“Siempre se tiene que llevar una excelente relación con la familia política, son familia al final del día, llevan la misma sangre de quien amamos y merecen nuestro respeto total”. Doris Maurer

En cada área de desarrollo de la empresa familiar es necesario tener en cuenta dos aspectos fundamentales: la organización y el esfuerzo. Ambas son cualidades que propiciarán el cumplimiento exitoso de objetivos específicos a corto, mediano y largo plazo. Desde esta óptica de méritos y trabajo se debería examinar la incorporación de familiares políticos a la empresa, pues es una acción que no debe ni rechazarse ni asumirse de manera tajante, pero resulta indispensable tomar en cuenta varias situaciones previas y tener listos protocolos que preserven la estabilidad de la empresa y la relación familiar.

Pienso con lo anterior en una anécdota que conocí hace tiempo sobre una mujer que luego de escuchar la interpretación de un pianista se acerca a él y le dice que haría cualquier cosa por tocar de la misma forma, a lo que el pianista responde, convencido, que no lo cree. La mujer, desconcertada, repite que sí lo haría, pero el pianista le explica que, aunque en ese momento a ella le encantaría tocar como él, no estaría dispuesta a practicar ocho horas diarias durante los próximos veinte años para alcanzar ese dominio del piano. Esta historia no niega la capacidad de lograr el éxito en algún proyecto, pero exhibe el esfuerzo y tiempo de preparación que una actividad, la que sea, requiere para su ejecución exitosa.

La narración se puede trasladar al tema de agregar familiares políticos a la empresa familiar. No por desearlo o haber contraído matrimonio con algún familiar directo, los parientes políticos se pueden desempeñar adecuadamente en algún área de la compañía. Tampoco es categórico el fracaso si se le incorpora a la empresa, ambas elecciones pueden tener puntos a favor y en contra. Sopesar los argumentos de uno y otro lado es la decisión más inteligente para determinar si es beneficioso a nivel familiar y empresarial.

Algunas virtudes de los parientes políticos pueden ser el interés genuino en la empresa, ya que no creció con el posible sentimiento de imposición. Asumiendo que este candidato cuenta con el perfil deseado para un puesto en la empresa, también podría aportar conocimientos que provengan de la experiencia en otras corporaciones o áreas de desarrollo, no limitándose al confort del marco familiar. Además, puede suministrar nuevas o diferentes perspectivas que contribuyan al rendimiento y crecimiento de utilidades de la empresa en beneficio de todos.

Contrario a lo anterior, hay también adversidades que pueden ser provocadas por estos procesos de inclusión, como inconformidad por parte de otros empleados o familiares consanguíneos que consideren la decisión como un acto de favoritismo y no de mérito. Discrepancias en cuanto al perfil o competencias del pariente político para llevar a cabo su labor. Descalabros económicos, administrativos u operativos en la empresa, en caso de que se disuelva el lazo familiar. Todos estos posibles contratiempos pueden ser prevenidos con un protocolo bien ejecutado y una normatividad debidamente establecida.

Para lograr un proceso de integración exitoso hay algunas cuestiones a considerar. Me apoyo en las premisas ofrecidas en la cápsula ¿Qué hacer con los familiares políticos en la Empresa Familiar?, de la Escuela de Familias Empresarias para mencionar, por ejemplo, que la decisión de agregar a un pariente político se debe consultar con el consejo familiar y de administración, no ser una disposición únicamente del director. Además, es imprescindible que el familiar político cuente con las habilidades y capacidades profesionales necesarias. También es importante que las cláusulas de contratación sean las mismas que se le ofrecerían a otro empleado en su lugar, pero, sobre todo, es fundamental que las condiciones de salida de la empresa sean claras y avaladas desde el principio. Como sugerencia complementaria podría agregar que es benéfico evaluar constantemente el trabajo y progreso del pariente político, esto a través de evaluadores externos que eviten cualquier tipo de favorecimiento o malentendido de sesgo familiar o emocional.

Para dar continuidad a lo anterior, traigo a colación el artículo Tips para sumar a un pariente político a la empresa familiar, en donde Elizabeth López Argueta, sobre el mismo tema, menciona algunos puntos a considerar por el familiar político que se integra a la empresa. Entre ellos se encuentra saber si la familia entera está de acuerdo con su incorporación a la empresa. Anteponer su profesionalismo antes que cualquier otro interés personal. Adaptarse a la cultura y funcionamiento de la empresa y no esperar beneficios provenientes de los lazos de parentesco. Al tener claros estos puntos puede comprometerse a un mejor proceso de integración, dotándolo de responsabilidad tanto administrativa como familiar.

Sin embargo, la responsabilidad de que una incorporación de esta magnitud sea favorecedora no sólo recae en el pariente que se pretende integrar, también en el director de la empresa que debe estar preparado ante la situación y guiarse bajo el reglamento estipulado. Un buen líder comprende que la educación que el fundador o director de la empresa ofrece a sus posibles sucesores, y que se transmite a las siguientes generaciones, ocupa un papel significativo. Como lo refiero en La familia política: uno de los principales dilemas del fundador de la empresa familiar, al instruir a los hijos en el ámbito de la empresa, al fomentar el interés en los temas importantes del negocio se asegura que, en el futuro, sus lazos de unión con terceros estén mediados por el afecto y disposición hacia la corporación, tomándola en cuenta en sus decisiones.

“Al trabajar de la mano estas dos virtudes de organización y esfuerzo se evitan procedimientos que propicien nepotismo o injusticia, por el contrario, se fortalecen la estabilidad y el bien común”.

Hay opciones que encuentren un equilibrio saludable para esta cuestión específica. Por ejemplo, es posible que el familiar político no forme parte de la empresa como un agente operativo, asumiendo la dirección de la empresa o un puesto determinante, puede jugar un rol de consulta o consejería administrativa, que lo consolide como integrante del negocio familiar y lo haga parte del entramado empresarial pero no arriesgue el funcionamiento óptimo de la corporación en caso de desavenencias o separaciones sentimentales.

Volviendo a la idea inicial sobre la organización y el esfuerzo, puedo asegurar que una estructura consistente en la empresa, un protocolo bien reglamentado y establecido; una actitud sensata y objetiva por parte del directivo; así como la experiencia y conocimiento laboral del pariente político, su compromiso y respeto por la empresa pueden permitir que nuevos integrantes de la familia se incorporen al quehacer empresarial. Al trabajar de la mano estas dos virtudes de organización y esfuerzo se evitan procedimientos que propicien nepotismo o injusticia, por el contrario, se fortalecen la estabilidad y el bien común.

Podría encontrarse más de un exitoso pianista dentro de la empresa familiar, siempre que los aspirantes se comprometan a arduos ensayos, a años de formación y experiencia; a conocer las partes y funciones del piano y a trabajar duro en la comprensión y perfección de las notas. Entonces, al correr de los años, la empresa familiar sería una extraordinaria pieza musical, capaz de recibir nuevos intérpretes que merezcan el lugar y cuiden el orden establecido mucho antes de su llegada.

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