El primero de octubre de 2020, Kavak se convirtió en el primer unicornio mexicano. La empresa alcanzó una valuación de 1,150 millones de dólares (mdd), monto que le permitió acariciar esta figura mítica entre las startups y también dio inicio a una fiesta que apenas comienza en el país.

“El momento es bueno. La fiesta se vino demasiado rápido, ojalá no nos emborrachemos en los primeros 15 minutos de la fiesta, porque apenas está comenzando. Tenemos que ser cautos y no sólo competir por precios para ganar un acuerdo”, dice en entrevista Jaime Zunzunegui, co-managing partner en Mountain Nazca, fondo que invirtió y desinvirtió en Kavak.

Kavak, firma fundada por los emprendedores Carlos García Ottati, Loreanne García Ottati y Roger Laughlin abrió oportunidades inimaginables para las startups nacidas en el país.

“El caso de Kavak fue muy bonito. Siempre nos gustó desde el día uno que lo vimos y era un poco una locura, pues la compraventa de autos usados es una industria muy grande y muy compleja”, dice Zunzunegui.

La apuesta por Kavak siempre se centro en los emprendedores detrás de la firma, puesto que el plan de negocios siempre se desarrolló de forma “inteligente y agresiva”.

La startup tuvo que resolver 3 temas para lograr operar, recuerda el inversionista: el fraude mecánico al comprar el auto, y es que una parte de los recursos invertidos fueron destinados a comprar automóviles; el fraude en el título de propiedad y lograr la confianza del consumidor hacia la marca.

El capital semilla se consumió en la obtención de un espacio en Lerma, Estado de México, para lograr un espacio para alojar entre 500 y 600 coches.

“De nuestra parte lo que más nos llevamos es la relación con los emprendedores, que al día de hoy sigue. Y no quiere decir que en el camino no haya habido una opinión diferente… siempre tratamos de apoyarlos en la parte de venture capital, pero al día de hoy es una relación que no tiene ninguna fisura”, dice.

En marzo pasado, la Asociación Mexicana de Capital Privado (Amexcap) otorgó a Nazca el Reconocimiento Alebrije 2022 en la Categoría de “Capital Emprendedor” por la inversión y desinversión en Kavak.

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Un viaje fascinante

“Creemos que en el venture capital aún hay mucho por hacer. Se tardó en llegar el primer unicornio. Kavak abrió brecha en muchísimas cosas”, dice el miembro de Mountain Nazca.

A partir de 2012, los fondos de venture capital iniciaron su historia en México. En su momento, el Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem) apoyó a varios fondos. Jaime Zunzunegui, co-managing partner en Mountain Nazca, estaba ahí como testigo y participante de esta historia.

“La aventura comienza para nosotros en 2014. Fue un fondo chiquito el primero, con 250 millones de pesos, de los cuales 50 eran del Inadem, y nos pusimos a buscar empresas y habían algunas muy buenas, vimos 18 empresas y nos faltaban oportunidades de inversión”, dice Jaime.

En la actualidad, existen varias problemáticas no resueltas en el país que pueden atenderse a través de soluciones tecnológicas, talento y capital, explica Zunzunegui.

“Hay muchos problemas que los podemos resolver de una manera similar y el cambio que haces del status quo actual a la economía digital es un salto gigante que no se compara con lo que pasa en las economías desarrolladas, lo nuestro sí es andar en patineta y, después, subirte al coche o al avión”, dice el ejecutivo.

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Jaime Zunzunegui
Foto: Oswaldo Ramírez / Forbes México.

La combinación fondo nacionales y extranjeros es la fórmula para crecer en el mercado, para establecer relaciones y abrir puertas, dice.

Hoy, lo que faltan son Ofertas Públicas Iniciales en los mercados y los que vengan deben ser muy buenos, como ha sido el caso de Nubank en la Bolsa de Valores de Estados Unidos. “El ciclo del capital privado se cumple cuando todos los inversionistas pueden ir capitalizando  y teniendo liquidez”, dice Jaime.

La pandemia hizo que todos los emprendedores se reinventaran, mientras la adopción digital se aceleró, aunque ver a los primeros unicornios antes sólo era cuestión de poco tiempo de espera.

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“Falta también el que podamos utilizar toda esta parte de digitalización para ayudar a la gente. A mí me gustaría comenzar a ver algo de altruismo. Hay muchas cosas en las que podemos ayudar: ya podemos dar educación a distancia, no nos cuesta nada ofrecerla[…] no sólo es generar riqueza y que se la queden pocos”, dice Jaime Zunzunegui.

La fiesta tiene que prolongarse y durar por más años, ya que el dominio de los negocios digitales llegó para quedarse. El siguiente paso que viene es un periodo de consolidación de la industria para buscar mejores retornos de inversión en los mercados públicos.

“Ha sido un viaje fascinante… ha costado mucho trabajo, aprovechémoslo. Estamos en un lugar padrísimo, superinteresante y el logro es de todos y ojalá lo sepamos aprovechar para que todos mejoremos. Hemos vivido en una burbujita y no hemos sentido los problemas económicos allá afuera[…] aún falta mucho por hacer por México”, dice Jaime Zunzunegui, con voz emocionada.

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