En el sinuoso cruce de la fastfood y la creatividad publicitaria, la división finlandesa de McDonald’s se preguntó lo mismo que mucha gente hace cuando ve tres líneas horizontales en iconos y botones de navegación en internet.

En un amplio sector de internautas levantó loas y admiración por su presentación minimal, pero en realidad se trató de una mirada retro que recuperó el diseño de Norm Cox, un especialista en experiencia de usuario que empleó tal botón en una de las primeras interfases de usuario, la Xerox Star.

¿Qué tiene que ver el comando ‘menú’ con una hamburguesa?

En la actualidad puede ser evidente el significado del botón con tres líneas apiladas, pero McDonalds Finlandia decidió hurgar, como quien investiga su árbol genealógico, tal duda con la premisa de que ese diseño había sido inspirado por una Big Mac.

El resultado fue un documental de 20 minutos en el que dos detectives aficionados siguen la pista del origen del icono hasta toparse con el propio Norm Cox.

Desde luego, al video le siguieron esfuerzos en redes sociales, la creación de perfiles de los detectives y una serie de capas para amplificar la hipótesis del “burger menu”.

¿Era esa la pregunta correcta?

El falso documental que se usó para generar esta campaña levantó un debate en torno de la apropiación de signos y símbolos cotidianos para generar un vínculo comercial y lanzar producciones que parecen documentales con la intención de atrapar la atención de internautas.

Sin recurrir a extremos y viendo ambas apuestas, más que una maniobra de mercadotecnia, esta exploración cultural reta la manera en la que los usuarios ven, interpretan y usan sus herramientas diarias.

Desde una óptica de negocio, “The Icon” puede ser un ejemplo de cómo las marcas interactúan con una narrativa existente y cotidiana en un contexto saturado de mensajes de todo corte. Pero más allá de su ingenio, la campaña puede levantar dudas sobre la relación entre el diseño, la percepción y cómo las marcas pueden influir en la interpretación de elementos que no tienen un solo significado.

Al margen de aceptar a la Big Mac como posible musa del socirrido botón, el reto para observar lo cotidiano con otros ojos invita a reconocer también, la evaporación de los límites entre diseño digital y arte gastronómico, ofreciendo nuevas posibilidades de apropiación de los símbolos cotidianos.

La pregunta que debió lanzarse —¿quién y por qué asoció las tres líneas con una hamburguesa?— dio lugar a una ingeniosa campaña que está siendo estudio de caso por vincular la creatividad y la conexión emocional dentro de una experiencia colectiva que celebra la innovación tanto como la nostalgia.

Contacto:

* Eduardo Navarrete es especialista en Estudios de futuros, periodista, fotógrafo y Head of Content en UX Marketing.

Linkedin: https://www.linkedin.com/in/eduardo-navarrete

Mail: [email protected]

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