Por: Óscar Díez

Crecer es una meta a la que ninguna empresa puede renunciar. Sin embargo, en la actualidad, lograr este objetivo no justifica cualquier acción. Hoy, los principales actores de un entorno de negocios -consumidores, medio ambiente, comunidades, accionistas, asociados- se mantendrán alejados de las compañías que, en la búsqueda del crecimiento, estén dispuestas a pagar cualquier precio.

Y a nadie debería sorprender tal distanciamiento, sobre todo si se considera que tales costos han resultado sumamente altos para el planeta y sus habitantes. En ese sentido, vale la pena mencionar el caso del deterioro climático, una problemática en la que la producción industrial ha desempeñado un papel importante. De acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial (OMM), hay 40% de probabilidades de que, en uno de los próximos cinco años, la temperatura media anual del planeta suba temporalmente en 1.5 grados centígrados (respecto a los niveles preindustriales). 

Un incremento que, aunque sea pasajero, causará sequías, olas de calor y fenómenos meteorológicos extremos; situaciones que tendrán un impacto negativo en la economía, la salud, la seguridad alimentaria y los ecosistemas del planeta.

Al mismo tiempo, el pintar la raya frente a las visiones del “crecimiento pase lo que pase” también se está materializando en actitudes concretas. Como lo han señalado diversos estudios, los consumidores, especialmente los más jóvenes, son más incisivos respecto a las empresas y la forma en que ganan mercado. 

A manera de ejemplo, algunos estudios de mercado señalan que el 36% de los consumidores mexicanos tiende a alejarse de las marcas que no realizan ninguna contribución al medio ambiente; y el 42% muestra una tendencia favorable hacia las marcas cuyos principios se enfocan en valores de sostenibilidad (como la economía circular).

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Este es el reto que hoy enfrentan las organizaciones: cumplir con sus metas de crecimiento -que no se les dejarán de exigir- pero sin dejar una estela de daño social y ambiental.

Crecer con sostenibilidad: un compromiso de largo alcance

Crear un modelo de crecimiento empresarial que logre ensamblar -en una sola visión- los compromisos de lo ambiental, lo social y de la gobernanza (ASG; o ESG por sus siglas en inglés) es una tarea que abarca diversos desafíos. 

No obstante, a decir de los expertos, el reto más importante pasa por generar un compromiso profundo en la organización, una convicción de que la empresa, en todas sus acciones y áreas de influencia, quiere ser un ciudadano del mundo responsable, consciente y ejemplar. Para lograrlo, las organizaciones -aplicando recursos como análisis, innovación tecnológica, métricas- tienen que desarrollar políticas y marcos de trabajo que proyecten perspectivas como:

Asumir que los factores de ASG inciden en el crecimiento de la organización, y por lo tanto, forman parte de los compromisos irrenunciables de la compañía. 

Dada su importancia para el progreso de la compañía, los temas de ASG deben contar con planes de respuesta específicos, que permitan a la empresa atender los incidentes que se presenten en dicho ámbito -de la misma manera en que la organización tiene estrategias para asegurar su resiliencia ante situaciones como incertidumbre económica, tensiones geopolíticas, crisis sanitarias, disrupciones en cadenas de suministro, etc.

Establecer una visión transversal de sostenibilidad, que abarque todas áreas y funciones de la organización. Todos los colaboradores, desde su ámbito de influencia, deben poder contribuir a los objetivos de ASG que impulsan el crecimiento del negocio.

Invertir en innovaciones tecnológicas que faciliten la implementación de prácticas sostenibles, además de su análisis, monitoreo y medición.

Establecer estándares y prácticas para la divulgación de información de ASG, la identificación de riesgos de ASG y la rendición de cuentas en temas medioambientales, comunitarios y de responsabilidad social. Esta es una tarea esencial para demostrar al entorno de la empresa -clientes, accionistas, socios, etc.- que realmente se están aplicando criterios de crecimiento sostenible.

Aprovechar el conocimiento desarrollado por instancias globales -como la iniciativa de Gobernanza Climática propuesta por el World Economic Forum (WEF)-, el cual puede resultar muy útil para sentar las bases de un modelo de crecimiento sostenible.

Una nueva forma de trascender

Al crecer, una organización está buscando, entre otras cosas, garantizar su permanencia en el futuro. El crecimiento empresarial basado en principios de sostenibilidad no es nada diferente en ese sentido. De hecho, ante los enormes desafíos que enfrentamos en lo ambiental y lo social, esta ruta de crecimiento solo crecerá en importancia durante los próximos años.

Si bien es cierto que los marcos regulatorios (locales y globales) en torno a criterios de ASG aún parecen endebles (no podemos olvidar que su aplicación puede estar sujeta a vaivenes de carácter político), la realidad es que el entorno de negocios parece decidido a avanzar en el camino de la sostenibilidad.

Así como los consumidores castigan a las compañías que no cumplen con criterios de ASG, las instituciones financieras -de acuerdo con expertos- podrían empezar a mostrar un comportamiento similar. 

A la hora de recibir la solicitud de crédito de una organización, las entidades financieras serán rigurosas al momento de analizar el compromiso de la empresa con los valores de sostenibilidad: ¿qué prácticas de ASG aplica la compañía?, ¿ha sido multada por la degradación de un ecosistema?, ¿implementa acciones de responsabilidad social en las comunidades donde opera?, etc. 

Si la institución financiera no encuentra buenos indicadores o percibe irresponsabilidad o desdén por los principios de sostenibilidad, la empresa probablemente no recibirá el financiamiento, u obtendrá un crédito de muy baja calidad. Y en ese sentido, ¿qué organización puede darse el lujo de crecer sin financiamiento adecuado? Este es un comportamiento que apenas empieza a notarse en la industria financiera, pero los especialistas del sector no dudan que será una práctica común durante los próximos años.

Ha llegado el momento de plantear nuevos criterios de crecimiento empresarial; criterios que no solo satisfagan a consumidores o accionistas, sino que también impliquen una buena noticia para el futuro del planeta.

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Contacto:

El autor es director general de Indra y Minsait en México.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México

 

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