Por Carlos Palencia Ciertamente el escenario mundial es de total incertidumbre y con tirantez la relación reciente entre nuestro país y Estados Unidos; la integración, la interdependencia, que ha sido responsable de la migración internacional y por supuesto en México, tampoco ha sido el movimiento de personas un fenómeno aislado o de reciente aparición. No lo ha sido porque desde los anales de la historia, el intercambio de bienes y servicios -como las transferencias de capital- y las religiones, por supuesto, han dado lugar al movimiento individual o grupal de las personas. Para efectos de esta publicación, dejemos de lado lo religión. La acumulación de capital, el mercado laboral, la política demográfica y los procesos como el de manufactura global, la producción esbelta y el outsourcing, entre otros, se constituyen como elementos cruciales en la transformación de los flujos migratorios. Eso se sabe en el mundo y lógicamente en Estados Unidos, en Europa -comunitaria o no-, en Asia, en África y en América Latina. No obstante, hoy en día existen otros elementos que favorecen, pero también en otros extremos dificultan la migración: el entorno político-electoral, el intercambio cultural, la agilidad y modernización de los transportes y el uso masivo de medios impresos y electrónicos de comunicación como son la telefonía y el Internet son algunos factores. El más cuestionado hoy en día es el entorno político-electoral: Brexit, Calexit, NAFTAexit, son síntomas de cambiar por cuestiones políticas, más que por cuestiones de bienestar y racionalidad económica. A manera de historia, desde la Segunda Guerra Mundial y particularmente desde la década de los años ochenta, la migración, sea nacional o internacional, ha ido aumentando no sólo en volumen sino también en su significado… pero, además, permítanme señalar que en el mundo se espera continúe pese a muros o barreras. La movilidad de personas habrá de constituirse en uno de los factores más importantes de las siguientes décadas reflejo de cambios geopolíticos, económicos, sociales e incluso medioambientales por efecto de sequías, inundaciones y heladas. … al tiempo, el norte de América, por ejemplo, dará cuenta de que sus pobladores buscarán trasladarse hacia el centro y sur…. Y ahí será cuando el insistente muro norteamericano, de construirse, se cerrará. Las cifras siempre ayudan a dimensionar las cosas. Si se estima que más de 200 millones de personas viven en un país diferente al que nacieron y que casi dos de cada diez personas que viven en las naciones más desarrolladas se consideran como inmigrantes, entonces la movilidad de personas no solo afecta a la sociedad expulsora, sino también a la receptora. Por otra parte, la conformación de mercados laborales en los niveles global, nacional, estatal o regional, vinculados a la actividad manufacturera, agrícola y de servicios influye en las políticas regulatorias para conservar o afectar identidades, en la seguridad nacional, en la educación y en la transculturización. Estos elementos, son lo que hoy en día quieren borrarse de un plumazo mediante una decisión ejecutiva. La ilustración anterior es sólo un breve ejemplo de cómo es la relación bilateral entre Estados Unidos y México, la cual debe verse en ambos países como de seguridad nacional. Hay más detrás de una migración: los ingresos y remesas, los derechos de los migrantes en su calidad de personas, la movilidad voluntaria y la forzada, el nacionalismo y la identidad, por citar algunos. Es por lo mismo que se hace preciso aprovechar este espacio para hacer unos planteamientos que nos lleven a la reflexión: ¿pueden llegarse a conformar localidades binacionales?, ¿Cómo impactan la migración y la repatriación a la internacionalización de la producción mexicalense? ¿Será constante la transferencia de remesas?…  ¿Si se moderniza el TLCAN, podrá, considerarse una política que garantice la movilidad de personas, como lo hacen los tratados de libre comercio en términos de productos y servicios? Lo anterior lo pregunto pues si se llega a renegociar el TLCAN o se imponen medidas para el control de migrantes o se cuestiona además la producción en México para exportar a Estados Unidos, debemos como sociedad, como iniciativa privado y gobierno jugar un papel importante en el futuro inmediato y mediano de nuestra identidad. Incertidumbre podemos tener, lo que no se admite es miedo a defender lo que nos pertenece, lo que nos perteneció y nos fue arrebatado y, por supuesto, lo que les ha de pertenecer a las próximas generaciones. *Carlos Palencia es consultor en temas de economía y negocios.   Contacto: Correo: [email protected] Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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