Por Manuel del Valle

Eres un surfista que está a punto de meterse al mar a hacer lo suyo. Desde la arena, contemplas la inmensidad del mar y la imponente majestuosidad y fuerza de las olas. Tu mente, está pensando en la estrategia para lograr surfearlas exitosamente, calculando los movimientos que tendrás que hacer e intentando predecir el futuro. Poco después, te montas en la tabla, comienzas a nadar hacia las olas, y con cada brazada vas tomando confianza, sabes que tienes lo necesario para lograrlo; para esto has entrenado tantas veces, pero al mismo tiempo, hay cierta duda, cierto miedo que te invade, y te preguntas si podrás lograrlo. Sigues adelante a pesar del miedo y todos tus sentidos se empiezan a enfocar en lo que estás haciendo, bloqueando los pensamientos de duda y todos los demás estímulos. Cuando por fin estas surfeando la ola, ya eres uno mismo con el mar, puedes sentir hasta la más mínima vibración y cada movimiento fluye naturalmente y sin esfuerzo, no estás pensando, el tiempo pasa lentamente y estás en total serenidad y enfoque, a pesar de estar en plena acción. Estás en FLOW.  

Hace un par de años, me topé con este concepto que ha cambiado mi manera de ver la vida, mi forma de afrontar los retos y de priorizar las actividades que hago a diario. Y ¿Que es el FLOW? Es un estado óptimo de consciencia, un estado donde estamos involucrados al máximo en la actividad que estamos haciendo, un estado donde no existe noción del tiempo y a veces hasta del espacio. 

Otros ejemplos muy claros pueden ser: un pianista tocando con los ojos cerrados apasionadamente en perfecta coordinación, ritmo y exactitud, un alpinista extremo en plena escalada, una patinadora o gimnasta olímpica haciendo una rutina con movimientos milimétricos y precisos sin perder la forma. Y así, podría seguir escribiendo de seres humanos increíbles que han llevado sus talentos a otro nivel.  

Estos casos, sin embargo, son pocos comparados con la mayoría de nosotros “los mortales” que no estamos surfeando, escalando, tocando algún instrumento o en alguna actividad extrema. La mayoría de nosotros, aventureros de ciudad, de oficinas, de emprendimientos, de Zoom y Meet (en la era post-covid) no tenemos oportunidades tan claras de poder estar en este estado, hasta ahora….

Se le llama FLOW, ya que todo fluye de manera natural, cada acción y decisión se van dando sin ninguna presión, la percepción del tiempo y el espacio se pierde, y la persona que lo vive, está plenamente enfocada y energizada. Es un estado activo, consciente y lo mejor, es que cualquiera lo puede activar con ciertas condiciones iniciales.

A pesar de que el nombre de este concepto quizá podría sonar informal o improvisado, detrás de él, hay infinidad de estudios y perspectivas de otros apasionados como yo de Buscar El FLOW. 

Uno de ellos, es Steven Kotler, quien fue diagnosticado con la enfermedad de Lyme en sus 30´s y comenzó este viaje cuando una amiga insistió en ir a surfear cuando él apenas podía levantarse de la cama.

Pero aquí estaba mi amiga, diciéndome que las olas harían bien. Y supongo que estaba demasiado deprimido para discutir. Qué diablos, pensé, siempre podría suicidarme mañana. 

                                                                                                                       Steven Kotler. 

Al final, Kotler aceptó el reto, se lanzó a las pequeñas olas de Sunset Beach, y surfeó 5 olas que lo dejaron exhausto y sintiéndose muy mal, sin embargo, después de 15 días, regresó al mar, una y otra vez buscando esa sensación. Gradualmente, fue sintiéndose cada vez mejor física y anímicamente sin encontrar explicación lógica a su evidente mejora. 

La curiosidad por encontrar respuesta a esa experiencia, lo llevó a obsesionarse con el tema y pensar que esa sensación debía tener una fórmula, y es así como descubrió que eso que él estaba viviendo era el fenómeno del cual escribo hoy, el FLOW. 

