Las finanzas son una herramienta importante que las personas utilizan para garantizar su seguridad, estabilidad y creación de un futuro mejor, pero al iniciar el siglo XXI, se expresaron las crisis ambientales profundas que no aparecen en los libros contables del desarrollo, lo que ha dado paso a resultados sociales poco alentadores, como naciones altamente desiguales, economías regionales desarticuladas y millones de familias sin acceso a los valores máximos de la modernidad, como la seguridad social, casa, salud, educación, servicios urbanos y alimentación de calidad. Estos desafíos se filtran en las realidades humanas para conectarse con los bolsillos de las personas y las familias.

Por lo anterior, John Fullerton propone el concepto de Capitalismo Regenerativo (Fullerton, 2015) y hace hincapié en cambiar los paradigmas del sistema financiero actual. El término regenerativo define los procesos de restauración medioambiental, de reactivación económica y de impulso a la salud y al bienestar de las personas. En la actualidad, la mayoría de las prácticas bancarias y crediticias ignoran los impactos sociales y ambientales. Las “finanzas regenerativas” proponen nuevas políticas nacionales y empresariales, con el medio ambiente y las personas al centro.

¿Cómo se vincula el paradigma regenerativo con las finanzas personales?; es decir, con la gestión de finanzas de un individuo o una familia y su capacidad de presupuestar, gastar y ahorrar el dinero, considerando riesgos, amenazas y oportunidades. Sin duda es importante gastar menos, ahorrar, invertir y tener fondos de emergencia; pero la diferencia está entre qué gastar, cómo ahorrar y en dónde invertir. Utilizaré dos ejemplos breves, para exponer las características de las finanzas personales regenerativas.

El primer ejemplo se centra en la comida: ¿de dónde viene y a dónde va el dinero gastado en adquirirla, el mercado está inundado de productos comestibles que resultan nocivos para la salud; el exceso de jarabes de alta fructosa, grasas saturadas, aditivos y agrotóxicos, deja un mercado de alimentos y productos promovidos por una mercadotecnia que esconde los efectos dañinos para el cuerpo. La comunicación industrial ha convencido a los consumidores de que los productos agroecológicos y orgánicos son “más caros”, así, las audiencias se alejan de los alimentos sanos, por no convenir con la fórmula de “disminuir gastos”. 

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Pero los datos muestran otra realidad, en el comunicado de prensa 29/23, del 24 de enero del 2023, el Inegi expone que las tres principales causas de muerte en México son: enfermedades del corazón, diabetes y tumores malignos (Inegi, 2023), padecimientos vinculados con la comida y las formas de vida. 

Resulta importante preguntarse cuando llega el gasto de la enfermedad, ¿cuánto en verdad se ahorra una familia al consumir comida barata pero llena de agentes dañinos? Tal parece que el ahorro de una familia al comprar alimentos de mala calidad se gastará y con creces en padecimientos de salud.

El segundo ejemplo es sobre las inversiones. En la actualidad, el auge de aplicaciones, programas y empresas para invertir en mercados financieros ha reactivado el movimiento del capital. Sin embargo, la mayoría de las empresas e iniciativas que se dedican al trading son extractivas; se suman a las implicaciones ecológicas, económicas y humanas. Con razón, en la última década aparecieron iniciativas como Regenerative Investment (ReGen), Regenerators, Francesco Collaborative, Climate Justice Alliance, Estampa Verde, Schumacher Center for a New Economics; entre otras, cuya lógica es invertir en proyectos regenerativos, con altos índices de retorno.

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En este nuevo paradigma, los inversionistas garantizan su dinero y lo ponen a trabajar en empresas e iniciativas que restauran el medio ambiente, impulsan las economías reales, y fortalecen la salud y el bienestar de las personas. Se trata de cambiar el juego e invertir en soluciones basadas en la naturaleza, en bonos y créditos de carbono, inversiones de impacto ambiental, energías renovables y procesos regenerativos. 

Las inversiones regenerativas resultan una solución a la mano para crecer el dinero y fomentar la reproducción de un capital de impacto positivo en el medio ambiente, en las economías locales y en la salud de las personas. Es momento de invertir para el desarrollo de energías limpias, solares, de solución plástica, de colocar el dinero en los suelos, los bosques y los océanos.

Las finanzas personales no están exentas de la incertidumbre ni los retos ambientales y económicos que enfrentan las civilizaciones planetarias. ¿En dónde invertir el dinero: en proyectos de escasez y extracción; o en proyectos de regeneración, que trabajan a favor de la vida planetaria, las economías inclusivas, ¿la abundancia y la felicidad? El presente interpela a las personas: ¿ser parte del problema o de las soluciones? Decisión que está, una vez más, en las manos de los individuos y de las familias.

*Dr. Pablo King, docente de la Escuela Bancaria y Comercial Campus Ciudad de México, especialista en economía regenerativa y soluciones basadas en la naturaleza.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

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