El origen del anillo de compromiso data del antiguo Egipto, en donde las futuras novias lo lucían en el dedo anular, ya que la “vena amoris” de ese dedo llega hasta el corazón.  En la época de los Romanos, su predecesor era un sencillo aro de hierro que simbolizaba la eternidad del ciclo de vida que comenzaba la nueva pareja y constituía una promesa de respeto y compromiso hacia esa unión ante la sociedad, informa Berger Joyeros, firma de joyería con presencia en la Ciudad de México, de cara a la celebración del 14 de febrero. Más tarde, los judíos y cristianos adoptaron esa costumbre romana y convirtieron al anillo en parte de la ceremonia matrimonial. A partir de la Edad Media, los anillos comenzaron a decorarse con gemas, y el diamante, por sus propiedades físicas y atributos, fue seleccionado por la aristocracia de la época para usarse en bodas. Fue en 1477 cuando Maximiliano de Austria entregó por primera vez un anillo de compromiso con diamante a María, hija del duque de Borgoña. Te puede interesar: Te presentamos cinco automóviles de ensueño, ¿cuál eliges?

anillo de compromiso Por su parte, las churumbelas se han popularizado en la celebración de fechas importantes, entre ellas,  el nacimiento de un hijo, aniversarios (simbolizando con cada piedra los años de matrimonio) o incluso como un complemento para el anillo de compromiso, o para reforzar la argolla de matrimonio.

De cara a la celebración del 14 de febrero, la firma joyera reporta que los anillos de compromiso y churumbelas disponibles en el mercado ofrecen desde cortes clásicos, como redondo, princess, gota, marquis, oval, baguette o emerald, hasta tallas más modernas, como cushion, asscher, radiant o corazón.

 

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