Por: Rafael Ramírez de Alba

El Metaverso es un proceso emergente que engloba y profundiza los temas más importantes del proceso de digitalización que la humanidad ha vivido en los últimos años. Es un tema importante para los empresarios. Quizá haya sectores que por ahora no viven un efecto inmediato de los avances del Metaverso, pero en algún momento lo harán.

Todavía no hace mucho tiempo, había empresarios que se consideraban poco afectados por la digitalización, por estar enfocados en la producción de bienes y servicios físicos que seguirán siendo necesarios y que no pueden ser sustituidos por un producto digital –como un libro lo es por un Kindle–. Sin embargo, la digitalización consiste en mucho más que pasar de lo físico a lo digital. En el momento en que se añade una capa de software o de información y conectividad a una realidad física, esta se vuelve potencialmente valiosa. 

¿Qué es entonces el Metaverso? Una forma de entenderlo es desagregar sus elementos: en primer lugar, se trata de mundos digitales, pero interactivos. Es un proceso de la digitalización, que ya no nada más se observa o lee, sino que se puede crear y modificar.

Otro aspecto interesante es la convergencia sin costuras, sin que podamos ver en qué momento termina nuestra vida física y empieza esa otra realidad, que no por ser digital es menos real. Otro elemento es que el Metaverso comúnmente añade una capa tridimensional al internet, para crear experiencias mucho más auténticas, naturales. Podemos pensar en una serie de mundos masivos, compartidos, donde podemos estar muchas personas al mismo tiempo, que son permanentes, que están impulsados por experiencias, por productos virtuales altamente inmersivos, interactivos e interoperables.

Algo que comenzó como ciencia ficción está convirtiéndose en realidad con inversiones totalmente reales, que además son cuantiosas. The Sandbox, uno de los mundos virtuales que se están creando, tiene ya más de 200 asociaciones estratégicas con diferentes actores de la economía tradicional, desde clubes de futbol hasta empresas deportivas, pasando por la industria del entretenimiento. Roblox es otro de estos universos, muy enfocado en juegos, donde se intercambian 2,500 millones de mensajes diario. De acuerdo con la propia empresa, la mitad de los niños y adolescentes menores de 16 años en Estados Unidos han jugado en Roblox. En México no debemos de estar muy lejos. 

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Second Life es uno de los pioneros, con más de 20 años de vida. Actualmente, las personas que son creadores de contenido en el juego perciben en conjunto unos 80 millones de dólares al año. Meta tiene el objetivo de gastar 10,000 millones de dólares cada año en su división de realidad aumentada. En capital de riesgo han invertido 15,000 millones de dólares. El valor de mercado de los tokens digitales conocidos como NFTs es de 41,000 millones de dólares. Las compras de bienes virtuales han llegado a 54,000 millones de dólares en 2021, de acuerdo con JP Morgan.

¿Qué compañías están creando el Metaverso? Son muchas, en muy diferentes aspectos. Más allá del desarrollo del Metaverso, las oportunidades de negocio para las empresas tradicionales son una realidad y están en temas de uso de sus aplicaciones, como colaboración remota, educación y capacitación. Muchas de las grandes corporaciones a nivel mundial están viendo que tienen que participar.

Están también los temas de planeación y de diseño; por ejemplo, despachos de arquitectos ya están proyectando sus servicios con estas compañías, lo que les permite enseñarle a sus clientes los diseños y visitarlos de manera virtual, de manera mucho más realista que un dibujo, porque se puede realmente entrar a ese departamento y sentir los volúmenes, e inclusive ver dónde y cómo se amueblaría Por otro lado, y con una creciente adopción, está la conexión que se logra con el cliente a través del marketing en el metaverso. Al final del día, es una manera de conectar con más clientes, sobre todo con las generaciones más jóvenes, acostumbradas a interactuar más estrechamente con la tecnología. 

Hay muchas oportunidades de inversión –y muchas de especulación, hay que tomar precauciones– pero las oportunidades están ahí. Los directores de empresa más visionarios están obligados a explorar esta nueva realidad para adaptarse rápidamente al cambio que viene o mejor aún, para construirlo. Por ello es preciso explorar y aprender, con el fin de determinar cómo algunas de estas aplicaciones pueden ser relevantes para el negocio propio, de manera que la empresa pueda anticiparse a retos y generar competencias y capacidades que se vuelvan indispensables en el futuro. 

Contacto:

Rafael Ramírez de Alba, Profesor y director del área de Entorno Económico del IPADE.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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