Una de las tareas más ambiciosas que tiene el próximo gobierno que encabezará Andrés Manuel López Obrador es reconciliar un país cuya población, además de vicisitudes propias, tuvo que enfrentar un proceso de campañas electorales plagadas de ataques, descalificaciones y encono. La polarización generada por los acalorados debates en redes sociales, traspasaron el escenario virtual y hoy, la tarea primordial es reconstruir la unidad. A lo largo de la reciente campaña, las cúpulas empresariales se volvieron actores importantes del debate, y objetos del deseo para los candidatos a la Presidencia. Después del tsunami electoral del pasado 1 de julio, bien ha hecho el virtual presidente electo en iniciar una agenda de reuniones coyunturales para la transición. Dada la señal lanzada por el encuentro entre el presidente Peña Nieto y López Obrador, la certeza de una transición pacífica y de madurez política ha animado a que el sector privado dé muestras de voluntad y respaldo hacia el próximo gobierno. Con la intención de dejar atrás los descalificativos, la desconfianza y el antagonismo vivido durante la reciente época de campañas; ambos, AMLO y los empresarios se muestran hoy no sólo cordiales y optimistas; parece que han iniciado una luna de miel. Los empresarios mexicanos más prominentes y representantes de diferentes cúpulas empresariales, se reunieron con Andrés Manuel para, en un ambiente de confianza y apertura, tratar temas de la agenda nacional preponderantes para iniciar a hacer gobierno: seguridad, salud, finanzas, proyección financiera, diversificación de mercados, impacto regional e inversión. Al parecer, es el inicio de una franca reconciliación, conveniente, pero necesaria. Es innegable que el binomio gobierno-sector empresarial es detonante de beneficios mutuos. Los empresarios necesitan del gobierno y el gobierno de los empresarios, por lo que en el delineado de las políticas públicas que habrán de transformarse en acciones de gobierno del próximo sexenio, es fundamental considerar al sector privado en aristas como salarios, seguridad social, miscelánea fiscal, nuevos mercados, entre otros. La incursión de México en nuevos mercados como aquellos que prometen el CTPP, o aquellos que tendrán nuevas bases como el del TLCAN, será fundamental para mantener una dinámica de comercio exterior y de inversión extranjera directa que le permita al nuevo gobierno alcanzar sus metas de crecimiento económico. En la visión macro, las cúpulas empresariales coadyuvarán a la creación de empleos y el desarrollo de negocios; un empresariado sólido da certeza a los mercados y favorece la gobernabilidad. Será fundamental que en la visión micro, la izquierda en México no se olvide de las Pymes, los negocios familiares, los ciudadanos emprendedores; pues son ellos quienes por décadas también han contribuido a la generación de empleos y el fortalecimiento de los mercados. Ahí están por ejemplo, buscando subsistir, los vendedores por catálogo, los textileros mexicanos, las comercializadoras, la industria del calzado y la del juguete, por poner algunos ejemplos. La certeza se ha empezado a difundir entre los grandes empresarios, esperamos que comience a difundir entre los pequeños empresarios, que hoy, necesitan rumbo seguro y tierra firme, una carta de navegación que les permita continuar. Es ese el México que ha sustentado la prevalencia de la clase media y hoy, también necesita lugar en este cambio de timón.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @ArleneRU Linkedin: Arlene Ramírez-Uresti Google+: Arlene Ramírez Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

López Obrador se reúne con Manuel Velasco en la CDMX
Por

Velasco es el primer gobernador con el que se reúne AMLO tras ganar la elección; el chiapaneco es el actual presidente d...