Juan Garaizabal lo supo desde siempre: las ciudades y su arquitectura le provocaban una fascinación que no podía explicar. Por ello, cuando comenzó a desarrollarse en el arte contemporáneo, la búsqueda por encontrar una estilo propio lo llevó, irremediablemente, a encontrar en estos espacios urbanos un lugar en donde expresar lo que quería decir.

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Para él, la energía producida en dichos sitios se vuelve una invitación para dejarse llevar por la aventura y proponer, desde la escultura, cosas que no se hayan hecho antes, recuperando así parte de su memoria.

Eso a la postre lo llevó a convertirlo en parte de su trabajo artístico, el cual lo ha hecho recorrer el mundo con la creación de piezas monumentales. Aunque, en entrevista con Forbes Life Latam, confiesa que entre el 80 y 90% de su obra está hecha y pensada para vivir en espacios más pequeños como una casa, un museo o una galería de arte.

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Juan Garaizabal
Ever Time Balcony. Foto: Cortesía

Sin embargo, encuentra que las intervenciones urbanas tienen un componente de regalo para las personas que habitan estas ciudades. Ellos entienden así que el sitio –por el cual quizá caminan todos los días para ir al trabajo o en donde han vivido algún momento importante de su vida– es un espacio que puede ofrecer múltiples posibilidades. “En ese sentido abre muchos cajones para que la gente investigue más y se involucre tanto en la historia de su ciudad como la de otras”, comenta el artista plástico de origen español.

Para Juan Garaizabal esto también abre un debate trascendental en el arte contemporáneo, en cuanto a la reflexión de qué puede aportar al urbanismo a esa energía de cualquiera de los espacios nuevos que se abren en museos, galerías o ferias enfocadas en las expresiones culturales.

PUENTE CON EL PASADO

Él, por su parte, lo tiene claro: cuando el arte toma las calles de las ciudades, sin ser intrusivo, permite que la gente de una forma lúdica vaya acerándose más a este. Al mismo tiempo –sostiene– es una forma muy eficaz de transformar a la sociedad.

“En el arte es fundamental tener un lenguaje propio”

Juan Garaizabal, artista plástico
Artista plástico
Memoria Urbana Berlín: Foto: Cortesía

Desde su perspectiva, cuanto más manifestaciones artísticas vea la gente, más aprende de ello, aun sin que nadie se lo explique. Por ello, la posibilidad de disfrutarlo en las calles, a través de esculturas u otras manifestaciones urbanas, contribuye a desarrollar su criterio respecto al arte contemporáneo.

Una vez en este camino “eso no para de desarrollarse, son procesos infinitos una vez que se ponen en marcha”. Así, se puede fortalecer un colectivo de personas con suficiente capacidad crítica y de entendimiento para que sean ellos mismos quienes propongan hacia donde quieren que vaya su ciudad.

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LUGAR DE ENCUENTRO

Debido al reconocimiento internacional que ha alcanzado Juan Garaizabal con su trabajo de recuperación de la memoria en distintas metrópolis del mundo, cada vez lo buscan con más frecuencia para desarrollar proyectos de esta naturaleza. Sin embargo, para que realmente se involucre, el artista plástico tiene que estar completamente convencido de ello.

Juan Garaizabal
Foto: Cortesía

“Es verdad que en el momento en el cual veo claro y entiendo que ese elemento merece o debe ser hecho, las cosas suelen correr mucho más rápido”. Para desarrollar estas intervenciones también considera esencial pasar una temporada en la ciudad en donde se hará la escultura y así poder entender y estar en contacto con los verdaderos actores de ese sitio en particular.

Algunos de sus proyectos más importantes se pueden observar en distintos lugares de América, Europa y Asia. Por ejemplo, un monumento que hizo a la inmigración y la libertad de conciencia recreando la Iglesia Bohemia en el centro de Berlín, Alemania, en su sitio y tamaño original, la cual fue destruida durante la guerra.

“Viendo arte se acaba aprendiendo de arte, aunque nadie te diga. Y eso no para de desarrollarse, son procesos infinitos”

Juan Garaizabal

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artista plástico
Foto: Cortesía

Asimismo, se encuentran otros proyectos como una vasija de Napoleón III, una pagoda desaparecida en Corea del Sur o una pieza suspendida en el aire en memoria de Segovia de la desaparecida puerta de San Martín.

Y en los años recientes ha trabajado de forma intensa en distintos proyectos en Francia. Asimismo, el artista plástico se encuentra en estos momentos terminando una escultura monumental de 21 metros de altura, la cual se instalará en Shanghái, China.

En febrero de 2023, Juan Garaizabal estará en la Ciudad de México para ser parte de Zona Maco, en donde los asistentes tendrán la posibilidad de intercambiar ideas con él más de cerca.

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