Si bien las pequeñas y medianas empresas han ganado relevancia, aún no logran entrar en el sector de obra pública.   Por costumbre, el performance de las grandes empresas constructoras suele entenderse como el performance del sector construcción. Ese enfoque deja fuera las Pymes, y al reto que tienen frente a sí para ganar mayor mercado. El sector de la construcción se ha vuelto más competitivo en los últimos años. En cuanto a las Pymes, para 2012, éstas constituyeron el 64% de las empresas registradas en CompraNet, mientras que el 26% correspondió a microempresas y los grandes consorcios de la construcción sólo ocuparon el 10%. Continuando con los datos, en lo que va del 2013, de los 30,358 contratos que se han realizado en dicho portal electrónico el 29% lo obtuvieron las microempresas, las pequeñas empresas tienen el 30%, mientras que la mediana empresa consiguió el 22% y las no Mipymes el 18%.  Las Pymes son importantes en número, pero, de acuerdo con la “Encuesta de Percepción sobre la Eficiencia del Sistema de Contrataciones Públicas en México, 2012” sigue existiendo una gran brecha, pues, de las empresas que no han participado en procesos de contratación de obra pública, el 49% corresponde a microempresas y el 22% a Pymes. Esta situación se debe a que las grandes obras de infraestructura requieren liquidez monetaria que les de la capacidad de financiar los grandes proyectos para ganar las licitaciones. Este punto juega en contra de las Pymes, ya que el sector de la construcción es particularmente susceptible a los momentos económicos, que las presentan como empresas de alto riesgo para obtener créditos.   ¿De quién es responsabilidad?  Se debe hablar de una responsabilidad compartida, una parte corresponde a que en México, tradicionalmente ha habido crédito caro y escaso como resultado de la reciente consolidación de la comunidad financiera profesional en el país. Los pasos iniciales para solucionarlo ya se han puesto en marcha, con estrategias para fomentar el desarrollo y participación de las pequeñas y medianas empresas constructoras, como el Programa de Financiamiento a la Industria de la Construcción ­–anunciado por la Secretaría de Economía– para apoyar a 800 Pymes con créditos desde 200,000 hasta 14 millones de pesos. La otra parte de la responsabilidad concierne a las Pymes. Lo que todavía no se ha interiorizado en las pequeñas y medianas empresas es que los mecanismos como los programas de financiamiento no serán realmente exitosos –no en todo su potencial– hasta que la IP cumpla con su tarea pendiente: Con esto me refiero a que deben dar certidumbre a los inversores –tanto de fondos públicos, como privados– por medio de esquemas de transparencia de cuentas y gobiernos corporativos para que así puedan capitalizarse y los créditos vengan solos. Una vez que las Pymes nacionales sean capaces de volverse atractivas a las inversiones de capital y crédito, podrán participar con mayor frecuencia en la construcción de grandes proyectos de obra pública. Dando por sentado que en la evolución de las empresas constructoras, el que financia, no juega. La capitalización de las empresas empieza por hacer de la capitalización un tema. Y esa es responsabilidad de todos los que participamos en este sector. Contacto: Facebook: facebook.com/ReporteRecsa Twitter: @HumbertoArmenta E-mail: [email protected] Páginas web: www.recsa.mx www.humbertoarmenta.com

 

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