En las vísperas del cierre de este 2023, hacer un recuento de los acontecimientos eje no solo es interesante, sino que es fundamental para entender la proyección de tendencias que marcarán el 2024.
Las tensiones geopolíticas, como las observadas en Ucrania, Medio Oriente y Taiwán, han reconfigurado las alianzas internacionales, afectado las relaciones diplomáticas y están detonando nuevas realidades geopolíticas. La presencia de la nueva derecha en todos los continentes busca reivindicar a las instituciones bajo un discurso neopopulista que igualmente atiza la ya existente polarización.
En materia económica, la recuperación tras la pandemia ha sido desigual, con algunas economías emergentes luchando más que las desarrolladas con escenarios de incertidumbre y especulación. La inflación y las alteraciones en la cadena de suministro han sido temas predominantes en todas las regiones. Aunque el furor del nearshoring capturó las miradas de los más optimistas, la realidad es que en 2023 poco se concretó en materia de Inversión Extranjera Directa, lo que hizo que el mundo esté aún en el a la expectativa de lo que se pueda aprovechar para 2024.
2023 fue particularmente importante por la participación de la sociedad civil con un activismo global particularmente en temas relacionados con los derechos humanos y el cambio climático. La ciudadanía del mundo se enfocó en temas de amplia relevancia y como preocupaciones comunes en diferentes escenarios, lo que se vio acentuado con el nuevo capítulo de la guerra en Medio Oriente.
En un mundo en el que el desarrollo de nuevas tecnologías ha visto un crecimiento acelerado y disruptivo, la 5G y la IA han impactado en diversas industrias y en la vida cotidiana abriendo nuevos dilemas éticos y exponiendo la necesidad de una amplia cooperación internacional para la creación de regulaciones y normativas comunes que propicien el mejor aprovechamiento de la tecnología y minimicen los riesgos que se puedan materializar.
Con este contexto, cerramos un año en el que la implementación de nuevas leyes y regulaciones, especialmente en tecnología y medio ambiente, ha sido notable y ha permitido sentar las bases de una de las tendencias más importantes para 2024, el enfoque en la prevención de riesgos.
Los eventos climáticos extremos y las conferencias internacionales sobre el clima, como la COP28 han resaltado la urgencia de la acción climática, ya no como una necesidad de refrendar las voluntades de cooperación internacional sino como una acción de resiliencia humana. La debacle climática no se debe desdeñar y que debe ser puesta al centro de las agendas nacionales e internacionales.
Con los ojos puestos en 2024, podemos pensar que es posible la recuperación gradual de la economía mundial aunque marcada por la inflación y las posibles recesiones, incluso a pesar de que la cadena de suministro global siga siendo una preocupación. Esto, en parte porque los reacomodos geopolíticos favorecerán nuevas oportunidades para mercados emergentes y esto puede favorecer la diversificación de capital e inversión. Las elecciones en los EU marcarán el ritmo de varios factores, incluso podrían definir el rumbo de las dos grandes guerras que hay activas en el mundo de hoy.
En materia social, se anticipa un mayor enfoque en la justicia social, la igualdad de género y la inclusión. El envejecimiento de la población en algunas regiones y la migración serán temas cruciales para mover la acción ciudadana global.
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Con una creciente digitalización y una mayor utilización de la inteligencia artificial, seguirán las transformaciones sociales y económicas globales. En un mundo de BigData, Machine Learning e Internet de las Cosas, en 2024 la ciberseguridad será una prioridad. Asimismo, en este contexto podemos esperar un fortalecimiento de la regulación y estándares de cumplimiento normativo en ámbitos como la privacidad de datos, la IA y las criptomonedas.
Como cada año, hay grandes retos en el horizonte sin embargo, también hay grandes oportunidades y las ventanas que se abren ante un nuevo ciclo ofrecen un gran potencial.
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