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Estas son las 30 promesas de los negocios 2024
La Fed no subirá las tasas, no porque no quiera, sino porque de hacerlo, provocaría una auténtica estampida de capitales hacia el dólar, tumbaría las bolsas y el mercado de bonos y, entonces sí, entraríamos de golpe a una recesión global.   No hay espacio económico en el que no se aborde el tema de la posible alza de tasas de interés que la Reserva Federal (Fed), banco central de Estados Unidos, podría efectuar en su reunión de junio próximo. Conviene recordar que desde diciembre de 2008, la Fed bajó su rango objetivo para la tasa de fondos federales de 0 a 0.25% –un mínimo histórico, y se puso a inyectar dólares para tratar de estimular el crecimiento a través de la compra de activos. Así las cosas, la economía estadounidense logró maquillarse y lucir mejor en apariencia, y países como México, se beneficiaron de flujos de capital que no dejaban de llegarnos. Pero claro, la expectativa comenzó a cambiar el año pasado cuando la Fed, contuvo la inyección de dinero y lo que se espera, es que las tasas comiencen a subir. Con motores como Japón, China y Europa en serios apuros y con la imprenta de dinero en marcha, los capitales han comenzando a regresar al dólar, que todavía es visto como refugio. Esa es la razón principal de que haya subido tanto y de que economías emergentes como la mexicana estén padeciendo las consecuencias. Sin embargo, podría venir un respiro, porque a diferencia de la mayoría de analistas, en este espacio hemos sostenido desde hace un año que la Fed no subirá las tasas, no porque no quiera, sino porque de hacerlo, provocaría una auténtica estampida de capitales hacia el dólar, tumbaría las bolsas y el mercado de bonos, y entonces sí, entraríamos de golpe a una recesión global. Este analista consultó con tres expertos internacionales al respecto: Jim Rogers, el gurú de las materias primas; Jim Rickards, autor del best seller “Currency Wars” y al Prof. Antal Fékete, fundador de la Nueva Escuela Austríaca de Economía (NASOE por sus siglas en inglés). En exclusiva para Inteligencia Financiera Global, Rogers opinó que aunque no tiene idea de si la Fed subirá o no las tasas, en realidad “casi siempre sigue al mercado, a pesar de la sabiduría convencional que cree que son ellos los que están a cargo”. De ocurrir, asegura, “la mayoría de los mercados emergentes se vendrían abajo primero, pero subirían después”. Para protegerse de esa eventualidad, recomendó “aprender de coberturas como la venta ‘en corto’ y/o sobre otras divisas y/o activos reales, como la agricultura.” Por su parte, Rickards considera que la Fed es probable que no suba tasas este año, porque al abandonar la política de orientación hacia adelante, “sólo les quedan los datos como guía para su política. Los datos que vienen son muy débiles y la inflación está cayendo. El resultado será que no haya alzas de tipos”. Eso sí, aclara que si sucediera, quien esté endeudado en dólares tendría problemas porque la divisa se fortalecería, sobre todo en mercados en desarrollo como México.  Rickards recomendó comprar bonos del Tesoro a 10 años como protección para esa contingencia, pues si la Fed actúa, “empeoraría la deflación y esos bonos se desempeñarían aún mejor”. Antal Fékete fue mucho más profundo y explícito: Janet Yellen “insinuó que un aumento de tasas no está considerado. Es ‘flexibilización cuantitativa’ (QE) por los siglos de los siglos, amén.” Para el profesor, la Fed ha perdido todo margen de maniobra que pudo haber tenido alguna vez, “Janet está moviendo una palanca de velocidades que no está conectada a la transmisión.” Aún así, opinó que si escalara los tipos, las consecuencias serían terribles y rompería la columna vertebral de la economía, que colapsaría. Fékete advirtió que la única manera de elevar las tasas de interés sería eliminando la compra de bonos –recordemos que aunque ya terminó oficialmente el QE, la Fed mantiene las compras de reinversión para mantener expandida su hoja de balance–, lo que tiraría por la borda sus precios. De este modo “el capital del sistema sería aniquilado y la economía se hundiría en depresión. El oro es el único refugio bajo esas circunstancias”. Por lo anterior, para el fundador de la NASOE, es más probable que la Fed mantenga el curso actual, haciendo libre de riesgos la especulación en el mercado de bonos, que a la larga, también nos dirige hacia la deflación y la depresión. Por eso, en un ambiente en que la economía está condenada, insistió en que “el oro es una de las dos formas de capital que pueden sobrevivir la destrucción de capital, la otra, es la plata.” Su recomendación para México y otras economías emergentes es que incentiven a que la gente compre estos “seguros” como escudo contra la depresión. En suma, aunque la mayoría de analistas espera el alza de tasas en junio, lo cierto es que la Fed no tiene mucho margen de maniobra. Los futuros de la tasa de fondos federales anticipan que la subida podría llegar en septiembre, pero como vemos, la realidad es que la Fed no tiene vías de escape que no impliquen un colapso del sistema. Si espera, malo, si desespera, peor. La Fed entonces está ante el dilema de si saltar al precipicio o esperar, caminando a la orilla del barranco hasta que también se acabe el camino. Si opta por esta segunda vía, llegará el respiro al que nos hemos referido para divisas y mercados sobre todo de países como México. Será entonces la última oportunidad de preparase para lo que vendrá, porque, como podrá entenderse, una nueva crisis ya no se puede evitar.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @memobarba Facebook: Inteligencia Financiera Global Blog: Inteligencia Financiera Global Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.  

 

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