobre este tema.

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La conducción de la política monetaria de la Fed se centra en un mandato dual: el desempeño de la inflación en torno a su objetivo de 2% (en promedio), y la dinámica del mercado laboral (i.e. actividad económica). Hasta el momento, el banco central considera adecuado mantener su tasa de referencia cercana a cero, así como su programa de compra de activos por 120,000 millones de dólares cada mes, resaltando la necesidad de ser prudentes. Sin embargo, el mayor ritmo de recuperación, aunado a presiones en precios, sugieren una posible normalización en el monto de compras (anunciándose a finales de este año), así como el inicio del ajuste al alza en su tasa de interés (entre finales de 2022 y 2023).

En cuanto a la inflación, la mayoría de los inversionistas teme los recientes incrementos más allá de lo deseable, lo que pudiera comprometer la recuperación. La inflación anual que enfrentan los consumidores pasó de 1.4%, en 2020, a 4.2%, en abril de 2021, reflejando tanto un efecto de base adverso, como presiones que podrían continuar hacia delante.

Otra medida relevante para el banco central, el PCE subyacente, pasó de 1.4% a 1.8%, casi duplicándose en los últimos 12 meses y acercándose rápido al objetivo de 2%. Más aun, se ha observado un deterioro en expectativas a niveles por arriba del objetivo de la Fed, tanto en inflaciones implícitas del mercado (3% para dos años), como en encuestas (la más reciente de la Universidad de Michigan: 4.6% para un año y 3.1% en aquella de 5 a 10 años).

Estos ajustes se explican por efectos de oferta (e.g. algunos cuellos de botella en cadenas de suministro o incrementos en insumos por el alza en precios de materias primas), así como de demanda (mayor poder adquisitivo de familias por los programas de estímulo). Esto sugiere que el panorama para la inflación en los próximos meses continuará siendo altamente retador.

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La combinación de factores aquí expresados ha incrementado el debate en torno a los posibles cambios en la estrategia de la Fed y sus implicaciones para los mercados financieros. Probablemente, esta complejidad se irá incrementando en lo que resta de 2021, apoyando la tesis de inversión de reflación en la mente de muchos participantes del mercado.

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