Una empresa familiar se construye pensando en que será un esfuerzo duradero y fuente de estabilidad para la familia en términos económicos y afectivos. La compañía implica un vínculo: es la herencia del fundador para sus seres queridos. Los nuevos emprendedores deben tener en cuenta que la continuidad no sucederá por arte de magia, sino que es un proceso que debe desarrollarse desde la gestión. Para explicar la importancia de la sucesión familiar, me gusta recurrir a una historia un tanto chusca.

Érase un rey que se hallaba preocupado porque enfermó y no sabía cómo decidir cuál de sus tres hijos sería el mejor sucesor. Optó entonces por llamarlos y los sorprendió diciéndoles: “Hijos míos, es momento de saber quién ocupará mi lugar. El heredero del trono será quien conciba la manera de ser la persona más perezosa”. Ante tal ocurrencia, el hijo mayor respondió: “Padre: soy tan perezoso que si estuviera durmiendo y me cayera una gota de agua en el ojo, no me movería en absoluto. Puedes ya darme el trono”. El segundo hijo replicó: “No eres más perezoso que yo. Si yo estuviera parado sobre fuego que quemara mis pies, preferiría seguir así antes que moverme”. Entonces, el hijo menor interrumpió: “Padre, la decisión es muy fácil: yo soy tan holgazán que si estuviera en la horca y alguien me diera un cuchillo para cortar la soga y salvar mi vida, preferiría morir antes que hacer cualquier esfuerzo”. Por supuesto, fue el hijo menor quien recibió el premio por semejante disparate.

¿Una empresa ética y formal elegiría a un sucesor de manera improvisada como lo hizo el rey de la historia? El relato enseña que esta decisión debe basarse en una estrategia bien planeada para hacerse correctamente. Hay que tener presente que hay un hecho evidente. La sucesión en la empresa familiar es un evento previsible e inevitable.

Seleccionar, no otorgar

Suele pensarse que la única opción en la sucesión es elegir a un hijo del fundador o alguien dentro de la familia. ¿Qué sucede si no hay en ella alguien listo para ser el líder o si ninguno tiene un genuino interés en la empresa? Si se entiende la sucesión como un proceso de la gestión empresarial, la organización diseñará un perfil de lo que se busca en el sucesor, tomando como base los objetivos y valores que guían a la empresa. Esta profesionalización conducirá a elegir a los candidatos idóneos para tomar la batuta. Además, la familia puede planear los procesos necesarios para seguir en control de la empresa en caso de que el elegido sea alguien externo, por ejemplo, a través de un consejo de administración y la asamblea accionistas.

El liderazgo también se planea

Cuando se elige a los mejores candidatos, la organización debe darse a la tarea de probarlos y evaluarlos con base en su actuación dentro de la empresa en distintos puestos y situaciones. Incluso se puede guiar la formación académica de estos colaboradores para impulsar sus habilidades. En caso de que un miembro de la familia sea considerado, la experiencia profesional en una empresa distinta le ayudará a tener bien claros sus objetivos y ampliar su perspectiva laboral y empresarial. 

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En suma, si el sucesor es arropado y acompañado por el fundador y todo el equipo de trabajo, la transición será más rápida, sencilla y con grandes beneficios. Resulta indispensable establecer reglas claras y pasos a seguir de acuerdo con las características de cada empresa, su planeación estratégica y cultura organizacional. 

La sucesión es inevitable en la empresa familiar y es muy aconsejable planificarla con tiempo para evitar situaciones caóticas y de falta de liderazgo que son la primera causa de muerte de las empresas familiares. Esta decisión no puede tomarse de manera exprés —los expertos consideran ideal realizarla en un periodo de 5 a 10 años. Seguir los pasos adecuados dará al elegido la confianza necesaria para dirigir y renovar la empresa, sin ser solo una copia de su predecesor. 

La sucesión puede ser una oportunidad para unificar la tradición, el presente exitoso y el futuro alentador de una empresa familiar. La perdurabilidad de la empresa y la cohesión de la familia están en juego, y aun así demasiadas veces hay que proceder a una sucesión de manera apresurada y no planeada, por eso siempre es necesario tener por lo menos un plan “B”. Cuando no existen las herramientas para proceder a una sucesión ordenada debemos establecer primero quién debe tomar parte en el proceso de elección, definir muy bien el perfil necesario para los retos actuales y futuros de la empresa, para pasar a la selección de candidatos y definición del sucesor dentro o fuera de la familia.

El apoyo de consultores externos puede ser fundamental por su experiencia en el manejo de este tipo de situaciones.

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