Comunicar y convencer, recibir información y elegir entre opciones competitivas; presentar y evaluar propuestas, compartir una visión y establecer un compromiso; así debería funcionar la relación entre candidatXs y ciudadanXs.

Pero las campañas electorales son precisamente todo lo contrario. Se trata de manipular, aparentar, simular y fingir. LXs votantes no pueden manejar la verdad, es mejor recetarles altas dosis de fantasías, comedia, ocurrencias, bailes, banalidades y montajes.

La oferta política no hace más que explotar la ingenuidad, inmadurez, ignorancia, mediocridad y conformismo de su mercado. ¿Para qué preocuparse, cuestionarse, reflexionar y crecer como ciudadanXs? Es mejor llevársela rascándose la panza para ver si algún día los problemas se arreglan mágicamente.

En los momentos en que el país atraviesa por tremendas crisis en materia de salud, agua, basura, pobreza, desempleo, inseguridad, violencia, maltrato, cierre de negocios, caída de inversiones; la cuestión es ocupar las posiciones en juego y seguir prolongando la simulación “democrática”. 

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  • Pasado, presente, futuro. Crudamente, en la campaña hay que convencer a la parte masiva del electorado de que sus problemas anteriores y actuales se arreglarán el día que vota; al día siguiente, ya no lX asaltarán, saldrá agua abundante de la llave, sus hijXs se convertirán en profesionales exitosos y su nivel de vida mejorará de la noche a la mañana.

Jamás hay que mencionar que existen asignaciones y tiempos presupuestales, ni hablar de que no hay recursos para pagar los servicios, que existen prioridades, que se arrastra una deuda enorme, la nómina ya está comprometida con operadores, intermediarios y líderes; no lo olvides, el billete es de quien lo reparte.

Saber votar implica una decisión a futuro, seguimiento, fiscalización, control social. La gente solo piensa en términos inmediatos, no tiene ni la energía ni la capacidad para exigir ni demandar.

¿Quién dijo que Lady Gaga no puede venir a tocar a nuestro pueblo?; mañana quitamos los bloqueos y acabamos con la extorsión; haré brotar agua de las piedras; con este tren y este aeropuerto llegaremos al primer mundo; sembrando verde (árboles) se acaba la migración ilegal; demagogia, palabras y verborrea hay de sobra para que sigan creyendo. 

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  • Un puesto y el presupuesto bien valen el ridículo. Si lXs electorXs se conforman con un bailecito, tik toks, memes, videos, canciones, escorts, stripers, botargas y alguno que otro testimonio de influencers para votar, hay que darles lo que piden.

Lo bueno de la “democracia” es que preparación, experiencia, capacidad, calificación que te piden en cualquier trabajo, en política no hacen falta. Cualquiera es y puede ser elegible, un “líder”, “diputadX” o alcalde pueden surgir de donde sea, no te fijes, ni seas amargadX, déjate llevar por tus emociones.

¿No sabes hablar?, ¿no coordinas tres frases? ¿No tienes idea de las leyes? ¿no tienes dinero para tu candidatura? aquí no hay exámenes de admisión, ni quien cheque tus papeles, cuentas hasta con financiamiento, todo se puede, los partidos están abiertos si tienes “voluntad y disposición”.

Cada acto de campaña banal y superfluo, cada ocurrencia es admitir que no se tiene nada que ofrecer a los ciudadanos. Eligieron un standuperX frustradX, una caricatura, una imitación barata de “celebridad” bueno no esperen resultados, las autoridades no están para darles gusto.  

Otra vez, mientras la rueda siga dando vueltas, no pasa nada. La “cosificación de los famosos” no cuenta como delito electoral, mientras nadie se de cuenta, el pueblo seguirá siendo explotado, sometido, conformado y recibirá su dosis cotidiana sin chistar.

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  • AbiertXs, disponibles, atentXs. Hacer campaña es hacerse accesible, acercarse, disfrutar de estar con ellXs y sentir a la gente. Demostrar que sus problemas son nuestros, nos encanta escuchar, verlos, conocerlos, agradecerles su apoyo.

Podemos inventar historias, por aquí caminaba a la escuela, en este mercado comía antes de ir a entrenar, mi primera bicicleta me la robaron los malandros que ahora expandieron su negocio internacionalmente y nos hicimos buenos amigos; mi abuelita cosía mientras me contaba de como la ciudad fue creciendo y ella enfermándose por no tener medicinas.

Podemos aderezar el asunto con algunos “montajes”, perdón “muestras espontaneas de afecto”, abrazos (a distancia), ramos de flores, serenatas, recorridos, la foto con el de los tacos, comiendo helado, no olvidar los bebitos, una noche en las barriadas, las ciudades perdidas, las favelas; repartiendo cobijas, despensas y rifando gadgets la esencia y el buen sabor del “sufragio efectivo”.

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Aprovechen porque ya después de la toma de posesión; estaremos muy ocupados, saturados, llenos de trabajo para cumplir nuestros compromisos y ya no habrá tiempo para estas cosas, ahí de vez en cuando y eso si nos interesa la reelección o queremos seguir progresando en nuestra “carrera política”.

Las cosas cambian, las personas cambian y, en un puesto de elección popular, esto se multiplica exponencialmente. Las actitudes, los gestos, los afectos se irán transformando al grado de cambiar por completo. Si no saben manejarse, los políticos sucumben ante su prepotencia, orgullo, egoísmo, paranoia y narcisismo.

En política nada es mentira hasta que se prueba lo contrario (y eso… ya veremos); espejismos, ilusiones, promesas y fantasías seguirán siendo el alimento del electorado.

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