Comprar una casa o un departamento para ponerlos en renta es una excelente forma de generar ingresos, ya sea que estés activo laboralmente o te interese para tener un retiro libre de preocupaciones económicas. Sin embargo, hay mucho en qué pensar antes de dar el paso. Asegúrate de evaluar tus ingresos, los gastos y los riesgos que implicará, no solamente las recompensas. 

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Ventajas de comprar para rentar

1. Tener una propiedad de alquiler es poseer una fuente pasiva de ingresos, lo que significa que no tendrás que descuidar tu empleo regular para obtener ingresos de la renta

2. Al igual que con otras formas de inversión inmobiliaria, el aumento de los valores en el mercado también aumentará el valor de tu inversión (tendrás plusvalía)

3. Los bienes raíces son una inversión relativamente estable comparados con otros activos que varían mucho más según la situación socioeconómica y política

4. Invertir en inmuebles hace que te diversifiques como inversionista

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Desventajas de ser arrendador

1. Gran parte de tu éxito dependerá de encontrar inquilinos que puedan cubrir tu alquiler, habrá que anunciar la propiedad y encontrar a los arrendatarios adecuados

2. Quizá tengas que lidiar con inquilinos difíciles

3. Podrías tener meses sin inquilinos, lo que reduciría tus rendimientos 

4. Tu propiedad podría resultar dañada

5. Serás responsable de llevar a cabo el mantenimiento y las reparaciones regulares de la casa

6. También serás el encargado de pagar las facturas, lo cual incluye la hipoteca, los impuestos y los servicios

Para evitarte sorpresas es mejor analizar la situación desde diferentes perspectivas y prepararte lo mejor posible.

Considera tus planes actuales y a futuro antes de comprar para rentar: adquirir una propiedad como inversión requiere de un gran compromiso, deberás tomar en cuenta los financiamientos que tienes vigentes y tus planes próximos: tal vez estudiar una maestría, hacer un viaje, tener hijos, casarte. Todos esos gastos podrían afectar tu capacidad de pago e incluso tu capacidad para ser sujeto de crédito y hacer una compra inmobiliaria. Analiza si en efecto, es lo correcto para ti en este momento

Si has decidido que sí, no olvides que es recomendable tener un colchón financiero, sobre todo para esos meses en los que no se alquile la propiedad o cuando no alcances a cubrir la hipoteca y los otros gastos fijos. Los especialistas sugieren reservar de 20 a 30% de tus ingresos por arrendamiento para cualquier tipo de imprevisto

Elige la ubicación correcta: sin duda reducirás la posibilidad de quedarte sin inquilino si eliges una casa o departamento con una ubicación adecuada. No tiene que ser en el centro de la ciudad donde seguramente los costos son altos, investiga las colonias aledañas, es decir, aquellas que están en auge o bien conectadas en términos de transporte público; esas son oportunidades de inversión con muy buen potencial 

Detecta inmuebles de alta rentabilidad: además de contar con todo tipo de servicios cercanos, analiza que la zona atraiga a jóvenes interesados en el mercado laboral de la zona. Ser dueño de una casa o departamento, amueblarla y rentarla bajo el esquema de coliving puede incuso duplicar tus ingresos, pues es distinto rentar la casa a una sola persona, sin amueblar y por un periodo anual a rentar por habitación, ofrecer muebles (e incluso otros servicios) y en periodos más flexibles. Este modelo es relativamente nuevo en México, pero no lo descartes sin investigar más a fondo

Conoce tus obligaciones fiscales: ser arrendador inmobiliario conlleva ciertas responsabilidades con el fisco. De hecho, necesitarás darte de alta ante el Servicio de Administración Tributario ( SAT)  en el régimen de Honorarios por Arrendamiento, tramitar su RFC (registro federal de contribuyentes) en dicho régimen, así como tu clave CIEC y firma electrónica para facturar a tus inquilinos. Posteriormente, tu contador deberá presentar tus declaraciones. Recuerda que el arrendamiento inmobiliario genera Impuesto Sobre la Renta (ISR), sin embargo, el arrendatario tiene dos opciones para hacer el pago de ese impuesto: la deducción ciega o deducir los gastos propios de su actividad. Contrario a lo que piensas, el pago no es oneroso y hacerlo te puede ahorrar dolores de cabeza con Hacienda. 

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