Esperanza, optimismo y alegría suelen ser las primeras emociones que experimentan las niñas y niños cuando empiezan su viaje migratorio. Ellos son conscientes de las múltiples vulneraciones y violencias de las que se despiden; por eso, les entusiasma tanto saber que buscarán una mejor vida. 

Lo que no saben muchos es que estas emociones pronto se disiparán, pues el viaje suele ser abrumador desde el inicio. Lastimosamente, conocerán otros abusos y agresiones que los marcarán para toda su vida. Poco significará que sean tan jóvenes, que no hagan daño y que tengan tanto miedo. 

Llegará a sus vidas la ansiedad, el enojo y la incertidumbre porque en ese anhelo interrumpirán parte de su desarrollo y aprendizaje, algunos dejarán de jugar y otros hasta se separarán de sus familias. Su salud mental y su ánimo apenas y serán tema relevante para aquellos que de forma intempestiva aplican políticas en nombre de la seguridad nacional. 

Suena cruel y hasta excesivo, pero no lo es. En Save the Children trabajamos en ciudades fronterizas y somos testigos día con día de estas injusticias. Vemos a personas buscando alimento y agua; viviendo con los mínimos recursos; sosteniéndose de una falsa promesa de que todo será mejor y podrán cumplir su sueño americano. 

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Algunos los llaman ingenuos, otros abusivos. Pero solo ellos saben lo mucho que han sufrido para no doblegarse ante los maltratos y amenazas que se gestan por la xenofobia y el rechazo. 

Por eso, las políticas migratorias no deben tomarse a la ligera. Necesitan pensar en todas aquellas personas que van a perjudicar y deben crearse medidas que, de alguna forma, puedan contener las consecuencias, resuelvan la crisis de fondo y no solo la disfracen. De no hacerlo, serán responsables y cómplices de los que les pueda pasar. 

¿Qué significa hoy para esas niñas y niños que termine el título 42? Representa miedo, pavor a que sus procesos se frenen, pánico a perder a sus familias, terror a que les pase algo malo. Saben que la prohibición de asilo repercutirá en sus vidas, aunque no tengan muy claro todavía cómo. 

Es momento de dejar de hacer este proceso tan hostil e indiferente. Tenemos qué cuestionarnos y alzar la voz por aquellas niñas, niños y personas migrantes a los que se les ha quitado todo. 

Migrar no es sencillo, pero lo mínimo que podemos brindarles a quienes han tomado esa decisión es humanidad.  

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Contacto:

Josefina Menéndez es directora general de Save the Children

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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