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Y a todo esto, ¿Cómo es trabajar en FLOW? ¿Como llevar este estado de conciencia a la vida diaria o a los entornos de familia y de trabajo? 

Empecemos por entender un poco a nuestro cerebro y las ondas que este emite. 

Cada vez que pensamos en algo, o recibimos algún estímulo a través de los sentidos, las neuronas se comunican con pequeñas ráfagas de impulsos eléctricos que a su vez se pueden medir en ondas de distintas frecuencias. 

Existen 5 tipos de ondas y cada una de ellas se relaciona con un distinto estado de conciencia. :

1.- Delta: La más lenta, y de menor frecuencia, (0.5 a 4 Hz) es decir, la que tiene la pausa más larga entre cada ráfaga de impulsos eléctricos y se presentan en el sueño profundo.

2.-Theta: Se da en el sueño REM, meditación profunda o procesos de intuición, creatividad y concentración, y sus ondas van de 4 a 8 Hz.

3.-Alpha: Es el estado de reposo básico del cerebro, la gente en Alfa está relajada, tranquila y consciente, pero también alerta. Se da en meditación leve o por ejemplo justo antes de dormir. Sus ondas van de 8 a 13 Hz.

4.-Beta: Las ondas beta en su rango bajo representan aprendizaje y concentración y en su rango alto, miedo y stress, van de los 13 a los 30 Hz. Estas ondas en su estado óptimo favorecen los procesos cognitivos y de resolución de problemas. 

5.-Gamma: Arriba de 30 Hz. Se dan estas ondas de muy alta frecuencia y muy rápidas. Estas se presentan en tareas complejas de resolver y son importantes en procesos de aprendizaje. 

En todo momento, nuestro cerebro está emitiendo alguna de estas ondas, dependiendo de la actividad en la que nos encontremos. Y para entender mejor cómo funcionan, regresemos al surfista del que escribí al principio:  

Al momento de evaluar que estrategia seguir, de contemplar varios escenarios, su cerebro está emitiendo ondas Beta. Al nadar hacia la ola, cuando empieza a bloquear los demás estímulos, y a poner todo su enfoque en lo que está haciendo, se presenta una ráfaga de ondas alfa que lo hacen sentirse más tranquilo y seguro, sin embargo, cuando empieza a dudar, se da una batalla interna entre alfa y beta, el “yo puedo” y el “no lo voy a lograr”, y cuando por fin logra bloquear a “beta” entra “en la zona” o en FLOW, el cual se activa cuando las ondas alfa y theta se unen en algo que es en esencia, el límite entre consciente y subconsciente.

Y en nuestra vida cotidiana, ¿Cómo poder provocar estás transiciones entre ondas cerebrales y “hackear” el FLOW sin escalar una montaña o surfear las olas? Y ¿De qué nos podría servir hacer esto?

En un estudio a lo largo de 10 años, la consultora McKinsey encontró que ejecutivos que trabajan en FLOW, pueden ser hasta 5 veces más productivos. ¡Esto es 500% más! Imaginemos el impacto que esto puede tener en entornos de trabajo, en las organizaciones y sobre todo en el tiempo de ocio de las personas. 

Y aunque existen muchos factores que ayudan activar el FLOW, uno de los principales y de donde todo parte, es el Propósito, esa guía a la cual acudimos cuando sentimos que hemos perdido el rumbo. Cuando el propósito es claro, existen diversas rutas y caminos para llegar, todos estos, con sus respectivos retos y obstáculos.   

De esto concepto, les platicaré en la siguiente entrega de Buscando El Flow, una plataforma de contenidos que precisamente nace de un Propósito por democratizar El FLOW y encontrar las fórmulas o “Hacks” que personas extraordinarias hacen en su vida cotidiana para encontrar este estado de conciencia una y otra vez.

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Contacto:

Manuel del Valle, Cofounder y Flow Master de Homework y Host del Podcast Buscando El Flow.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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